¿Leer el libro o ver la película? Pues las dos cosas. Excelente el libro de Richard Yates (fue su primera novela y era el autor de los discursos del asesinado Bob Kennedy), publicado en 1961 y que ahora ha tenido, gracias a la película del inglés Sam Mendes, una nueva primavera y hasta se puede adquirir ya en edición de bolsillo.
Más profundo el libro que la película, tema insalvable, ya que las imágenes nunca pueden llegar donde llegan las palabras, pero la película tiene el poder de llegar donde tu imaginación, por florida que sea, no llega.
Sam Mendes ya urgó en los problemas de la sociedad americana con American Beauty, película excelente que me gustó mucho.
Ahora nos vamos a los años cincuenta, cuando aún existía el sueño americano. Como dice Francisco García Perez: "el sueño era el siguiente: los niños adoran a papá y a mamá; mamá y papá se sientan ante el televisor junto a los adorables pequeños; el abuelo, algo cascarrabias pero adorable, permanece retirado, ojeando su colección de sellos y cargado de consejos adorables; la tele emite adorables series de dibujos animados; el adorable papá acaba de llegar del trabajo y la adorable mamá tiene dispuesta la cena y la casa, como un jaspe; no hay problema que el vigoroso papá no pueda solucionar; no hay emoción que la dulce mamá no sepa comprender; a la adorable casa en la que viven la rodea un cuidado césped, envidia sana de los adorables vecinos. Ése es el mundo tan fantástico que los Estados Unidos quisieron construir para sí mismos y para sus países satélites tras la II Guerra Mundial. Pero todo un mar de fondo destructor arruinó esa superficie idílica, compartimentada, estructurada y, a fin de cuentas, imposible. Pasados los años, pasados Corea, Vietnam, el 11-S y Bush, ¿qué queda de aquel modelo familiar querubínico, violinístico, irreal, un arquetipo que no tuvo en cuenta las perversas tendencias del ser humano, su crueldad, su tendencia al engaño, su concepción del mundo como agresivo combate, su empozada hipocresía? Muerto el sueño cursi, sobreviene la pesadilla real".
Una despiadada y turbadora visión sobre el fin de los sueños, la mediocridad en pareja, la hipocresía social y el conformismo. Una historia cruda y muy dura, cuyos personajes, el matrimonio Wheeler, estan tan ciegos (de alcohol y sueños) que no podían disfrutar de la vida que se les escapa mientras hacían planes.
Paradójico que el vecino loco que introduce Yates en la historia, sea el que les diga las verdades y muestre la realidad (inaceptable) al matrimonio Wheeler. Eso es lo mejor de la novela y de la película, ya que el actor Michael Shannon (al igual que Kate Winslet) lo borda en los pocos minutos que aparece (en el trailer lo omiten).
He sentido muy próximo lo de Knox Business Machines, en realidad IBM. Y es que a finales de los sesenta trabajé durante diez años como informático (cuando la informática era un arte y no tenía nada que ver con las máquinas actuales). Excelente lo de comparar la vida a la Gestión de Inventarios (a lo que tan excelentemente se podían dedicar los ordenadores, aunque entonces eran computadoras): Qué tienes, qué necesitas, qué es prescindible.
Más profundo el libro que la película, tema insalvable, ya que las imágenes nunca pueden llegar donde llegan las palabras, pero la película tiene el poder de llegar donde tu imaginación, por florida que sea, no llega.
Sam Mendes ya urgó en los problemas de la sociedad americana con American Beauty, película excelente que me gustó mucho.
Ahora nos vamos a los años cincuenta, cuando aún existía el sueño americano. Como dice Francisco García Perez: "el sueño era el siguiente: los niños adoran a papá y a mamá; mamá y papá se sientan ante el televisor junto a los adorables pequeños; el abuelo, algo cascarrabias pero adorable, permanece retirado, ojeando su colección de sellos y cargado de consejos adorables; la tele emite adorables series de dibujos animados; el adorable papá acaba de llegar del trabajo y la adorable mamá tiene dispuesta la cena y la casa, como un jaspe; no hay problema que el vigoroso papá no pueda solucionar; no hay emoción que la dulce mamá no sepa comprender; a la adorable casa en la que viven la rodea un cuidado césped, envidia sana de los adorables vecinos. Ése es el mundo tan fantástico que los Estados Unidos quisieron construir para sí mismos y para sus países satélites tras la II Guerra Mundial. Pero todo un mar de fondo destructor arruinó esa superficie idílica, compartimentada, estructurada y, a fin de cuentas, imposible. Pasados los años, pasados Corea, Vietnam, el 11-S y Bush, ¿qué queda de aquel modelo familiar querubínico, violinístico, irreal, un arquetipo que no tuvo en cuenta las perversas tendencias del ser humano, su crueldad, su tendencia al engaño, su concepción del mundo como agresivo combate, su empozada hipocresía? Muerto el sueño cursi, sobreviene la pesadilla real".
Una despiadada y turbadora visión sobre el fin de los sueños, la mediocridad en pareja, la hipocresía social y el conformismo. Una historia cruda y muy dura, cuyos personajes, el matrimonio Wheeler, estan tan ciegos (de alcohol y sueños) que no podían disfrutar de la vida que se les escapa mientras hacían planes.
Paradójico que el vecino loco que introduce Yates en la historia, sea el que les diga las verdades y muestre la realidad (inaceptable) al matrimonio Wheeler. Eso es lo mejor de la novela y de la película, ya que el actor Michael Shannon (al igual que Kate Winslet) lo borda en los pocos minutos que aparece (en el trailer lo omiten).
He sentido muy próximo lo de Knox Business Machines, en realidad IBM. Y es que a finales de los sesenta trabajé durante diez años como informático (cuando la informática era un arte y no tenía nada que ver con las máquinas actuales). Excelente lo de comparar la vida a la Gestión de Inventarios (a lo que tan excelentemente se podían dedicar los ordenadores, aunque entonces eran computadoras): Qué tienes, qué necesitas, qué es prescindible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario