En el mes de mayo recorrí con un grupo de amigos la Via Verde del Baix Ebre y la Via Verde de la Terra Alta,
desde Tortosa (Roquetes) hasta Horta de Sant Joan, donde se entra ya en tierras
de Teruel.
La excursión pretendía hacer en el día la ida y la vuelta, o
sea, cien kilómetros. Sin embargo, al regresar, en la Fontcalda, nuestra única
mujer en el grupo, Valen, se cayó en un túnel fracturándose el brazo y allí se
acabó la excursión para algunos.
Y en nuestras mentes quedó el reto de hacer la totalidad de
esta monumental Vía Verde (puede que sea la más larga de España) que va de
Alcañiz hasta Tortosa, con casi 100
km. de recorrido, que hay que multiplicar por dos.
Había que esperar a que el calor veraniego desapareciese, ya
que uno puede morir achicharrado en este recorrido tan agreste, árido y despoblado.
Y este fin de semana un grupo de ocho personas (todos menos uno, Andreu, habíamos hecho la salida anterior) hemos llevado a cabo esta dura salida
efectuada naturalmente (no hay alternativa) con bicis de montaña y mochila a la
espalda para llevar cuatro cosas ya que había que hacer noche en Alcañiz.
Como ya habíamos hecho el tramo Tortosa-Horta de Sant Joan,
pensamos que sería mejor acortar ligeramente el recorrido y salir de Xerta,
también a la orilla del Ebro, así el tema quedaría en teoría en 180 km. y digo en teoría
porque no sabíamos exactamente cuantos Km. habría en bici desde Alcañiz al camping
en el que habíamos reservado un par de bungalows.
Salimos con ganas, de buena mañana, y poco después hacíamos el
primer ágape en Benifallet. La cosa fue muy rodada. Pasamos los frescos y
oscuros túneles sin fin (esta vez muchos llevábamos mejor luz, visto que te la
puedes pegar fácilmente) y subimos y subimos desde casi el nivel del mar
hasta los 500 de Horta de Sant Joan. Total, unos 40 km. aprox.
Allí entramos en territorio para mí desconocido y empezamos la Vía Verde de la Val de Zafan. Llegamos a la estación de Arnes-Lledó (que está entre los dos pueblos) y
aquí ya entramos en tierras turolenses, provincia en la que increíblemente aún no había
puesto mis lindos pies.
Seguimos subiendo hasta los casi 600 m. de altura que tiene la
estación de Valderrobres (pasando antes por la de Cretas) que queda
lejos del pueblo. Había hambre después de haber quemado tanto. O comíamos
barritas o nos íbamos al pueblo. Pues al pueblo, y de entrada equivocándonos, ya
que nos fuimos hacia Cretas y hubo que corregir. Total, que para ir a la parte
baja de Valderrobres (al lado del río Matarraña) hay que bajar unos 150 m. de desnivel (y luego,
claro, subirlos con el estómago lleno a pleno sol).
Bebimos como cosacos y comimos sin pan, porque se les había
acabado y si quieres lo tomas y si no lo dejas, nos dijo la rumana que nos
servía. Salirse de la vía con semejante vuelta fue un error, pero como ya es
sabido, te enteras de que te has equivocado cuando ya la has pifiado.
Por suerte nos explicaron como acceder de nuevo más
fácilmente (ver foto del recorrido en Google Earth más abajo) a la Vía Verde, pero el
desnivel a recuperar no nos lo perdonó nadie. La broma nos supuso más de once
kilómetros de propina para nuestras piernas.
Total, que alcanzada la vía emprendimos una larga bajada de
muchos kilómetros por suerte para nuestros estómagos, bajada que finaliza en el
viaducto que cruza el río Matarraña (unos 400 m. sobre el nivel del mar).
A partir de aquí se inicia una nueva y larga subida que nos
llevará hasta los 560 m.
de altitud en la estación de Valjunquera (km. 76,6).
Cuatro kilómetros
después cruzamos el Meridiano de Greenwich y en vez de estar en el este pasamos
al oeste.
No se si esto ayudó a liarme, pero me la monté bien. Poco
antes de llegar al túnel más largo de esta vía verde hay unos carteles
indicando que la vía de la Val de Zafán se da por acabada, que se entra por
recorrido peligroso y una carretera asfaltada a la izquierda nos llevará a
Valdealgorfa.
En ese momento estaba pedaleando solo, con dos colegas por delante y
cinco por detrás. Como las piernas ya pedían clemencia decidí no
pararme y mantener la ventaja, lo que me permitiría dosificar más el esfuerzo.
Acabó de inducirme al error ver en la carretera una señal de prohibido circular
a las bicicletas, que no era tal, sino una señal de prohibido circular a las
bicis en paralelo.
Seguí adelante ya por una pista que no tenía nada que ver
con la vía verde y un kilómetro después llegaba al túnel que cuenta con una
reja que impide atravesarlo. Pero la verja tiene puerta y la puerta estaba
abierta.
