Regodeándome estoy leyendo artículos de neocons (mejor dicho exneocons) que manifiestan su conversión a la nueva religión económica que ha bajado de repente a la Tierra como nueva verdad revelada.
Ya es bien sabido que el peligro de morir quemado en la hoguera (o sea, de que el negociete del que te has lucrado estos últimos años se quede frito) cambia muchas creencias, por fundamentalistas que sean, aunque mártires los habrá con toda seguridad, conocido el percal de esta gente. De ellos ya iremos hablando, ya que nos deleitarán con la búsqueda de mil razones que justifiquen lo que está pasando y evidentemente expiando de culpa a los mercados y mercaderes, que según ellos siguen y serán siendo perfectos y racionales. Las verdades que bajan del Cielo no tienen discusión.
El último caso de neoconverso es el de Josep Piqué, que el domingo escribía en El País Negocios un artículo que no tiene desperdicio (¡empieza citando a Marx!) y del que selecciono algunos párrafos, para deleite del personal:
“…pero las situaciones excepcionales –y ahora estamos en una de ellas- obligan al pragmatismo, y excepcionalmente a la heterodoxia más o menos desconcertante y, desde luego, contradictoria con los principios válidos en condiciones de normalidad”.
“…por todo ello y “tapándonos la nariz” es esencial que el plan (el de Paulson), de una forma u otra, salga y que se superen las reticencias…”
“…bien. Dicho esto y haciendo acto de contricción en mi fe liberal, creo que en España, más allá del “pasotismo” gubernamental en versión Solbes…. Algo podríamos pensar.
“…profundamente acomplejado en mi perdida ortodoxia, me atrevo a plantear…”
¿Y que plantea el señor Piqué? Pues nada más y nada menos que pactar moratorias en las hipotecas, que tal como está la Banca, tendría que asumirlas el Estado.
Un bravo, un inmenso bravo para este fenómeno de la Economía. ¡A esto no han llegado ni tan siquiera en EEUU!.
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