Vemos que los datos que nos llegan de EE.UU. son cada vez peores (y los de trimestres anteriores se están revisando a la baja, o sea que fueron peores; es decir, nos mintieron). La pretendida recuperación, conseguida con estímulos, muestra cada vez menor crecimiento (ver gráfico). De continuar así nos hallaremos muy pronto, y de nuevo, en recesión. No es de extrañar que el dólar vuelva a las andadas (1,31 $/€), perdido temporalmente el miedo al euro.
Si esto ocurre en EE.UU. donde no han cometido la tontería de recortar el gasto, podemos empezar a pensar lo que ocurrirá a este lado del Atlántico a partir del cuarto trimestre de este año y primero del próximo. Por de pronto, y referido a España, podemos ver lo que ocurre con los automóviles una vez se retiran los estímulos: caída de nada más y nada menos que del 50%. De órdago la caída de ventas.
Yo mantengo mi opinión. Los salarios cada vez menores (y los que no son menores reducidos por los mayores impuestos), reducen cada vez más la renta disponible del consumidor. Y los datos de empleo no ayudan a ganar consumidores y asustan al asalariado con trabajo que ahorra más que nunca quien ve como además se conculcan sus derechos laborales, ganados con años de luchas, con la aprobación del despido libre. A que extremo se ha llegado que un partido socialista aprueba como razón de los empresarios para despedir “la previsión de posibles pérdidas”.
Aquí ya no hay quien compre. Los precios no están de acuerdo con las rentas. Sencillamente, es que ya no pueden pagarse (tomen nota los que venden pisos) y por lo tanto que nadie se extrañe que haya piratería. Un artículo de Manuel Arias Maldonado lo explica muy clarito. Y es que España es un país único. Está tan acostumbrada la oferta a tener la sartén por el mango que no se da cuenta que los precios que hemos estado pagando son ya cosa del pasado. Prefieren quebrar antes que bajar precios.
Las medidas de política económica que se están llevando a cabo garantizan la recaída en la recesión. Después ya vendrán los libros de Historia Económica explicando cómo se equivocaron "nuestros dirigentes" (por llamarlos de alguna forma, ya que no dirigen nada) a pesar de que existía la memoria histórica en materia de recesiones que aconsejaba no hacer lo que se hizo. Pero mientras quedarán sobre el asfalto miles de parados y familias destruidas. El futuro de una generación destrozado. Y todo esto rezando para que no aparezca inflación (subirían los tipos de interés) y acabe rematando la faena. Vayan pensando también los lectores que pasaría con los salarios en un entorno inflacionario cuando los empresarios tienen ya la sartén por el mango (mango que se les ha entregado a cambio de nada) y por lo tanto los salarios no subirían de acuerdo a la inflación y perderían obviamente aún más poder adquisitivo.
Escribía el otro día sobre la desaparición de la clase media. Ningún ejemplo mejor que el artículo de El País de hace unos días sobre el colectivo de los Arquitectos. Carrera que antes garantizaba un buen futuro, ahora es un título que garantiza no encontrar empleo. Pero es un ejemplo más, una muestra de lo que ocurre en nuestra sociedad.
Por eso no dejo de sonreírme cuando hay quien afirma que el futuro está en la formación y en la mejora del conocimiento. Nada me produce más risa que oír afirmaciones como las que indicaba el catedrático Oriol Amat (que como puede verse estaba muy equivocado y el tiempo me ha dado la razón en todo lo que dije) indicando que hay falta de formación y que “muchos empresarios no pueden cubrir puestos de trabajo por esta razón”. Lo que sobran (y sobran trabajadores de todos los tipos y niveles) son universitarios y lo que falta es creación de empleo. El problema no está por el lado de la demanda sino de la oferta.
Y peor estará el problema si la gente cree que la falta de trabajo pasa por que no es universitario y se apunta a estudiar lo que sea. El paro juvenil en España batirá récords mundiales.
El regreso de las vacaciones será salvaje.
Si esto ocurre en EE.UU. donde no han cometido la tontería de recortar el gasto, podemos empezar a pensar lo que ocurrirá a este lado del Atlántico a partir del cuarto trimestre de este año y primero del próximo. Por de pronto, y referido a España, podemos ver lo que ocurre con los automóviles una vez se retiran los estímulos: caída de nada más y nada menos que del 50%. De órdago la caída de ventas.
Yo mantengo mi opinión. Los salarios cada vez menores (y los que no son menores reducidos por los mayores impuestos), reducen cada vez más la renta disponible del consumidor. Y los datos de empleo no ayudan a ganar consumidores y asustan al asalariado con trabajo que ahorra más que nunca quien ve como además se conculcan sus derechos laborales, ganados con años de luchas, con la aprobación del despido libre. A que extremo se ha llegado que un partido socialista aprueba como razón de los empresarios para despedir “la previsión de posibles pérdidas”.
Aquí ya no hay quien compre. Los precios no están de acuerdo con las rentas. Sencillamente, es que ya no pueden pagarse (tomen nota los que venden pisos) y por lo tanto que nadie se extrañe que haya piratería. Un artículo de Manuel Arias Maldonado lo explica muy clarito. Y es que España es un país único. Está tan acostumbrada la oferta a tener la sartén por el mango que no se da cuenta que los precios que hemos estado pagando son ya cosa del pasado. Prefieren quebrar antes que bajar precios.
Las medidas de política económica que se están llevando a cabo garantizan la recaída en la recesión. Después ya vendrán los libros de Historia Económica explicando cómo se equivocaron "nuestros dirigentes" (por llamarlos de alguna forma, ya que no dirigen nada) a pesar de que existía la memoria histórica en materia de recesiones que aconsejaba no hacer lo que se hizo. Pero mientras quedarán sobre el asfalto miles de parados y familias destruidas. El futuro de una generación destrozado. Y todo esto rezando para que no aparezca inflación (subirían los tipos de interés) y acabe rematando la faena. Vayan pensando también los lectores que pasaría con los salarios en un entorno inflacionario cuando los empresarios tienen ya la sartén por el mango (mango que se les ha entregado a cambio de nada) y por lo tanto los salarios no subirían de acuerdo a la inflación y perderían obviamente aún más poder adquisitivo.
Escribía el otro día sobre la desaparición de la clase media. Ningún ejemplo mejor que el artículo de El País de hace unos días sobre el colectivo de los Arquitectos. Carrera que antes garantizaba un buen futuro, ahora es un título que garantiza no encontrar empleo. Pero es un ejemplo más, una muestra de lo que ocurre en nuestra sociedad.
Por eso no dejo de sonreírme cuando hay quien afirma que el futuro está en la formación y en la mejora del conocimiento. Nada me produce más risa que oír afirmaciones como las que indicaba el catedrático Oriol Amat (que como puede verse estaba muy equivocado y el tiempo me ha dado la razón en todo lo que dije) indicando que hay falta de formación y que “muchos empresarios no pueden cubrir puestos de trabajo por esta razón”. Lo que sobran (y sobran trabajadores de todos los tipos y niveles) son universitarios y lo que falta es creación de empleo. El problema no está por el lado de la demanda sino de la oferta.
Y peor estará el problema si la gente cree que la falta de trabajo pasa por que no es universitario y se apunta a estudiar lo que sea. El paro juvenil en España batirá récords mundiales.
El regreso de las vacaciones será salvaje.
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