A menudo, visto el incremento que las energías tienen en los
últimos años en España, los habitantes de este país se preguntan que ocurre aquí
para que paguemos la gasolina, el gas y la electricidad más cara del universo.
Y si no pagamos aún la gasolina más cara que nadie es porque
los impuestos no son aún los que se pagan en algunos países, pero todo se andará
vistas las necesidades fiscales para (intentar) reducir el déficit.
Por eso leer un artículo clarificador escrito por una persona
que sabe de donde proceden nuestros males tiene un gran valor.
Sorprendente como los diferentes gobiernos socialista y pepero (incluidos los
autonómicos, en especial el de Catalunya, y los municipales) de este país han
ido permitiendo este expolio increíble, con el sarcasmo de aducir que era para
favorecer la
competitividad. Luego quieren arreglar las cosas con recortes
y reducción de salarios, mientras el componente energético encarece el coste de
nuestros productos y nos vuelve menos competitivos.
No voy ni a poner un enlace para que todo el mundo siga
leyendo.
He aquí el artículo que hay que leer tranquilamente y cuando
acaben ustedes, por favor, no lloren, aunque es para llorar un buen rato. Indignarse
es poco. Un país de trileros. Esto da ya un asco terrible.
Roberto Centeno
El Confidencial - 29.10.2012
EL DISPARATE ECONÓMICO
¿Por qué pagamos la energía más cara de Europa?
En 1975 los españoles teníamos el gas, la
electricidad y los productos petrolíferos antes de impuestos más baratos de
Europa. A día de hoy, y sumando los déficits de tarifa, son los más caros no
solo del continente, sino de toda la OCDE. La razón de esta monstruosidad tiene su
origen, como todas las demás, en la infausta Transición
y en la connivencia entre las oligarquías política, financiera y empresarial
para repartirse España como si fuera un solar, y que en la energía se
concretaría en la entrega a la oligarquía empresarial de los activos
públicos petroleros y gasistas a un precio irrisorio y en la sustitución de
los monopolios públicos con precios regulados por monopolios privados con
precios libres.
Esta posición de monopolio, con la que nos han expoliado decenas de miles de
millones, les ha permitido expandirse en el exterior con nuestro dinero
mucho más agresivamente que el resto de empresas mundiales y hacerlo de una
forma, por decirlo suavemente, manifiestamente mejorable. El efecto sobre
España ha sido absolutamente devastador: desindustrialización masiva –la
industria representaba en 1975 el 36% del PIB y hoy es menos del 15 %–, pérdida
brutal de competitividad –después del trabajo, la energía es el principal
factor de competitividad de una nación–, reducción de la renta disponible de
las familias –al pagar por su energía hasta un 50 % más que la media de Europa–
y, en consecuencia, reducción del consumo, del crecimiento y del empleo. Después
del modelo de Estado y del desastre del sistema financiero, los precios de
la energía son la tercera causa en importancia de la ruina de España.
¿Cómo empezó todo?
El tema lo he vivido en primera persona, como consejero delegado de
Enagas y luego de Campsa, como responsable designado por Enrique Fuentes
Quintana del primer Plan Energético después de la muerte de Franco y, al
abandonar Campsa, como presidente de Saroil, una empresa creada por mí y por
Saras S.p.A., que llegaría a ser la mayor en ventas de productos petrolíferos
después de las tres monopolistas, Repsol, Cepsa y BP. ¿Cómo de tener la energía
más barata de Europa hemos pasado en menos de tres décadas a tener la más cara?
En 1984, y ante la entrada de España en la UE, los activos del Monopolio de
Petróleos propiedad del Estado no fueron subastados entre las grandes
petroleras mundiales –lo que habría garantizado un precio justo mas una elevada
competencia y, en consecuencia, disfrutar de los precios más bajos posibles–. Miguel
Boyer decidió hacer otra cosa. Con la soberbia y prepotencia que le
caracterizaban, se negaría a escuchar las razones que le planteamos algunos y
los entregaría a dedo a las refinerías españolas en proporción a su
participación en los suministros al monopolio por una cifra irrisoria: 100.000
millones de pesetas, menos de una veinteava parte de su valor real. Fue un
expolio histórico a los españoles.
