El sueño de Botín, pocos y bien avenidos, se ha alcanzado
gracias a la crisis. Bombardeadas las Cajas (competidores que amenazaron el
Statu Quo bancario de toda la vida) gracias a que su gestión demencial no tuvo en
cuenta que el verano no dura siempre y los árboles no llegan al cielo, ha
llegado el momento ya de aprovechar la situación y empezar a rentabilizar el
tema, tal cual hacen las Eléctricas, el Gas, el Agua y la Telefonía. La banca
no va ser menos.
Tan amantes ellos del Neoliberalismo, de que haya mercados
libres y eficientes, defensores acérrimos de la competencia y bla, bla, bla, no
dudan ahora en pedir al organizador del oligopolio, el Banco de España, que prohíba la competencia en la captación de pasivo, o sea en la captación de dinero de
los ahorradores y evitar así pagarlo a precios competitivos. Aquí como máximo
se pagara el 2 o el 3% y el que no lo haga va a comisaría. Un oligopolio
descarado y el Gobierno mirando para otro lado, no sea que no le den un crédito
cuando llegue la campaña electoral.
Lástima que tamaña preocupación del Banco de España por
controlar el mercado no se dedique a controlar también la otra cara de la
moneda: evitar que los préstamos que dan al consumo estén por las nubes. Aquí si que no
hay problema. Al consumidor que le den, aunque eso suponga que la economía no
se reactive.
Limitada la competencia ya no es necesario tener tantas
oficinas. No es de extrañar que el Santander desmonte el Banesto y que se
obligue a cerrar tal número de oficinas (se estima en estos momentos el cierre en 11.700) que vamos a irnos a niveles de plantilla de los años 70. Las cifras son de espanto: 55.000 personas a la calle y es que el negocio
bancario ha cambiado radicalmente en cinco años.
Los tiempos de pagar al personal para captar negocio ya han pasado a la historia. Ahora pocas oficinas, bien avenidas y trabajo descansado: se abre por la mañana y se espera que el cliente entre. Como hay tan pocos oferentes no hay problema, habrá negocio para todos y del margen ya vemos que se encarga el Banco de España, impidiendo que se pague al ahorrador tipos a precio de mercado.
Los tiempos de pagar al personal para captar negocio ya han pasado a la historia. Ahora pocas oficinas, bien avenidas y trabajo descansado: se abre por la mañana y se espera que el cliente entre. Como hay tan pocos oferentes no hay problema, habrá negocio para todos y del margen ya vemos que se encarga el Banco de España, impidiendo que se pague al ahorrador tipos a precio de mercado.
Mercado sí, pero cuando interesa. Cuando no, intervención. Así
da gusto.
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