Hace diez años (hablo aproximadamente), la Generalitat de Catalunya decidió que no le hacía falta la Banca para financiarse. Estaba el dinero tan regalado y tan abundante que decidieron captar el dinero directamente en los mercados, a través de emisiones de bonos. Préstamos a largo plazo y baratos, sin comisiones bancarias. Todo un paraíso del prestatario.
Pero los paraísos no duran mucho como ya se comprobó con el primero, el terrenal.
Y ahora, a la Generalitat, esos mercados ya no le fian ni para un Gin Tonic. No coloca una emisión de bonos ni emborrachándolos a todos ellos (el Departamento de Economía realizó una gira de encuentros con inversores en Londres, París, Francfort, Zurich o Munich). Por lo tanto han tenido que volver de rodillitas a la Banca para que les saque del apurillo, que se totaliza en la nimiedad de 1.000 MM. de euros.
Mientras la banca va regateándole al pequeño empresario la renovación de créditos de 30.000 euros, no ha tenido problemas para encontrar esos 1.000 MM. con destino a la Generalitat catalana. Cuando conviene aparece el dinero que se afirma que no existe y que por lo tanto no se puede prestar. Así nos va.
El reparto de los 1.000 MM. se ha hecho entre diez bancos, siendo La Caixa, naturalmente, la que ha tenido que soltar la parte del león: BBVA y La Caixa aportan, cada uno, 350 millones de euros. El resto del sindicato bancario está compuesto por Caja Madrid (75 millones), Banc Sabadell (70 millones), el Popular (50 millones), Caixa Penedès (35 millones), Caixa Galicia (25 millones), Caixanova (25 millones), Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa (10 millones) y Unnim (10 millones).
Y cuando la Banca ha hecho esto, después de haberse visto ninguneada durante años con la obtención directa por parte de la Generalitat de dinero a través de emisiones de bonos, es que la liquidez debe estar bastante ajustadilla en la Generalitat de Catalunya, quien habrá tomado cumplida nota de que los favores con favores se pagan. Les debe una a la Banca.
Pero los paraísos no duran mucho como ya se comprobó con el primero, el terrenal.
Y ahora, a la Generalitat, esos mercados ya no le fian ni para un Gin Tonic. No coloca una emisión de bonos ni emborrachándolos a todos ellos (el Departamento de Economía realizó una gira de encuentros con inversores en Londres, París, Francfort, Zurich o Munich). Por lo tanto han tenido que volver de rodillitas a la Banca para que les saque del apurillo, que se totaliza en la nimiedad de 1.000 MM. de euros.
Mientras la banca va regateándole al pequeño empresario la renovación de créditos de 30.000 euros, no ha tenido problemas para encontrar esos 1.000 MM. con destino a la Generalitat catalana. Cuando conviene aparece el dinero que se afirma que no existe y que por lo tanto no se puede prestar. Así nos va.
El reparto de los 1.000 MM. se ha hecho entre diez bancos, siendo La Caixa, naturalmente, la que ha tenido que soltar la parte del león: BBVA y La Caixa aportan, cada uno, 350 millones de euros. El resto del sindicato bancario está compuesto por Caja Madrid (75 millones), Banc Sabadell (70 millones), el Popular (50 millones), Caixa Penedès (35 millones), Caixa Galicia (25 millones), Caixanova (25 millones), Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa (10 millones) y Unnim (10 millones).
Y cuando la Banca ha hecho esto, después de haberse visto ninguneada durante años con la obtención directa por parte de la Generalitat de dinero a través de emisiones de bonos, es que la liquidez debe estar bastante ajustadilla en la Generalitat de Catalunya, quien habrá tomado cumplida nota de que los favores con favores se pagan. Les debe una a la Banca.
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