viernes, enero 25, 2008

Francisco González, presidente del BBVA, va como una moto


Mientras toda la Banca tiene dudas sobre el futuro de la economía y la manera de afrontar los problemas a diestro (liquidez) y siniestro (¿a quién presto?), el BBVA parece ser que lo tiene muy claro y la crisis financiera o la falta de liquidez no les va a afectar.

Ya sabemos que, en el fondo, el negocio bancario es muy simple:

1) Se pide prestado a corto a los clientes y se presta a largo el dinero recibido. Como a más plazo más riesgo, tenemos un diferencial de tipos entre lo pagado y lo cobrado sólo por razón del plazo. Primer negocio.


2) Pero a lo prestado le añadimos un margen (por ejemplo, Euríbor + algo) y a lo captado se lo quitamos (p.ej. Euribor - algo). Segundo negocio.

3) Si se obtienen beneficios con los puntos anteriores (algunos bancos pueden tener problemas este ejercicio para lograrlo si el dinero captado a corto sigue subiendo su coste a consecuencia de los problemas de liquidez que se han creado) falta cumplir otro requisito.


4) Y este requisito es el factor que complica este negocio. Naturalmente es el riesgo. Para que el negocio funcione hay que cobrar lo prestado. Algo elemental.

Y este será el problema crucial de la Banca en los próximos meses: la morosidad.

Pero he aquí que Francisco Gónzalez ha encontrado la solución. Ha dicho que “el BBVA no da créditos a personas o empresas que no los pueden devolver”. No hay como conocer el futuro. Viene un cliente, te pide un préstamo, aprietas el botón de ver el futuro y observas si te va a devolver el crédito. Si no es así pues se lo deniegas. Negocio seguro. Gran banquero.

Adjunto fotografía del coche utilizado en la película
Regreso al Futuro que tuve ocasión de fotografiar en Orlando, Florida, USA. Supongo que viajar al futuro es el método que utiliza el departamento de riesgos del BBVA para conceder préstamos y garantizar que se los van a devolver todos con total seguridad.

El resto de la Banca, que no dispone de estos avances tecnológicos, ha de limitarse a los instrumentos clásicos de análisis de riesgo. Y ya se sabe que con estos métodos anticuados, de vez en cuando, te puede pillar un fallido.

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