viernes, junio 10, 2011

Seguiremos construyendo, aunque sea una porquería…


Y es que las comisiones no pueden faltar. Comisiones para el partido y comisiones para los bolsillos particulares. Gobernar ya se trata de sólo eso.

No hay dinero público para continuar la orgía de construcciones inútiles que han invadido la geografía nacional y que tan bien resume en su artículo del domingo en EPS Javier Marías (que recomiendo leer y que previamente fueron aireadas en un artículo del 14 de mayo: Cemento y gasto que no volverá), inutilidades, alguna de las cuales he venido comentado en este blog, como la de los aeropuertos construidos los últimos años.

Pero algo debe hacerse y es que hay que ingresar. El partido y los bolsillos de algunos políticos tienen hambre de años esperando este momento. Por lo tanto habrá que bajar precios de las futuras construcciones, para así seguir con la adicción. Y si en vez de hormigón para construir se utiliza arena de la barata, no habrá problema porque será plenamente aceptado, según leo en la prensa.

Si construcciones hechas en época de vacas gordas (ver lo que ocurre con el edificio Calatrava en Oviedo) ya se están desmoronando, lo que se va a construir en época de vacas flacas será algo parecido a los flanes de arena que hacía yo de pequeño en la playa.

Para ver por donde van los tiros basta ver que en el Ayuntamiento de Barcelona la tenencia de alcaldía de Medio Ambiente ¡desaparece! (lo primero que se les ha ocurrido para ahorrar) y el personal que se dedicará (poquito claro, unos cuantos para hacer el paripé) a esta labor estará adscrito a la tenencia de alcaldía de ¡urbanismo!
Hilaridad absoluta me produce leer esto.

Y como no hay dinero, de algún sitio ha de salir. Pensemos un poco. Otro poquito más. ¡Ya está! ¡Privaticemos propiedades y negocios de la Generalitat!. Y para que no chisten les diremos que es para “calmar los mercados”. Ya empieza a estar muy manido esto, pero parece que sigue colando.

Privatizar para CIU es lo siguiente:

1) Se toman los bienes, empresas o actividades que tienen valor y son rentables, que los compradores no se chupan el dedo y no se van a quedar cualquier cosa.

2) Se convoca a las empresas de amiguetes que tradicionalmente financian al partido y que ya están por la labor y se les ofrecen los bienes/negocios de propiedad pública. Negocios rentables, claro. Veamos: Túneles de Vallvidrera y del Cadí, Instituto del Diagnostico por la Imagen, Consorcio de Aguas Ter-Llobregat (¡sí, sí, el agua!), etc.

3) Naturalmente como la liquidez bancaria no está para financiar compras de inmuebles, pues se venden sin que los compradores desembolsen ni un euro. Por ejemplo en los edificios la Generalitat perderá la propiedad y asegurará al comprador el alquiler del inmueble por muchos años. El comprador a plazos obtendrá la propiedad mediante las cuotas que le pagará el vendedor. ¡Bravo!

4) En el caso de los negocios el sistema ya es muy conocido. El comprador toma un crédito que se paga con los ingresos de los peajes (que se pignoran como garantía y así la banca no tiene riesgo). Un negocio vitalicio, sin riesgo para nadie, ahora propiedad de todos, que pasa a ser propiedad de unos pocos. ¡Viva la crisis!¡Viva el atraco social!

5) Naturalmente los compradores, en agradecimiento, darán las correspondientes aportaciones al partido y a ciertos bolsillos (en el caso de los Túneles la cosa está a huevo ya que hay mucho ingreso cash y por lo tanto se puede generar dinero negro, como en las Autopistas) y si hace falta colocarán a los cachorros de los políticos en las empresas para que se lleven un sueldete, que la cosa está muy achuchada.

Vemos como las obras inútiles que no sirven para nada sirven ahora de justificación (no hay dinero) para regalar las propiedades públicas rentables. Un asalto en toda regla al Estado. ¿A quién regalarán las estaciones de esquí de La Molina y de Nuria?

Ejemplos de que esto no tiene fin nos llegan desde donde estos temas alcanzan su exponente máximo: Valencia. En plena crisis, recortando empleo, el señor Camps sigue gastándose otros 108 MM. de euros, en seis años, del contribuyente, para unas carreras de fórmula I. Dicen los gobernantes valencianos que esto es "un ejemplo" de las iniciativas que han permitido a esta autonomía tener una mayor presencia en el exterior y ofrecer una imagen de ella "moderna, dinámica y capaz de proyectar empresas y empresarios en el exterior".

Mientras la estupidez humana se traduzca en votos favoreciendo estas sandeces, veremos cosas de estas y aún más sangrantes.

A saco, Paco.

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