Guillermo de la Dehesa escribe en el cuaderno de Negocios de El País del domingo pasado sobre la confianza de los españoles, confianza que es uno de los aspectos clave en el funcionamiento de toda sociedad y de toda economía y así nos lo explica el autor.
Afirma que “… la confianza tiende a ser volátil, ya que es una creencia que forma parte de un conjunto más amplio de elementos psicológicos que Keynes denominó animal spirits, es decir, creencias, impulsos y emociones espontáneas inherentes a la condición humana que hacen que una gran proporción de nuestras actividades y decisiones dependan más de estas creencias y motivaciones que crean estados de pesimismo u optimismo que de las expectativas o probabilidades matemáticas”
Y sigue afirmando algo que me alegra leer, ya que precisamente hace pocos días manifestaba mi parecer sobre la Ciencia Económica, que en mi opinión no es tal Ciencia:
“… por esta razón la ciencia económica no es una ciencia exacta, como es la física, ya que no trata con materia o naturaleza, sino con seres humanos que no responden siempre de la misma manera ante situaciones iguales y que muestran a menudo una racionalidad limitada, especialmente en situaciones de incertidumbre. Mientras que la teoría económica convencional describe un proceso formal de toma de decisiones, en el que las personas consideran todas las opciones disponibles, observan su utilidad y ventajas potenciales y toman su decisión, la realidad muestra que muchas de las decisiones más importantes en la vida de las personas y de las empresas suelen ser tomadas de forma espontánea por tener confianza en que saldrán bien”.
Los famosos Animal Spirits.
Por lo tanto si falla la confianza falla lo básico y la salida de las crisis es más difícil. Hasta aquí estamos todos de acuerdo.
Guillermo de la Dehesa es uno de los miembros fundadores de Fundación Confianza.
¿Qué es esta Fundación? Pues basta con echar una ojeada en ella y la cosa está clara.
En el apartado ¿Quiénes somos?, indica lo siguiente:
“La Fundación Confianza tiene como finalidad poner en marcha un proyecto que impulse en la sociedad unos valores, que actúen de palanca para la recuperación de la confianza desaparecida con la crisis.
A veces se nos olvida que la economía, y la propia vida, tienen ciclos. Hay tiempos de bonanza y tiempos de crisis y hay que adaptarse a cada momento, sacando lo mejor de cada uno en cada circunstancia. Las crisis forman parte del desarrollo de las sociedades y de las personas. Y es en esos momentos en los que hay que puede surgir la oportunidad de mejorar nuestras capacidades.
Después de muchos años de bonanza económica y social, en donde probablemente todos (personas, empresas, estados…) hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades, vivimos ahora una de las mayores crisis de nuestra historia reciente. Una crisis coyuntural y, a la vez, estructural, inédita y global. Pero ni es la primera, ni será la última. Y, lo que es más importante, ya hemos vivido situaciones igual de complicadas y hemos sabido superarlas.
Para ello, hay que recuperar la confianza. Es en estos momentos en los que hay demostrar que sabemos y podemos salir adelante. Actuar con esfuerzo, fomentar el talento, creatividad y, sobre todo, recabar el espíritu solidario para movilizar a toda la sociedad.
No podemos esperar sentados a que las cosas se arreglen solas, ni pensar que alguien las va a resolver por nosotros. Es el momento de la movilización. Y, para ello, hay que recuperar la confianza. Estar convencidos de que esto solo lo podemos arreglar entre todos. Con ilusión, esfuerzo y creatividad”.
Esta Fundación Confianza tiene su origen en el Consejo Superior de Cámaras, es decir, un organismo empresarial. Por lo tanto detrás de todo esto están los empresarios, artífices de todo este movimiento esto-solo-lo-arreglamos-entre-todos.
Los empresarios quieren ahora confianza, que es un eufemismo para decirte que sigas consumiendo como antes y sigas devolviendo, como hacías antes, estos papelitos que te dan cada final de mes, que se llaman euros, y los devuelvas de forma inmediata e íntegramente a cambio de lo que sea.
Más o menos la famosa Oración Montilla. Quieren que confíes en ellos, cosa harto difícil, ya que como hemos leído antes afirman que "esta crisis no es la primera ni será la última".
La confianza, en todos los aspectos de la vida, como en un matrimonio, se gana por los hechos y no por las palabras. Y palabras es de lo que sobra más en estos momentos, especialmente cuando nos dicen que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, como hemos leído antes.
