viernes, julio 02, 2010

Cosas veredes amigo Sancho


Veremos tantas y tantas cosas en esta crisis que corremos el peligro de perder la capacidad de asombro.

Hoy por ejemplo tenemos una fantástica muestra. Es una página Pepera, El Confidencial, la que publica un excelente artículo de Carlos Sánchez, titulado ¡Peligro!¡Peligro! Anda suelto un trabajador con empleo fijo y salario digno, en el que defiende al trabajador privado. ¿Alguien ha leído algo así en algún medio que antes considerábamos de izquierdas? (o mejor dicho, de centro izquierda o centro a secas, porque de izquierdas no queda ya ninguno).

Ya afirmé que, abierta la cruzada, primero se practicaría la caza del funcionario y después le tocaría al trabajador privado. Parece ser que todo aquel que tenga una relación laboral de carácter fijo es un indeseable y elemento que ha de desaparecer de esta sociedad. Los "privilegiados" deben evaporarse. Ejemplo de estos privilegiados son los 7.058.153 declarantes del IRPF que tuvieron en 2008 unos ingresos totales -incluyendo todas las fuentes de renta- inferiores a 12.000 euros anuales. O lo que es lo mismo, el 36% de los contribuyentes es menos que mileurista.

Ya hace tiempo que vengo diciendo que el objetivo final es el plato de arroz. No puede aceptarse, dicen, que “unos paletos que solo aprietan botones en el metro de Madrid”, ganen 30.000 € al año. Como muchos son los que ganan menos se trata de echar encima de este colectivo a toda la masa laboral española. Y así, colectivo a colectivo, se logrará igualar todos los salarios de los trabajadores a la baja. Objetivo: todos a 12.000 €, ya que todo el que gane más es un antisocial. Y si hace huelga (único instrumento que tiene para defenderse de la agresión) se le convierte rápidamente en un chantajeador social.

No siendo suficiente esto, empleados fijos contra empleados fijos, hay que enfrentarlos contra los parados, como si los primeros fueran responsables del mal que aflige a casi cinco millones de desempleados. Por lo tanto hay que bajar también los salarios de los trabajadores fijos para que los parados reciban la correspondiente ración de sangre.

Todo ello para no conseguir nada. Los parados no conseguirán empleo porque bajen los salarios de los que trabajan (al revés), ni los que ganan 12.000 € ganarán más porque a otros colectivos les reduzcan el sueldo. Al contrario, lo que se obtendrá es una socialización a la coreana. Va creciendo la idea (bien propagada por los medios, totalmente vendidos al poder económico) de que la mejor manera de combatir la crisis es deteriorar las relaciones laborales y dar un salto en el vacío hacia atrás en el túnel del tiempo. Como si los países con menor seguridad jurídica o relaciones laborales más degradadas, fueran el espejo en que mirarse, y ahí están el ejemplo de Venezuela o China, ejemplo de paraísos en la tierra en cuanto a libertad y derechos sociales.

Estamos entrando en una saga de decisiones políticas y económicas de gran alcance y totalmente erróneas. Competir vía salarios y desregulación laboral y no mediante el impulso de la sociedad del conocimiento, que en última instancia es la que genera mayor valor añadido, es un auténtico dislate. El tiempo lo demostrará.

Los hogares más expuestos al riesgo de pérdida de empleo posponen ya su consumo con respecto al grupo de hogares con una situación laboral más estable. Es decir, que la precariedad laboral no sale gratis en términos macroeconómicos y menos de justicia social. Con el miedo en el cuerpo (y además subiendo los impuestos y reduciendo los salarios) el consumo de este país se va a hundir gradualmente. Aquellos empresarios que piensen que abaratando costes van a exportar más, y así compensar la caída del consumo interno, van totalmente equivocados, ya que el problema es que el deterioro de la renta de los trabajadores es global. Inconvenientes de la globalización.

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