Puerto de Bonansa (1.380 m.) – Coll de l’Espina (1.407 m.) – Coll de Fadas (1.470 m.) desde Obarra

Si hace unas semanas subí al Coll de Fadas y al de Espina desde las aguas del Esera, o sea desde Castejón de Sos, nada mejor ahora que empezar por la otra ladera, desde las aguas del Isabena en Obarra, subiendo a Bonansa, bajando hasta las aguas del Baliera, ya próximas al Noguera Ribagorzana y acometer la subida a Espina y Coll de Fadas desde esta vertiente este.

La subida a Bonansa es corta, unos cinco kilómetros placenteros a la sombra. Cuando llegué a Obarra y a pesar de los calores de Agosto, de buena mañana la temperatura era aún de nueve grados. Manguitos en los brazos, que uno es sensible a las corrientes de aire. Y para bajar por la otra vertiente, a pesar de que daba ya un buen sol, bien que fueron.

Subiendo Espina apareció ya el calor. Bonita subida también por esta vertiente, con más pueblos que en el lado de Castejón. Durante unos cuantos kilómetros pude ver los picos de Vallibierna y el Culebras y durante un corto tramo pude contemplar un trozo de la Maladeta, exactamente la Cresta del Medio, es decir Pico del Medio-Pico Maldito, con un poco de nieve aún. También se ven los Beciberris, ya en Catalunya. 

Mucho tráfico (en Bonansa no) y es que es Agosto y el intercambio Valle de Arán/Benasque tiene su clientela veraniega. En cuanto pase este mes por aquí se respirará una tranquilidad absoluta.

Durante la subida pude ver que el fuego que asoló en mayo el valle de Castanesa llegó hasta las proximidades del puerto de Espina (ver foto). 

Una vez en Coll de Fadas me llegué hasta San Feliu de Veri, con unos espléndido metros iniciales (a los pies del Turbón) con vistas insuperables hacia todo el valle de Benasque-Castejón y con un telón de fondo de montañas realmente magnifico: Cotiella-Sierra de Chía-Barbarisa-Boix-Eristes-Posets y el Perdiguero con parte de la cresta fronteriza. Y muy cercano el Gallinero.

La carretera a San Feliu es muy estrecha. De hecho es como una pista asfaltada. Mi intención era bajar desde aquí hasta Espés y volver a Obarra pero me explicó rápidamente un colega que llegó con una BTT que con su bici sí, pero con la mía no. Aún así me llegué hasta el final del asfalto, unos tres kilómetros más, llegando a un lugar donde hay un pequeño refugio forestal, con mesas de merendero y una potente fuente de esa agua que expulsa el macizo del Turbón y es que la roca calcárea es un gran coladero. 

Este lugar se llama La Muria y queda fichado para hacer una comida familiar.

Aún así tenía otra alternativa para no regresar por el mismo trayecto. Volver hacia Las Paúles y antes de llegar al pueblo bajar hacia Espés Alto/Bajo y de allí, por carretera asfaltada no hace mucho tiempo, bajar a Obarra. Pero los hados no estaban de mi parte y regresando hacia Coll de Fadas una de las muchas piedras que había sobre el asfalto me pinchó la rueda delantera. Un año entero sin pinchar y parece que le he cogido afición al tema. 

Cambio de cámara (había puesto cámara y cubierta nuevas antes de salir) pero intentando hincharla se rompió la válvula. Con antena de telefonía a la vista lancé el correspondiente SOS (¿y cuando no había móviles que se hacía?): ¡Graus tengo un problema! Para facilitar mi rescate me fui caminando hasta el Coll de Fadas. Como las calas atornilladas a las zapatillas no permiten caminar muy bien que digamos, se me ocurrió descalzarme. Bastaron dos kilómetros para llagarme un pie. Ocurrencias que tiene uno. A partir de ahora dos cámaras de repuesto en el maillot. 

Me perdí la preciosa bajada que me había ganado a pulso después de 1.178 m. de ascensión acumulada y 40 km. de pedaleo. Ahora toca subir por esta carretera (en otoño puede ser algo fantástico) ya que de entrada tiene unas lazadas de lo más potente que huelen a 12% o incluso algo más.

Fotos a continuación:
1. El fuego llegó hasta las proximidades de la carretera.
2-3. En lo alto de los puertos.
4. La Muria, donde se acaba el asfalto.
5. Pano subiendo Espina.
6. Pano yendo a San Feliu de Veri