Los activos y contratos de gas propiedad de la empresa pública Enagas, de la
que fui cofundador y consejero delegado a las órdenes de Rafael del Pino,
se entregarían también a precio de saldo a los nacionalistas catalanes, a los
mismos que dicen que España nos roba. Entonces las tarifas al público eran la
media de Gaz de France y Rhurgas, las más bajas de Europa, pero una vez en
manos de los nacionalistas las tarifas pasarían a ser el doble. Entre 1992 y
1998 las plusvalías obtenidas por los del “España nos roba” serían de dos
billones de pesetas, más de 20.000 millones de euros, además del monopolio de
por vida. Un saqueo inaudito al pueblo español. En el caso de gasolinas y
gasóleos pagamos hoy unos 110 euros/m3 mas que Francia o Reino Unido, que para
un consumo de 46 millones de m3/año en automoción, agricultura o calefacción, unos
5.000 millones de euros anuales de más. Dicho en corto: la oligarquía
monopolista ha recibido de la oligarquía política licencia para robar y es en
lo que están.
El broche final sería obra de Rato, que a través de una ley “de competencia”
cerraría el mercado a través de la discriminación en el acceso a las redes
logísticas. Otra empresa gasista creada por un servidor y Massimo Moratti,
dueño del Inter de Milan y la mejor persona que he conocido nunca, después de
habernos asegurado suministros de gas a bajo precio de la noruega Statoil y
de la rusa Gazprom,
no pudo traer el gas a España porque Gas Natural nos impidió el acceso a las
red. La CNE, cuya finalidad era precisamente el garantizar ese acceso, se lavó
las manos con total desvergüenza. No estaba dispuesta a perjudicar a los de
“España nos roba” permitiendo que los españoles tuvieran el gas un 20%
más barato.
En el sector eléctrico, un oligopolio análogo al petrolero, la llamada
“liberación” permitió un expolio masivo a los consumidores. En poco tiempo
subió las tarifas un 38% a familias y empresas y después exigieron
compensaciones por todo. Por “competir” inventarían los CTC, que les
permitirían depredar a los españoles 11.000 millones de euros. ¿Dónde está la
competencia? Se llevó al Constitucional y ¿saben qué dijo? Que este expolio de
11.000 millones era una “decisión política legítima”. Desde entonces manipulan
el sistema de fijación de precios como les viene en gana y realizan mil
tropelías más, y aunque han sido denunciados varias veces, nunca ha pasado
nada.
En línea con ello, las remuneraciones de sus Consejos de Administración y
órganos ejecutivos son las más elevadas de Europa y de la OCDE. Y luego, el
apocalipsis; en su último Consejo, el Gobierno Aznar aprobó la ley de
energías renovables más disparatada del planeta. Otorga las primas más altas y
por más tiempo del mundo, que no se reducen, como en el resto de países,
con las mejoras tecnológicas, y que no están diseñadas para beneficiar al
consumidor sino para saquearle. En la mayoría de países, las primas a la
fotovoltaica se conceden a consumidores individuales, jamás a grandes
instalaciones.
Y para completar el desastre se cedió a las comunidades la concesión de los
permisos. La autorización por parte de un cacique local de un gran parque
eólico podía valer –solo la obtención del papel– hasta 200 millones de
euros, y de una gran fotovoltaica, hasta 40 millones. Unos pelotazos de
antología, y eso solo para empezar. Luego, como en ocho años se amortiza la
inversión, quedan 22 para inflarse. Todo un tsunami de corrupción
incontrolado que nos ha llevado a tener la mayor potencia eólica y solar del
mundo y el doble de capacidad de generación eléctrica de la necesaria. Un tercio
del recibo de la luz son las primas a las renovables. 9.500 millones nos
costarán este año, un 23% más que en 2011. La fotovoltaica cuesta diez veces
más que la media de fuentes de generación. La luz ha subido un 70% desde 2006,
el triple que en Europa según Eurostat, lo que está aniquilando cientos de
miles de empleos y miles de industrias. Es el mayor expolio de la historia
industrial de España.
