Tan solo hace unos meses finalizaron las reuniones conocidas como la ronda Doha, para intentar llegar a acuerdos de reducción de aranceles para así mejorar y aumentar el comercio mundial. Después de muchos años no llegaron a ningún acuerdo, hicieron las maletas y cada uno para su casa.
Recuerdo esto ahora que los políticos de “alto copete” han decidido reunirse para arreglar esto del “desbarajuste financiero”. Soberbia no les falta. Uno de los veinte países seleccionados por el líder mundial (Bush), que se reunirán para encontrar soluciones (y rápidas) es Argentina cuyo representante máximo en esta reunión será su Presidenta que ha demostrado en los últimos días grandes dotes de conocimientos económicos, metiendo mano a los ahorros privados de muchos argentinos, que han visto como su fondo de pensiones ha quedado nacionalizado y puesto a disposición de la Administración Argentina. Si muchos argentinos pensaban que iban a asegurarse unas rentas en su jubilación, ahora seguro que les tiemblan las piernas. Basta ver como se han llevado la pasta en algún Ayuntamiento español, para atisbar un poco lo que puede ocurrir en Argentina, donde el dinero amasado por el Gobierno, de golpe y porrazo asciende a la nada despreciable cifra de 22.000 MM. de dólares. Si se pierde un poco por el camino nadie lo va a notar, ¿no?.
Pues la propietaria del trabuco, es decir, Cristina Fernández de Kirchner, una Isabelita más, va a ir a esta reunión para aportar ideas. Todo un peligro si dice como lo arreglaría ella.
Pero, reunión para encontrar soluciones ¿a qué? ¿Está hecho el diagnóstico de lo que ocurre? Sabemos los daños y algunos causantes. Pero ¿y si en el fondo es un cáncer económico, es decir, una depresión?
Si no hay diagnóstico, difícilmente se podrá aplicar tratamiento. Pero es que ¿alguien ha diseñado un plan de tratamiento? ¿Se van a reunir para decidir si aplican la alternativa A, B o C? ¿Quién ha estructurado soluciones?¿Se van a pasar el día recitando que hay que encontrar las soluciones que nadie ha indicado aún? ¿Dónde están los economistas, que son los que han de encontrarlas y los que en realidad se tendrían que reunir? Cuando hay soluciones técnicas y programa económico, después ya vendrán los políticos para firmar unos papeles que no entenderán y hacerse la foto. Están empezando la casa por el tejado. Pero quedará bonito verles ahí afirmando que van a arreglar el mundo. Transmitiran tranquilidad (falsa).
La Gran Depresión que se inició en el año 29 (ahora estamos en su 79 cumpleaños), no tuvo programa económico hasta que se aceptaron las soluciones de Keynes, muchos años después, y que fue acompañada de una gran solución final: la segunda guerra mundial. Pero no olvidemos que hubo un Keynes que convenció a los políticos (ingleses y americanos, porque no hacía falta convencer a nadie más entonces). ¿Dónde está Keynes ahora? ¿Se pueden aplicar ahora, en un mundo globalizado, las mismas o parecidas recetas que se aplicaron entonces?¿Funcionarán?
Mucho se está hablando del tema y aquí ofrezco una serie de enlaces para leer abundante sobre el tema: Darling invokes Keynes e Invoking Keynes.
El mejor artículo es el de Krugman publicado en Negocios de El País del domingo. Toda una lección de historia económica. De Keynes a Friedman… y vuelta a Keynes. Un artículo para leer varias veces y muy detalladamente y que os dará muchísimas explicaciones sobre la evolución de estos últimos años y de cómo hemos llegado a esto. Imprescindible.
Y por último un consejo a Zapatero. Que no se preocupe más por ir a está reunión. Le aseguro que no servirá de nada. Eso sí, no saldrá en la foto.
La tumba de Keynes a la que le traen un paciente y le piden que resucite. No os perdáis la lápida: "Asesinado por el Thatcherismo".
Y para acabar os pongo esta joya. Un tango muy conocido de Gardel, Cambalache, que no pierde vigencia, y cantado, nada más y nada menos, que por Serrat (más jovencito). Dirigentes argentinos, de Perón a Cristina Fernández, pasando por Isabelita (y sus secuaces), Menem y otros muchos más, se han encargado de desplumar permanentemente a este querido país.
Recuerdo cuando en 2002 el presidente de Uruguay, Batlle, lo dijo en voz alta: "Los argentinos son una manga de ladrones". Se refería, claro está, a sus dirigentes.
CAMBALACHE
Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé,
en el quinientos seis y en el dos mil también;
que siempre ha habido chorros,
maquiávelos y estafáos,
contentos y amargaos, valores y dublé.
Pero que el siglo veinte es un despliegue
de maldá insolente ya no hay quien lo niegue,
vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo todos manoseaos.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador.
¡Todo es igual, nada es mejor,
lo mismo un burro que un gran profesor!
No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao...
Si uno vive en la impostura
y otro afana en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón.
¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón!
Mezclaos con Stavisky van don Bosco y la Mignon,
don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín.
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia contra un calefón.
Siglo veinte, cambalache, problemático y febril,
el que no llora no mama y el que no afana es un gil.
¡Dale nomás, dale que va,
que allá en el horno te vamo a encontrar!
¡No pienses más, tirate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao!
Si es lo mismo el que labura
noche y día como un buey
que el que vive de las minas,
que el que mata o el que cura
o está fuera de la ley.
Chorros = chorizos
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