Confieso que una cumbre como el Matagalls, tan fácil (un desnivel de 590 m.) y tan próxima a Barcelona, era una asignatura pendiente. Pero a veces la suerte premia la espera y tuve la ocasión, el pasado sábado día 17, de ascender esta pequeña cumbre pero ahora magnificada y embellecida por unas nevadas históricas. Todo el macizo del Montseny, donde se halla esta cumbre, tiene espesores de más de un metro de altura, destacando la cima del Turó de l’Home con un metro setenta. Esto no se había visto desde la noche de los tiempos. Algo realmente excepcional.
Yo recuerdo una excursión con el cole en que no pudimos subir al Turó por la gran nevada que había caído, pero eran los comienzos de los años 60’s y aquello, climatológicamente hablando, era otra guerra.
Partimos desde el coll de Sant Marçal (1.106 m.) y por lo tanto desde el este, donde dejamos el coche. Subimos a este collado desde Viladrau, con toda la carretera nevada aún en sus orillas. Llevábamos las raquetas y los crampones. Raquetas por si la nieve estaba muy blanda y crampones por si estaba muy dura. Pero estaba en su justo punto y no nos pusimos ni una cosa ni la otra. A la pata llana, perfecto. Y es que la semana anterior, con el buen tiempo, subió mucha gente, que dejó una senda perfectamente pisada.
La ascensión se hace toda ella atravesando un interminable bosque de hayas. Dicen que es el más grande que se halla al sur de Europa. Realmente maravilloso. El bosque finaliza justo cuando se sale a la carena que lleva a la cumbre, ya muy próxima, y con una vista inmensa del Pirineo (desde el Canigó a la Cerdaña, pero seguramente hacia el oeste aún se puede ver más, pero las nubes lejanas lo ocultaban).
También se ve el mar y los pueblos que quedan más próximos: Viladrau, Vich, Seva, etc. Montserrat y La Mola también se veían emergiendo de las nieblas bajas que cubrían los valles hacia el suroeste. Muy próxima a esta cumbre se hallan las del Turó de l´Home y Les Agudes, que ofrecían una imagen totalmente alpina. Un panorama increíble.
En la cumbre, a pesar de estar a pleno sol, nos tuvimos que abrigar a tope, ya que hacía un poco de rasquilla. En una de las fotos se puede observar una de las señalizaciones del camino. Tienen un metro de altura y justo emergían entre la nieve. En la parte alta ni se veían. Una excursión para recordar.
Ascensión realizada con Sara y Josep Emili. Podéis observar que en la foto que estamos los tres en la cumbre a la izquierda hay un negrito. Primera vez que me encuentro una persona de color en una cumbre española. En la penúltima foto las cumbres que se ven al fondo son Les Agudes (izq.) y el Turó de l'Home (derecha).
Como siempre, click en las fotos para verlas más grandes.
Yo recuerdo una excursión con el cole en que no pudimos subir al Turó por la gran nevada que había caído, pero eran los comienzos de los años 60’s y aquello, climatológicamente hablando, era otra guerra.
Partimos desde el coll de Sant Marçal (1.106 m.) y por lo tanto desde el este, donde dejamos el coche. Subimos a este collado desde Viladrau, con toda la carretera nevada aún en sus orillas. Llevábamos las raquetas y los crampones. Raquetas por si la nieve estaba muy blanda y crampones por si estaba muy dura. Pero estaba en su justo punto y no nos pusimos ni una cosa ni la otra. A la pata llana, perfecto. Y es que la semana anterior, con el buen tiempo, subió mucha gente, que dejó una senda perfectamente pisada.
La ascensión se hace toda ella atravesando un interminable bosque de hayas. Dicen que es el más grande que se halla al sur de Europa. Realmente maravilloso. El bosque finaliza justo cuando se sale a la carena que lleva a la cumbre, ya muy próxima, y con una vista inmensa del Pirineo (desde el Canigó a la Cerdaña, pero seguramente hacia el oeste aún se puede ver más, pero las nubes lejanas lo ocultaban).
También se ve el mar y los pueblos que quedan más próximos: Viladrau, Vich, Seva, etc. Montserrat y La Mola también se veían emergiendo de las nieblas bajas que cubrían los valles hacia el suroeste. Muy próxima a esta cumbre se hallan las del Turó de l´Home y Les Agudes, que ofrecían una imagen totalmente alpina. Un panorama increíble.
En la cumbre, a pesar de estar a pleno sol, nos tuvimos que abrigar a tope, ya que hacía un poco de rasquilla. En una de las fotos se puede observar una de las señalizaciones del camino. Tienen un metro de altura y justo emergían entre la nieve. En la parte alta ni se veían. Una excursión para recordar.
Ascensión realizada con Sara y Josep Emili. Podéis observar que en la foto que estamos los tres en la cumbre a la izquierda hay un negrito. Primera vez que me encuentro una persona de color en una cumbre española. En la penúltima foto las cumbres que se ven al fondo son Les Agudes (izq.) y el Turó de l'Home (derecha).
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