lunes, abril 19, 2010

La Banca chantajea


Hace pocos días (7 de abril) el Gobierno presentó su plan semiprivado de Infraestructuras. Un plan para ayudar a reactivar la economía mediante obra pública.

Pero con lo endeudada que está nuestra nación ¿de donde van a salir los 17.000 MM. de euros que se contempla gastar en este plan?, nos preguntábamos algunos.

Sistemas para hacer obras y que no le supongan al Gobierno, de momento, ni un euro, hay muchos. Por ejemplo el del
peaje en la sombra: una empresa privada acomete el proyecto y el Gobierno paga como si se tratase de una concesión. Es decir pago a plazos desde el momento en que se inaugura el proyecto.

Para que esto funcione alguien que no es el Gobierno, evidentemente, pone el dinero de momento. Por eso el plan lleva incluida la palabra “semiprivado” ya que es ineludible la necesidad de lo privado y en especial de la banca privada.

Pues bien, en la presentación del proyecto no había ni un banco. Asistió el presidente de la CECA y el de la patronal bancaria (AEB), por obligación protocolaria. ¿Y por qué no fueron?

Pues resulta ser que las autopistas radiales de Madrid (en concreto las sociedades concesionarias afectadas son las autopistas radiales de Madrid R3, R5 y R2, la conexión de pago con la Terminal 4 de Barajas, el corredor Madrid-Toledo y la autopista que une Cartagena y Vera), con la recesión (y además porque las expropiaciones de terrenos han tenido un coste muy superior), están en quiebra técnica y algunos bancos pillados (la inversión total se aproxima a los 1.000 millones de euros, de los que 600 millones fueron financiados por un consorcio en el que participan Banco Santander, La Caixa, Caja Madrid y Deutsche Bank).

Y el Gobierno que no les ayuda a tapar el agujerito.

Pues bien, la ocasión la pintan calva para chantajear al Gobierno. ¿Quiere aceite para el plan de infraestructuras?, pues que les arregle el descalabro de las autopistas. Como la imaginación es ilimitada en estos casos, se baraja la posibilidad de que las sociedades que se crearían para los nuevos proyectos absorbiesen a las de las autopistas quebradas. Y así, todo bien mezcladito y pasteleado, para que al final pague todo el Estado, o sea nosotros.

Fijaros bien en el tema, ya que es maravilloso. Si estas autopistas hubiesen sido rentables, el beneficio habría sido privado. Si quiebran, se las ha de quedar el Estado, o peor aún, poner el dinero para tapar el agujero y hacerlas rentables. Cuando lo sean de nuevo, será negocio privado.

No hay como tener la sartén por el mango.

¿Y quién es el pardillo que se creía que le iban a poner una tasa a la Banca para evitar que en el futuro no veamos otro caos bancario como el actual?

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