Imposible ver el otro extremo del túnel ya que tiene 2,7 kilómetros (totalmente en línea recta). Así que me metí en la boca del lobo
en la más grande de las soledades y con un suelo horroroso. Anda que si pincho
aquí o me caigo, iba pensando mientras le daba al pedal con la vista fija en un
agujerito de luz muy, pero que muy distante.
Y llegué al otro extremo, también con verja y puerta, pero la
condenada estaba cerrada. Horror. Tierra, trágame. Media vuelta (el túnel hace
bajada y ahora tocaba subida) pensando que me había metido en un buen
berenjenal ya que a partir de este punto ya no tenía ni idea de por donde iba
el recorrido y además me iba a pillar la noche. Tenía el
teléfono pero sólo contaba con el número de Román y Román iba por delante de
todo para localizar el camping. Y para más Inri no me di cuenta que llevaba el aparato en modo silencio.
Me llamaban y que si quieres.
A este túnel se le denomina Túnel del Equinoccio porque está
orientado de tal forma que dos veces al año, cuando el Sol cruza el ecuador
terrestre, es atravesado por la luz del amanecer con un fino y misterioso haz blanco de luz
que dura un momento.
Llegué a Valdealgorfa (un sube y baja demoledor) pedaleando a
todo trapo en la más absoluta soledad (nadie a quien preguntar) como si fuese
Purito persiguiendo a Contador. Por suerte, cuando ya me dirigía hacia el pueblo,
vi la antigua estación de tren de la que parte la pista hacia Alcañiz.
Ni una indicación. Supuse que ese era el recorrido a seguir.
Así que carretera y manta por una pista infame, pedaleando a toda pastilla con
más de 80 km.
ya en las piernas y unos buenos desniveles acumulados.
Poco antes de que se hiciese de noche me crucé con un
tractor. ¡Uf! Iba bien, que alivio. Me enchufe el Ipod con música cañera y a
darle al pedal a saco con la fortuna de que hacía bajada (las subidas y bajadas
en estas vía siempre son suaves y si quieres velocidad has de pedalear). Pista
infame para ir deprisa en bici. Y anocheciendo. Momento ideal para pinchar,
quedarse sin luz o caerse, iba pensando.
Y en una de esas largas rectas que llevaban a Alcañiz vi al
fondo unos puntitos rojos. Solo podían ser las luces rojas de las bicis de mis amigos y ya de noche los pillé a las puertas de Alcañiz. ¡Vaya galopada! Ver las luces de una ciudad después de tantos kilometros yermos fue como llegar a un oasis después de atravesar el desierto. Muy chocante.
Pero aquí no se acabó el tema. Román nos indicó por móvil el
recorrido para llegar al camping en plena noche y como estábamos hechos polvo
se nos hizo larguísimo este tramo final en el que hay una laguna y las casas y la
luz brillan por su ausencia.
El Forerunner marcaba 126,3 Km. al llegar (los
90 previstos se habían transformado en 36 más) y efectuados con la BTT y cargado. Esto
estaba muy bien. Creía que me costaría hacerlo, más aún pensando que
al día siguiente nos esperaban 94,9
km. más (en total recorrí en los dos días 221,2 Km.).
Ducha suprema, cena (en la que más de uno anunció que se iba
a pedir un taxi al día siguiente para regresar a Xerta) y a las once ya estaba
inmerso en el mejor de los sueños: nueve horas de un tirón (y no fueron más porque sonó el despertador).
Temperatura increíble para ser octubre. Un auténtico
veranillo. Incluso habríamos preferido temperaturas más bajas. Ya nos dimos
cuenta que la subida hasta Valderrobres, justo a mediodía, nos dejaría fritos.
Nos llevó tiempo desayunar y los que pretendían escaquearse al
final se avinieron a sufrir en colectividad y todos emprendimos el camino de
regreso, ahora, al principio, para acceder a la pista, por un recorrido
diferente mucho más bonito y corto, por las afueras de la carretera general y
bordeando el lago que hay a las puertas del camping. Nos fuimos oyendo en la
lejanía los rugidos de los motores de una carrera de Karts que estaban compitiendo de buena mañana en
Motorland, el famoso circuito de Alcañiz.
Emprendimos la vía verde que eran ya casi las diez y nos
enfrentamos al duro tramo que lleva hasta Valdealgorfa. Al menos vimos
algunos ciclistas, ya que el día anterior nada de nada.
Las piernas no se quejaron mucho y después de recuperar
fuerzas en la estación de ese pueblo emprendimos el tramo asfaltado que lleva
hasta el punto donde empieza la vía verde, lugar en el que me equivoqué el día anterior. Y aquí
llegó el único pinchazo de toda la salida, el de David, un auténtico record
Guiness ya que tenía al menos treinta agujeros. Un verdadero coladero. Cámara
nueva y veinte minutos de taller que yo aproveché para ir tirando con Valen y
así ir degustando las excelentes almendras (es el momento) que hay por esta
tierra.
Nos volvimos a juntar pasado el viaducto del Matarraña, ya
que hay un hotel de cuatro estrellas, una excepción en todo este tramo
del recorrido, donde no hay nada de nada, ni agua (solo vimos una fuente poco después de este hotel) y parte del grupo se paró a
tomar un descanso y una bebida fresquita.