Lástima que no nos lo hayan repetido machaconamente cuando en los años anteriores todas estas empresas veían aumentar su negocio y beneficios a tasas del 30% anual, como por ejemplo la Banca. ¿Alguien oyó decir que gastábamos demasiado o que los precios de los pisos eran una locura y que no había que comprar?
No está claro que esto lo podamos arreglar entre todos. Y voy a poner un ejemplo clarísimo. Puestos a arreglarlo entre todos, les pido a las empresas que suministran los bienes básicos necesarios en la vida de todos, es decir, alimentación, agua, gas, electricidad, petróleo y teléfonos, que cuando suba el IVA en julio absorban parte de este incremento (¡no voy a pedir todo!) bajando sus precios de forma que el IVA sólo suponga un aumento del 1%. ¿Lo harán? ¿No es cosa de todos?¿Qué es lo que pondrán las empresas? De momento han despedido hasta el apuntador, no haciendo de red social mínimamente protectora aguantando ni lo más mínimo las plantillas.
La crisis, como ya le indiqué al catedrático Oriol Amat (autor del libro "Euforia y Pánico"), no proviene de la falta de confianza. Es una consecuencia de ella. Y para volver a ganarla hay que demostrar muchas cosas y no se va a conseguir por muchos altavoces que ponga en marcha la patronal, o sea, con palabras.
De momento la gente ahorra como nunca, como vemos hoy en la prensa. Y es lógico. Cuando el Altavoz Máximus, que es el presidente de la patronal, Díaz Ferrán, habla de sueldos de 600€, despido libre y contratos basura sin seguridad social, ¿cómo pretenden que haya confianza? ¿Está esta gente en el mundo real o aún sueñan con tiempos pasados que no volverán?
No es aceptable lo que dice Guillermo de la Dehesa en su artículo cuando dice que “la crisis financiera llegó en el peor momento”, como si se tratase de un meteorito que nos sacudió de improviso. Las crisis se generan, no llegan. Precisamente, durante años, el mensaje neoliberal que nos hemos oído continuamente es que podíamos consumir y comprarnos viviendas a precios de oro con hipotecas a cuarenta años, endeudándonos así hasta las cejas, porque los ciclos ya estaban enterrados. Las crisis eran cosa del pasado. La gente CONFIÓ en ello, como confió en el Euro. La han engañado vilmente y ahora le piden más confianza. ¿Qué razón hay ahora para darla?
Afirma que “… la confianza tiende a ser volátil, ya que es una creencia que forma parte de un conjunto más amplio de elementos psicológicos que Keynes denominó animal spirits, es decir, creencias, impulsos y emociones espontáneas inherentes a la condición humana que hacen que una gran proporción de nuestras actividades y decisiones dependan más de estas creencias y motivaciones que crean estados de pesimismo u optimismo que de las expectativas o probabilidades matemáticas”
Y sigue afirmando algo que me alegra leer, ya que precisamente hace pocos días manifestaba mi parecer sobre la Ciencia Económica, que en mi opinión no es tal Ciencia:
“… por esta razón la ciencia económica no es una ciencia exacta, como es la física, ya que no trata con materia o naturaleza, sino con seres humanos que no responden siempre de la misma manera ante situaciones iguales y que muestran a menudo una racionalidad limitada, especialmente en situaciones de incertidumbre. Mientras que la teoría económica convencional describe un proceso formal de toma de decisiones, en el que las personas consideran todas las opciones disponibles, observan su utilidad y ventajas potenciales y toman su decisión, la realidad muestra que muchas de las decisiones más importantes en la vida de las personas y de las empresas suelen ser tomadas de forma espontánea por tener confianza en que saldrán bien”.
Los famosos Animal Spirits.
Por lo tanto si falla la confianza falla lo básico y la salida de las crisis es más difícil. Hasta aquí estamos todos de acuerdo.
Guillermo de la Dehesa es uno de los miembros fundadores de Fundación Confianza.
¿Qué es esta Fundación? Pues basta con echar una ojeada en ella y la cosa está clara.
En el apartado ¿Quiénes somos?, indica lo siguiente:
“La Fundación Confianza tiene como finalidad poner en marcha un proyecto que impulse en la sociedad unos valores, que actúen de palanca para la recuperación de la confianza desaparecida con la crisis.
A veces se nos olvida que la economía, y la propia vida, tienen ciclos. Hay tiempos de bonanza y tiempos de crisis y hay que adaptarse a cada momento, sacando lo mejor de cada uno en cada circunstancia. Las crisis forman parte del desarrollo de las sociedades y de las personas. Y es en esos momentos en los que hay que puede surgir la oportunidad de mejorar nuestras capacidades.
