El tema ya viene de antiguo. La quiebra de Enron en el 2001
fue el mayor fraude y quiebra comercial de la historia, con la colaboración del gobierno y permitido por auditorias
falsas de Arthur Andersen, empresa que también quebró al no poder asumir las
consecuencias de su colaboración en la estafa. Miles de inversores extranjeros
perdieron todo lo que habían invertido. Una estafa Made in USA.
Pero la mayor estafa de la historia (sin consecuencias para
los estafadores) ha sido la reciente historia de las subprimes, paquetes de
hipotecas que eran auténtica basura inmobiliaria y que iban avaladas con una
triple AAA otorgada por las empresas de rating americanas (a las que tampoco
les ha pasado nada, como no podía ser de otra manera). En este caso los
pringados han sido principalmente los bancos a nivel planetario a quienes la
banca americana les vendió toda esta porquería sin valor. El agujero bancario
ya sabemos quien lo está pagando.
La tentación de hacer negocios gracias a la información es
permanente y estos últimos meses hemos visto como se esta utilizando por el
gobierno USA en alianza con la banca para sacar rentabilidad al poder. Trileros
gubernamentales y con la policía mirando a otro lado, claro.
Ahora mismo hemos tenido dos rondas trileras. La primera la hemos visto con el tema de la
retirada de estímulos. EE.UU. lleva años inyectando dinero a la economía
norteamericana a efectos de superar la crisis, es decir, todo lo contrario a lo
que estamos haciendo por aquí y que como podemos comprobar diariamente demuestra
funcionar muy bien: es decir, en vez de inyectar colocamos sanguijuelas y cada vez estamos más secos.
Pues bien, este verano ya empezaron a adelantar las
autoridades americanas que esto se había acabado y que en otoño ya no se llevarían
a cabo más inyecciones de dinero, lo que a su vez supondría una subida de tipos
de interés. Esta decisión supone una movida muy importante ya que muchos países emergentes han visto como ha huido el dinero de sus países anticipando la búsqueda de rentabilidad en el dólar. Si pagan bien mejor estar en el dólar que en
moneda brasileña, por decir algo. Esto supone vender reales brasileños y
comprar dólares lo que ha supuesto la devaluación del real brasileño y de otras
muchas monedas de países emergentes.
Inocentes todos aquellos que han efectuado operaciones,
tanto en divisas (devaluaciones/revaluaciones) como en bonos (tipos de interés),
que han visto ahora que de lo dicho nada y de momento se sigue igual y no hay
retirada de estímulos. Trileros en grado
mayor. Y todos se han quedado con cara de tontos.
La segunda ronda trilera ha sido la comedia seguida por los representantes
políticos de EE.UU. sobre la aprobación del aumento del techo de la deuda. Ahí
estaban los mercados comprando coberturas con derivados (“por si no llegaban a
un acuerdo y esto se colapsaba”), que son un buen negocio para la banca,
sobretodo si aseguran algo que ya se sabe que no tiene riesgo. Efectivamente, en las últimas
horas se ha llegado a un acuerdo y la sesión de terror ha terminado, pero no
definitivamente. Como demuestra ser un buen negocio lo han aplazado unos meses pasados
los cuales debatirán el tema de nuevo y así volverán a aterrorizar los mercados
para que vuelvan a comprar coberturas.
Véase lo que dice este artículo: "...A diferencia de la pasada crisis financiera, esta era una provocada por los políticos y se podía resolver con un pacto. La vuelta a la normalidad se vio con claridad en el mercado de bonos. A primera hora de la mañana, cuando el acuerdo se veía lejos, el tipo de interés en la letras con un mes de vencimiento subió un 30%, hasta rozar el 0,5%. Minutos después bajó un 40%, a 0,2%".
Y en minutos alguien se hinchó con este sube/baja.
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