Y la última tropelía, la energía termosolar, que carece de justificación
alguna. Se decidió una moratoria en enero y ¿qué ha pasado? Pues que desde
entonces se han instalado 700 Mw porque estaban “preinscritos” por los amigos
de Montoro y la alta nobleza andaluza. ¡Inconcebible! Si estaban preinscritos
se devuelve lo gastado demostrable y se acabó. Y ahora, Cristóbal, explícanos
con qué cara nos vais a decir en poco tiempo que hay que reducir las pensiones,
recortar el dinero del paro, y subir impuestos. Y a la vez, explicas a la gente
que esta golfada que España no necesita nos va a costar 1.000 millones de euros
al año durante 30 años. Con una economía en caída libre, el paro al mayor nivel
de la historia y una de cada cuatro de las familias en la pobreza, es
simplemente de cárcel.
¿Y cómo se arregla esto?
Pues es asombrosamente sencillo: obligando a cumplir la legislación
comunitaria. El cierre del mercado a la competencia con la bendición de De
Guindos, entonces responsable de abrirla, fue tan brutal que todas las
grandes petroleras que operaban en España –Shell, Texaco, AGIP o Conoco–
tuvieron que marcharse. Así que dejen de mentir y acaben con el expolio de las
petroleras encabezadas por Repsol, que está haciendo pagar a los españoles su
desastrosa gestión en Argentina y otros lugares multiplicando por dos el margen
de comercialización en gasolineras, de 14 a 28 pesetas el litro –8 a 16 céntimos de
euro–, el mayor abuso de posición dominante de que se tiene memoria. En
Nueva York, Manhattan más concretamente, con menor población que Madrid, existen
76 gasolineras y 36 empresas petroleras diferentes, la mayoría extranjeras
–desde Repsol a Lukoil–. Madrid capital tiene mucha más población y solo dos
empresas. Repsol y Cepsa copan el 80%.
¡Así que hagan lo que se hace en el mundo civilizado cuando no hay
competencia! Ir a un sistema de precios máximos, de forma que el
precio antes de impuestos en una semana concreta no pueda superar la media de
precios de la semana anterior de Alemania, Francia y Reino Unido. Y con el
gas natural, exactamente lo mismo, pero con más motivo, porque el abuso es
mucho mayor. Esto bajaría de inmediato los precios del gas hasta un 25% y
los de las gasolinas y gasóleos hasta un 15%. Y si tiene dudas, señor
ministro, quedo a su disposición para explicarle gratis cómo se implementa. Lo
hice en los ochenta y funcionó como un reloj.
En el sector eléctrico.
Primero: las renovables son totalmente
innecesarias, así que reduzcan las subvenciones a niveles de Reino Unido
o Estados Unidos. Las que puedan, que funcionen, y el resto que cierren. Lo de
la de seguridad jurídica en un país donde no existe tal cosa para la gente de a
pie mientras las élites están por encima de la Ley es un insulto a todo un
pueblo. Cualquier gobierno civilizado cambia las leyes que hagan falta para acabar
con un expolio que ha venido de la mano de un océano de corrupción casi
inimaginable.
Segundo, una quita del déficit de tarifa, al menos de lo que nos
han robado con los CTC y la garantía de potencia.
Tercero, implantar un sistema
de cálculo de tarifas similar al de Francia, donde como aquí existe un
monopolio, pero con precios regulados, no libres.
Cuarto, permítase, como en
muchos países, a asociaciones de empresas y ayuntamientos de grandes ciudades
construir sus propias centrales. ¡El precio bajaría a la mitad!
En definitiva, las soluciones son claras y los efectos
inmediatos. Solo necesitan voluntad política. Pero como Rajoy es un
cobarde incapaz de enfrentarse a los monopolios, seguiremos pagando los precios
más altos de Europa. Y todo lo que se les ocurre a estos trileros es pasar a
los Presupuestos 2012 3.500 millones de las renovables, “para aliviar el recibo
de la luz” y llevarse ¡el 60% de la subida del IRPF! Y además quitan la tarifa
regulada a 16 millones de los clientes más desfavorecidos y los arrojan a los
leones del llamado mercado “libre”, donde les subirán la luz a más del
doble en pocos meses. No solo legislan para sus amigos; además son
absolutamente despiadados. Y para el resto de españoles, como el déficit será
tres veces mayor que el previsto por los genios de la CNE, las tarifas subirán
brutalmente en 2013. Es lo que España necesita para salir de la crisis.
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