Después de muchos años de bonanza económica y social, en donde probablemente todos (personas, empresas, estados…) hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades, vivimos ahora una de las mayores crisis de nuestra historia reciente. Una crisis coyuntural y, a la vez, estructural, inédita y global. Pero ni es la primera, ni será la última. Y, lo que es más importante, ya hemos vivido situaciones igual de complicadas y hemos sabido superarlas.
Para ello, hay que recuperar la confianza. Es en estos momentos en los que hay demostrar que sabemos y podemos salir adelante. Actuar con esfuerzo, fomentar el talento, creatividad y, sobre todo, recabar el espíritu solidario para movilizar a toda la sociedad.
No podemos esperar sentados a que las cosas se arreglen solas, ni pensar que alguien las va a resolver por nosotros. Es el momento de la movilización. Y, para ello, hay que recuperar la confianza. Estar convencidos de que esto solo lo podemos arreglar entre todos. Con ilusión, esfuerzo y creatividad”.
Esta Fundación Confianza tiene su origen en el Consejo Superior de Cámaras, es decir, un organismo empresarial. Por lo tanto detrás de todo esto están los empresarios, artífices de todo este movimiento esto-solo-lo-arreglamos-entre-todos.
Los empresarios quieren ahora confianza, que es un eufemismo para decirte que sigas consumiendo como antes y sigas devolviendo, como hacías antes, estos papelitos que te dan cada final de mes, que se llaman euros, y los devuelvas de forma inmediata e íntegramente a cambio de lo que sea.
Más o menos la famosa Oración Montilla. Quieren que confíes en ellos, cosa harto difícil, ya que como hemos leído antes afirman que "esta crisis no es la primera ni será la última".
La confianza, en todos los aspectos de la vida, como en un matrimonio, se gana por los hechos y no por las palabras. Y palabras es de lo que sobra más en estos momentos, especialmente cuando nos dicen que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, como hemos leído antes.
Lástima que no nos lo hayan repetido machaconamente cuando en los años anteriores todas estas empresas veían aumentar su negocio y beneficios a tasas del 30% anual, como por ejemplo la Banca. ¿Alguien oyó decir que gastábamos demasiado o que los precios de los pisos eran una locura y que no había que comprar?
No está claro que esto lo podamos arreglar entre todos. Y voy a poner un ejemplo clarísimo. Puestos a arreglarlo entre todos, les pido a las empresas que suministran los bienes básicos necesarios en la vida de todos, es decir, alimentación, agua, gas, electricidad, petróleo y teléfonos, que cuando suba el IVA en julio absorban parte de este incremento (¡no voy a pedir todo!) bajando sus precios de forma que el IVA sólo suponga un aumento del 1%. ¿Lo harán? ¿No es cosa de todos?¿Qué es lo que pondrán las empresas? De momento han despedido hasta el apuntador, no haciendo de red social mínimamente protectora aguantando ni lo más mínimo las plantillas.
La crisis, como ya le indiqué al catedrático Oriol Amat (autor del libro "Euforia y Pánico"), no proviene de la falta de confianza. Es una consecuencia de ella. Y para volver a ganarla hay que demostrar muchas cosas y no se va a conseguir por muchos altavoces que ponga en marcha la patronal, o sea, con palabras.
De momento la gente ahorra como nunca, como vemos hoy en la prensa. Y es lógico. Cuando el Altavoz Máximus, que es el presidente de la patronal, Díaz Ferrán, habla de sueldos de 600€, despido libre y contratos basura sin seguridad social, ¿cómo pretenden que haya confianza? ¿Está esta gente en el mundo real o aún sueñan con tiempos pasados que no volverán?
No es aceptable lo que dice Guillermo de la Dehesa en su artículo cuando dice que “la crisis financiera llegó en el peor momento”, como si se tratase de un meteorito que nos sacudió de improviso. Las crisis se generan, no llegan. Precisamente, durante años, el mensaje neoliberal que nos hemos oído continuamente es que podíamos consumir y comprarnos viviendas a precios de oro con hipotecas a cuarenta años, endeudándonos así hasta las cejas, porque los ciclos ya estaban enterrados. Las crisis eran cosa del pasado. La gente CONFIÓ en ello, como confió en el Euro. La han engañado vilmente y ahora le piden más confianza. ¿Qué razón hay ahora para darla?
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