La niña ha sido un fiasco, como toda la campaña electoral del PP. No han dado una. Y han recogido los frutos. Pero cuando se va a piñón fijo ocurren estas cosas. No hay cintura ni flexibilidad. Desde hace cuatro años se escogió una línea de actuación que todos conocemos y que al final ha resultado suicida.
Tengo un libro en mis manos que tiene muchos años y que fue lectura obligada en una de las asignaturas de mi carrera (Derecho Constitucional). Se trata del libro que escribió en 1967 el profesor de la Sorbona de París, Maurice Duverger, titulado La democracia sin el pueblo. En el libro dedica varios capítulos al “pantano”. Se refiere al pantano de votos centrista. El pantano es el voto de la gente sin modelo de estado. Hoy voto hacia aquí y mañana hacia allá. Uno o dos millones de votos que pueden oscilar fácilmente.
Pero no han oscilado. Y no lo han hecho porque el PP no ha hecho nada por ello.
Para captarlos era necesario:
1) que el Gobierno lo hiciese rematadamente mal y/o
2) que la economía se deteriorase y/o
3) que el PP abandonase la línea dura y radical, especialmente hacia las autonomías no próximas al PP.
Como nada de esto ha ocurrido, se ha repetido el resultado del 2004: 16 escaños de diferencia. Y ya pueden decir los de la calle Génova que mejoran. Derrota sin paliativos.
Lista de errores:
1) Cargarse en plena campaña la opción más centrista: Gallardón.
2) Fichar a un personaje al que se califica de estrella que ha resultado decepcionante: Pizarro. ¿Cómo puede una persona que ha ganado una fortuna estos cuatro años decir que han sido un fiasco económico?¿Cómo puede esta persona, el padre de los apagones y de un anticatalanismo visceral, ir a Cataluña y manifestar de repente, con toda su cara, su amor por los catalanes? Ahora ya conoce la respuesta.
3) Volver al ataque contra Aragón defendiendo el trasvase, cuando ya están en marcha soluciones que lo hacen innecesario.
4) Machacar a Cataluña, cuando en las anteriores elecciones sus votos fueron decisivos (y lo han vuelto a ser). El PP ha puesto siempre en el mismo saco el nacionalismo vasco y al catalán. Y no es lo mismo. No aprenden.
5) Una campaña electoral muy mala (la del PSOE será muy estudiada por su eficacia, especialmente en Cataluña, en la que Chacón ha sido factor muy importante).
6) El PP, con su agresividad y caspa, ha potenciado el miedo, muy bien reflejado en este lema de la campaña socialista: Si tú no vas, ellos vuelven. Ha sido un voto para que no vuelvan.
El PP deberá cambiar muy profundamente su línea (aunque ha quemado sus naves con la defenestración de Gallardón) si quiere volver a gobernar. Además han conseguido quedarse totalmente solos.
Ahora pagan la decisión de Aznar de elegir en su día a Rajoy en vez de a Rato (ahí lo tenéis, trabajando ya para tres bancos a la vez. A eso le llamo productividad).
Esperanza Aguirre es apostar por lo mismo (o peor aún) y esta línea política no da un voto más (el famoso techo de Fraga), salvo que la economía se hunda y cuando lleguen las próximas elecciones siga todo muy mal.
Queda una opción que me preocupa mucho. Es la opción de la continuidad de esta gente, crispando más y más el país apoyados en la recesión económica que viene. Podría ser salvaje la legislatura.
Tengo un libro en mis manos que tiene muchos años y que fue lectura obligada en una de las asignaturas de mi carrera (Derecho Constitucional). Se trata del libro que escribió en 1967 el profesor de la Sorbona de París, Maurice Duverger, titulado La democracia sin el pueblo. En el libro dedica varios capítulos al “pantano”. Se refiere al pantano de votos centrista. El pantano es el voto de la gente sin modelo de estado. Hoy voto hacia aquí y mañana hacia allá. Uno o dos millones de votos que pueden oscilar fácilmente.
Pero no han oscilado. Y no lo han hecho porque el PP no ha hecho nada por ello.
Para captarlos era necesario:
1) que el Gobierno lo hiciese rematadamente mal y/o
2) que la economía se deteriorase y/o
3) que el PP abandonase la línea dura y radical, especialmente hacia las autonomías no próximas al PP.
Como nada de esto ha ocurrido, se ha repetido el resultado del 2004: 16 escaños de diferencia. Y ya pueden decir los de la calle Génova que mejoran. Derrota sin paliativos.
Lista de errores:
1) Cargarse en plena campaña la opción más centrista: Gallardón.
2) Fichar a un personaje al que se califica de estrella que ha resultado decepcionante: Pizarro. ¿Cómo puede una persona que ha ganado una fortuna estos cuatro años decir que han sido un fiasco económico?¿Cómo puede esta persona, el padre de los apagones y de un anticatalanismo visceral, ir a Cataluña y manifestar de repente, con toda su cara, su amor por los catalanes? Ahora ya conoce la respuesta.
3) Volver al ataque contra Aragón defendiendo el trasvase, cuando ya están en marcha soluciones que lo hacen innecesario.
4) Machacar a Cataluña, cuando en las anteriores elecciones sus votos fueron decisivos (y lo han vuelto a ser). El PP ha puesto siempre en el mismo saco el nacionalismo vasco y al catalán. Y no es lo mismo. No aprenden.
5) Una campaña electoral muy mala (la del PSOE será muy estudiada por su eficacia, especialmente en Cataluña, en la que Chacón ha sido factor muy importante).
6) El PP, con su agresividad y caspa, ha potenciado el miedo, muy bien reflejado en este lema de la campaña socialista: Si tú no vas, ellos vuelven. Ha sido un voto para que no vuelvan.
El PP deberá cambiar muy profundamente su línea (aunque ha quemado sus naves con la defenestración de Gallardón) si quiere volver a gobernar. Además han conseguido quedarse totalmente solos.
Ahora pagan la decisión de Aznar de elegir en su día a Rajoy en vez de a Rato (ahí lo tenéis, trabajando ya para tres bancos a la vez. A eso le llamo productividad).
Esperanza Aguirre es apostar por lo mismo (o peor aún) y esta línea política no da un voto más (el famoso techo de Fraga), salvo que la economía se hunda y cuando lleguen las próximas elecciones siga todo muy mal.
Queda una opción que me preocupa mucho. Es la opción de la continuidad de esta gente, crispando más y más el país apoyados en la recesión económica que viene. Podría ser salvaje la legislatura.
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