Cachís la ensaladilla rusa. Mira que tiene mala suerte el género humano. Ahora que ya había brotes verdes en la economía…
Iba yo a escribir ayer sobre la puesta en marcha, aplazada unos meses, del LHC (Large Hadron Collider), el colisionador de partículas, o como queráis llamarle, que se instaló en Suiza, muy cerca del lago Leman, cuando hoy mismito me envía urgente un correo mi cuñada Magda, muy aficionada a las Teorías de la Conspiración (por eso en el post de Amelia Earhart explicaba las teorías que hay sobre su desaparición, para así darle carnaza), y ahora que parece que la gripe A ya no nos va a matar a todos (aunque las vacunas van a matar a unos cuantos como se ha visto en Canadá, tal cual nos había advertido la monja de Montserrat), ahora resulta que lo va a hacer este colisionador de partículas ("La máquina de Dios") que nos va a montar un chupinazo que no va a quedar ni rastro del planeta Tierra, cosa que va contra lo que afirma el Apocalipsis de San Juan, ya que esto del final de nuestros días está muy bien explicado allí, y de choques de partículas atómicas, nada de nada.
Yo no iba a escribir sobre esto, sino sobre lo que ha costado repararlo. Yo, que me quejaba de que cada vez que entraba un chapuzas en casa a repararme algo me pegaba una clavada de espanto (eso sí, en euros parece menos), ahora ya no me quejaré más, porque arreglar el LHC ha costado 23 KG. de euros, pero, claro, la reparación les ha llevado 14 meses y los salarios suizos no han sido nunca de mileuristas. De todas formas para la siguiente reparación ofrezco mis servicios para aguantar los tornillos, que la vida está muy cara, por más que nos digan que bajan los precios.
Pero todo sea por la ciencia. A lo mejor, cuando dentro de un año ya funcione con toda su energía a tope (3,5 TeV por haz, jo ¡que recibo de la luz les debe caer!) gracias al choque de las partículas podremos obtener lo que la naturaleza no nos deja observar por las buenas y así verificaremos que existen el gravitón y el gravitino, esos hijos de su madre que los escaladores ya hace tiempo que tenemos claro que existen sin haber montado todo este tinglado. Si encuentran esta partícula y otras muchas que solo existen en la mente de los físicos, como los gluinos, los sneutrinos, los squarks, los winos, los zinos, etc, a Witten le dará un subidón porque habrán encontrado a Susy y hasta podría ser verdad que hay 11 dimensiones y demostrar que el bosón de Higgs existe.
Falta saber si todo esto tendrá algún día utilidad, ya que nos cuesta una pasta a los contribuyentes, aunque todo es relativo, porque en una entrevista en TV3 hace unas semanas a un catalán que trabaja en este chisme cuántico, decía que era baratísimo, ya que cuesta lo mismo que un submarino nuclear. Todo es relativo en esta vida.
Pues prepararos para el fin del mundo, que como ya sabéis tiene nueva fecha y ahora será en el 2012, aunque yo creo que mientras no choquen una partícula del Madrisón y otra del Barçatrino, aquí no pasa nada. Vamos a ver si esta es la buena, porque ya estoy harto de que me digan que se acaba el mundo y que no pase nunca nada y tenga que verlo siempre en el cine.
Yo por si acaso me voy a leer un libro que compré ya hace tiempo: “En busca de Susy” de John Gribbin, así cuando comparezca delante de San Pedro (para entrar en la Gloria, claro) le podré explicar un poco lo que ha pasado. Falta que lo entienda.
En la foto de ariba los trabajadores del CERN celebrando que ya chocan las partículas y seguirán cobrando a fin de mes. En la de abajo foto hipotética del momento del pepinazo final.
Iba yo a escribir ayer sobre la puesta en marcha, aplazada unos meses, del LHC (Large Hadron Collider), el colisionador de partículas, o como queráis llamarle, que se instaló en Suiza, muy cerca del lago Leman, cuando hoy mismito me envía urgente un correo mi cuñada Magda, muy aficionada a las Teorías de la Conspiración (por eso en el post de Amelia Earhart explicaba las teorías que hay sobre su desaparición, para así darle carnaza), y ahora que parece que la gripe A ya no nos va a matar a todos (aunque las vacunas van a matar a unos cuantos como se ha visto en Canadá, tal cual nos había advertido la monja de Montserrat), ahora resulta que lo va a hacer este colisionador de partículas ("La máquina de Dios") que nos va a montar un chupinazo que no va a quedar ni rastro del planeta Tierra, cosa que va contra lo que afirma el Apocalipsis de San Juan, ya que esto del final de nuestros días está muy bien explicado allí, y de choques de partículas atómicas, nada de nada.
Yo no iba a escribir sobre esto, sino sobre lo que ha costado repararlo. Yo, que me quejaba de que cada vez que entraba un chapuzas en casa a repararme algo me pegaba una clavada de espanto (eso sí, en euros parece menos), ahora ya no me quejaré más, porque arreglar el LHC ha costado 23 KG. de euros, pero, claro, la reparación les ha llevado 14 meses y los salarios suizos no han sido nunca de mileuristas. De todas formas para la siguiente reparación ofrezco mis servicios para aguantar los tornillos, que la vida está muy cara, por más que nos digan que bajan los precios.
Pero todo sea por la ciencia. A lo mejor, cuando dentro de un año ya funcione con toda su energía a tope (3,5 TeV por haz, jo ¡que recibo de la luz les debe caer!) gracias al choque de las partículas podremos obtener lo que la naturaleza no nos deja observar por las buenas y así verificaremos que existen el gravitón y el gravitino, esos hijos de su madre que los escaladores ya hace tiempo que tenemos claro que existen sin haber montado todo este tinglado. Si encuentran esta partícula y otras muchas que solo existen en la mente de los físicos, como los gluinos, los sneutrinos, los squarks, los winos, los zinos, etc, a Witten le dará un subidón porque habrán encontrado a Susy y hasta podría ser verdad que hay 11 dimensiones y demostrar que el bosón de Higgs existe.
Falta saber si todo esto tendrá algún día utilidad, ya que nos cuesta una pasta a los contribuyentes, aunque todo es relativo, porque en una entrevista en TV3 hace unas semanas a un catalán que trabaja en este chisme cuántico, decía que era baratísimo, ya que cuesta lo mismo que un submarino nuclear. Todo es relativo en esta vida.
Pues prepararos para el fin del mundo, que como ya sabéis tiene nueva fecha y ahora será en el 2012, aunque yo creo que mientras no choquen una partícula del Madrisón y otra del Barçatrino, aquí no pasa nada. Vamos a ver si esta es la buena, porque ya estoy harto de que me digan que se acaba el mundo y que no pase nunca nada y tenga que verlo siempre en el cine.
Yo por si acaso me voy a leer un libro que compré ya hace tiempo: “En busca de Susy” de John Gribbin, así cuando comparezca delante de San Pedro (para entrar en la Gloria, claro) le podré explicar un poco lo que ha pasado. Falta que lo entienda.
En la foto de ariba los trabajadores del CERN celebrando que ya chocan las partículas y seguirán cobrando a fin de mes. En la de abajo foto hipotética del momento del pepinazo final.
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