Aterrizando

Basta salirse de la vida rutinaria durante diez días para que el aterrizaje sea (cada vez más) duro. Han sido diez días intensos, caminando lo indecible y dejando disfrutar los sentidos plenamente. Gula total y es que el tapeo es algo maravilloso por estas tierras llena de gente simpática.

Córdoba y su Mezquita, Medina Azahara, La Judería y Sevilla con su Barrio de Santa Cruz, la Giralda, la Maestranza, el Archivo de Indias, Triana, La Macarena y sobre todo “la Anselma”, ¡que gran noche pasamos con esta mujer!, lo mejor del viaje sin duda.

Y finalmente Madrid con sus masas mareantes de gente y los chulapos celebrando La Almudena.

Todo acompañado por el seguimiento diario de lo que ocurría en EEUU a través de la CNN y leyendo todo lo que podía leer. ¡Cómo disfrute en el AVE que me llevaba de Sevilla a Córdoba leyendo sobre la victoria aplastante de Obama y sobre la cual no tuve nunca la más mínima duda!

¿Ha cambiado el mundo estos días? Sin duda. Y es que se ha pasado página. Lo que traerá el futuro es una incógnita, pero lo que es importante es que se ha puesto punto final a una época que únicamente ha servido para que unos pocos se hayan llenado los bolsillos durante años dejando el mundo a nivel global hecho un desastre.

Ahora exigiremos que nos lo arreglen, cuando nunca deberíamos haber aceptado que dirigentes como Bush o Aznar tomasen las riendas del poder. Pero nuestra memoria es débil y si de aquí cuatro días no vemos los problemas arreglados seguro que volveremos a tropezar en la misma piedra. ¿Nos acordaremos dentro de un año de quién realmente nos ha llevado a esta situación?

Espero en los próximos días comentar los muchos artículos que he ido leyendo cada día. Temas sabrosos no faltan.

En la foto, el Cristo de los Faroles, en Córdoba