Nos han acostumbrado a creer que el déficit que tenemos es consecuencia de “haber vivido por encima de nuestras posibilidades”, como si todos los españoles nos hubiéramos dedicado a tirar la casa por la ventana durante la última década.
Pues no. El agujero en las cuentas del estado, o sea cuando los gastos superan los ingresos, pueden ser consecuencia (y lo son) de unos menores ingresos.
Y uno de los ingresos que ha caído de forma espectacular es el que proviene del Impuesto de Sociedades. Y ya sabemos quienes son los que han de poner dinero de su bolsillo si las empresas no contribuyen como es debido.
Las cifras son de vértigo: el Impuesto de Sociedades es la figura que peor se ha comportado de todo el sistema fiscal español, pasando de aportar 44.823 millones de euros en 2007, el 22,7% del total, a 16.198 millones, el 10% de los ingresos totales de la Hacienda Pública.
Así, el Impuesto de Sociedades concentra casi el 70% de la caída total de ingresos desde el comienzo de la crisis (de algo más de 40.000 millones de euros), correspondiendo el 30% restante a todas las demás figuras del sistema fiscal.
Además, en marzo de 2011, la situación ha empeorado de forma considerable, ya que mientras la recaudación total aumenta un 2,9%, la del Impuesto de Sociedades cae un 42,4%, lo que anticipa que en el conjunto del 2011 la caída de los ingresos también será de dos dígitos, como ya sucedió en los años anteriores.
No es de extrañar que los propios Inspectores de Hacienda pidan cambiar rápidamente la ley tributaria y arreglar este desmadre. Y es que hay cosas que claman al cielo.
Por ejemplo el actual impuesto trata mejor la inversión extranjera que la realizada dentro de España, debido a la figura de la deducción de gastos financieros en inversiones que producen ingresos exentos, como es el caso de los dividendos exteriores, de tal manera que a una empresa española le resulta más rentable fiscalmente crear una filial extranjera que hacerlo en su propio país.
La Organización de Inspectores destacó que cuando una empresa gana dinero en el exterior no sólo no está pagando nada en España, sino que deja de pagar por otros beneficios que se obtienen en el país, lo que se traduce en que todos los contribuyentes, a través de la Hacienda Pública, subvencionan la inversión empresarial en el exterior y la consiguiente creación de empleo fuera.
Realmente maravillosas las leyes que tenemos. Con nuestro dinero subvencionamos los beneficios de las empresas, que ya ni tan siquiera corresponden generando empleo.
Ver artículo en Invertia
Pues no. El agujero en las cuentas del estado, o sea cuando los gastos superan los ingresos, pueden ser consecuencia (y lo son) de unos menores ingresos.
Y uno de los ingresos que ha caído de forma espectacular es el que proviene del Impuesto de Sociedades. Y ya sabemos quienes son los que han de poner dinero de su bolsillo si las empresas no contribuyen como es debido.
Las cifras son de vértigo: el Impuesto de Sociedades es la figura que peor se ha comportado de todo el sistema fiscal español, pasando de aportar 44.823 millones de euros en 2007, el 22,7% del total, a 16.198 millones, el 10% de los ingresos totales de la Hacienda Pública.
Así, el Impuesto de Sociedades concentra casi el 70% de la caída total de ingresos desde el comienzo de la crisis (de algo más de 40.000 millones de euros), correspondiendo el 30% restante a todas las demás figuras del sistema fiscal.
Además, en marzo de 2011, la situación ha empeorado de forma considerable, ya que mientras la recaudación total aumenta un 2,9%, la del Impuesto de Sociedades cae un 42,4%, lo que anticipa que en el conjunto del 2011 la caída de los ingresos también será de dos dígitos, como ya sucedió en los años anteriores.
No es de extrañar que los propios Inspectores de Hacienda pidan cambiar rápidamente la ley tributaria y arreglar este desmadre. Y es que hay cosas que claman al cielo.
Por ejemplo el actual impuesto trata mejor la inversión extranjera que la realizada dentro de España, debido a la figura de la deducción de gastos financieros en inversiones que producen ingresos exentos, como es el caso de los dividendos exteriores, de tal manera que a una empresa española le resulta más rentable fiscalmente crear una filial extranjera que hacerlo en su propio país.
La Organización de Inspectores destacó que cuando una empresa gana dinero en el exterior no sólo no está pagando nada en España, sino que deja de pagar por otros beneficios que se obtienen en el país, lo que se traduce en que todos los contribuyentes, a través de la Hacienda Pública, subvencionan la inversión empresarial en el exterior y la consiguiente creación de empleo fuera.
Realmente maravillosas las leyes que tenemos. Con nuestro dinero subvencionamos los beneficios de las empresas, que ya ni tan siquiera corresponden generando empleo.
Ver artículo en Invertia
No hay comentarios:
Publicar un comentario