Yo preferí seguir dándole al pedal, sudando lo suyo en la
subida interminable hasta la estación de Valderrobres. Las fuerzas empezaban a flaquear. No le
quitaba ojo al aparatito ya que cuando se acercase a los 600 m. de altitud se acababa la
historia y ya tendríamos por delante kilómetros de bajada y bajada, suave, pero al fin y al
cabo bajada.
Pasado Horta de Sant Joan empezamos ya a coger velocidad y a
pesar de que los túneles los recorríamos con mucho cuidado, pronto llegamos a
la Fontcalda, donde nos reagrupamos y donde pensábamos comer. Pero no.
Restaurante cerrado y nuevamente a los pedales. No paramos hasta la estación de
Benifallet donde comimos como jabatos.
Ocho kilómetros más hasta Xerta y a los coches corriendo,
justo para llegar a Barcelona y poder ver el Barça-Madrid.
El Forerunner me indicaba al final del recorrido: 221,2 Km., 2.700 m. de desnivel acumulado y 8.229 calorías. Hay que tener en cuenta en el desnivel acumulado, la visita a Valderrobles y los varios errores que tuve/tuvimos y el desplazamiento hasta el camping. Todo esto hace que se incremente, y mucho, el desnivel teórico previsto.
Una buena ficha sobre el recorrido.
Fotos.
Arriba. En el lugar donde me equivoqué. No hay que seguir recto.
Abajo.
1) Largo viaducto. Creo que es sobre el río Algas. Bajando se puede tomar un baño.
2-3) Estación de Valderrobres.Aquí se acaba la subida (de momento).
4) Comida en Valderrobles.
5) Valen recupera líquidos en la estacion de Valdeltormo.
6) Empezamos el regreso. Román dispuesto a hacer otros 90 Km.
7) Parada de revituallamiento en la estación de Valdealgorfa.
8-9) Esperando a que reparen el pinchazo. Valen ataca las almendras.
10-11) Lugar de mi despiste el día anterior. Mi Vista en los dos sentidos.
12) Hay que descansar en las sombra.
13) Parada a comer en la estación de Benifallet.
14-17) Mi track en Google Earth, desde Xerta a Horta de Sant Joan.
18) La terrible vuelta que dimos en Vallderobres con el error de irnos hacia Cretas. Por la derecha el acceso por carretera. A la izquierda el recorrido que hicimos por una pequeña carretera rural.
19) Mi gran error antes de Valdealgorfa. La línea recta que no prosigue es el Túnel del Equinoccio. Ya estaba muy cerca del pueblo. Véase lo que tuve que deshacer y hacer luego.
20) La excursión de Alcañiz hasta el camping. Por la izquierda al ir (por la carretera general) y a la derecha la tranquila carretera sin tráfico que lleva justo delante de donde empieza la vía y que seguimos el domingo por la mañana.
21) Panorama del lago frente al camping. Hasta se han puesto arena playera.
22) Mapa de la Via Verde de la Terra Alta.
23) Mapa de la Via verde de la Val de Zafán.
El Forerunner me indicaba al final del recorrido: 221,2 Km., 2.700 m. de desnivel acumulado y 8.229 calorías. Hay que tener en cuenta en el desnivel acumulado, la visita a Valderrobles y los varios errores que tuve/tuvimos y el desplazamiento hasta el camping. Todo esto hace que se incremente, y mucho, el desnivel teórico previsto.
Una buena ficha sobre el recorrido.
Fotos.
Arriba. En el lugar donde me equivoqué. No hay que seguir recto.
Abajo.
1) Largo viaducto. Creo que es sobre el río Algas. Bajando se puede tomar un baño.
2-3) Estación de Valderrobres.Aquí se acaba la subida (de momento).
4) Comida en Valderrobles.
5) Valen recupera líquidos en la estacion de Valdeltormo.
6) Empezamos el regreso. Román dispuesto a hacer otros 90 Km.
7) Parada de revituallamiento en la estación de Valdealgorfa.
8-9) Esperando a que reparen el pinchazo. Valen ataca las almendras.
10-11) Lugar de mi despiste el día anterior. Mi Vista en los dos sentidos.
12) Hay que descansar en las sombra.
13) Parada a comer en la estación de Benifallet.
14-17) Mi track en Google Earth, desde Xerta a Horta de Sant Joan.
18) La terrible vuelta que dimos en Vallderobres con el error de irnos hacia Cretas. Por la derecha el acceso por carretera. A la izquierda el recorrido que hicimos por una pequeña carretera rural.
19) Mi gran error antes de Valdealgorfa. La línea recta que no prosigue es el Túnel del Equinoccio. Ya estaba muy cerca del pueblo. Véase lo que tuve que deshacer y hacer luego.
20) La excursión de Alcañiz hasta el camping. Por la izquierda al ir (por la carretera general) y a la derecha la tranquila carretera sin tráfico que lleva justo delante de donde empieza la vía y que seguimos el domingo por la mañana.
21) Panorama del lago frente al camping. Hasta se han puesto arena playera.
22) Mapa de la Via Verde de la Terra Alta.
23) Mapa de la Via verde de la Val de Zafán.
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