El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, asegura de forma tajante en la presentación del Informe Anual 2007 de la institución, hecho público ayer, que las condiciones de que ha disfrutado el sistema financiero en los últimos 14 años no se repetirán y que “bancos y cajas han de acostumbrarse a un descenso notable de las tasas de crecimiento”. No hace falta ser el gobernador del BdE para hacer tal previsión. Faltaría más que la orgía inmobiliaria registrada en este país fuese repetible.
Pero lo más interesante del discurso de MAFO (Miguel Ángel Fernández Ordoñez) es la búsqueda de paganos a los que hacerles expiar esta crisis que se inicia.
Naturalmente los primeros que ha encontrado han sido los mindundis asalariados. Indica MAFO que con la inflación que está cayendo, si los aumentos salariales compensan la inflación, los costes salariales se incrementarán notablemente y las empresas contratarán menos y bajará el empleo. (Aquí nos cuela el primer gol: los salarios crecerán nominalmente, pero no realmente ya que descontada la inflación se quedarán igual).
Por lo tanto si baja el empleo, bajará el consumo. A esto podríamos denominarlo “la consecuencia A”.
Pero no nos dice nada MAFO sobre lo que ocurrirá si a los asalariados no se les compensa salarialmente la pérdida de poder adquisitivo debida a la inflación. Si la renta disponible se ve reducida ¿no bajará el consumo también y por lo tanto las ventas de las empresas? Esta sería “la consecuencia B”.
Cuál de los dos efectos es más pernicioso ¿el A o el B?
El Sr. Ordóñez lo tiene claro. Lo que no quiere es que sufran las empresas y la banca, que es lo que le afectaría en sus responsabilidades. O sea en su cargo. No quiere inflación por el efecto de segunda ronda. No quiere ya más aumentos de tipos. Claro, que eso no lo quiere nadie.
Por lo tanto los mindundis son los elegidos: la opción A es la buena. Marchen ya los currantes al altar de los sacrificios (esta película me suena a ya vista).
Pero no tiene suficiente. Puestos a degollar a los mindundis, vuelve a sacar a la palestra el eterno tema de las pensiones. Ya está amenazando de nuevo. La eterna canción. La historia interminable: en un futuro no muy lejano el Estado será insolvente y estaremos todos en la miseria. Bueno, no lo dice así, dice que “la sostenibilidad a largo plazo será más costosa y difícil”. Lo que no nos dice que año es ese del “largo plazo”. ¿Nos podría proporcionar Sr. Ordoñez el modelo financiero para ver los escenarios en los que basa tal afirmación? Porque supuestos de estos ya hemos visto mil. Yo diría que se hacen al revés. Se parte de un resultado insostenible y se llega a los supuestos.
Ya lo veis, el futuro es vuestro: más horas, menos salario, menos pensiones, menos renta disponible y hasta menos empleo. Por lo tanto menos consumo. Vamos directitos al crack de la demanda.
La historia demuestra que la avaricia capitalista rompe siempre el saco Sr. Ordóñez. Siga apretando las tuercas hasta que explote el motor. Al tiempo.
Pero lo más interesante del discurso de MAFO (Miguel Ángel Fernández Ordoñez) es la búsqueda de paganos a los que hacerles expiar esta crisis que se inicia.
Naturalmente los primeros que ha encontrado han sido los mindundis asalariados. Indica MAFO que con la inflación que está cayendo, si los aumentos salariales compensan la inflación, los costes salariales se incrementarán notablemente y las empresas contratarán menos y bajará el empleo. (Aquí nos cuela el primer gol: los salarios crecerán nominalmente, pero no realmente ya que descontada la inflación se quedarán igual).
Por lo tanto si baja el empleo, bajará el consumo. A esto podríamos denominarlo “la consecuencia A”.
Pero no nos dice nada MAFO sobre lo que ocurrirá si a los asalariados no se les compensa salarialmente la pérdida de poder adquisitivo debida a la inflación. Si la renta disponible se ve reducida ¿no bajará el consumo también y por lo tanto las ventas de las empresas? Esta sería “la consecuencia B”.
Cuál de los dos efectos es más pernicioso ¿el A o el B?
El Sr. Ordóñez lo tiene claro. Lo que no quiere es que sufran las empresas y la banca, que es lo que le afectaría en sus responsabilidades. O sea en su cargo. No quiere inflación por el efecto de segunda ronda. No quiere ya más aumentos de tipos. Claro, que eso no lo quiere nadie.
Por lo tanto los mindundis son los elegidos: la opción A es la buena. Marchen ya los currantes al altar de los sacrificios (esta película me suena a ya vista).
Pero no tiene suficiente. Puestos a degollar a los mindundis, vuelve a sacar a la palestra el eterno tema de las pensiones. Ya está amenazando de nuevo. La eterna canción. La historia interminable: en un futuro no muy lejano el Estado será insolvente y estaremos todos en la miseria. Bueno, no lo dice así, dice que “la sostenibilidad a largo plazo será más costosa y difícil”. Lo que no nos dice que año es ese del “largo plazo”. ¿Nos podría proporcionar Sr. Ordoñez el modelo financiero para ver los escenarios en los que basa tal afirmación? Porque supuestos de estos ya hemos visto mil. Yo diría que se hacen al revés. Se parte de un resultado insostenible y se llega a los supuestos.
Ya lo veis, el futuro es vuestro: más horas, menos salario, menos pensiones, menos renta disponible y hasta menos empleo. Por lo tanto menos consumo. Vamos directitos al crack de la demanda.
La historia demuestra que la avaricia capitalista rompe siempre el saco Sr. Ordóñez. Siga apretando las tuercas hasta que explote el motor. Al tiempo.
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