En la antigüedad bastaba un eclipse de sol para sumir a las ignorantes masas en un estado de shock y confusión. El poder, que sabía que después de la oscuridad venía la luz, aprovechaba el momento para reforzar su dominio sobre el pueblo, al que ponían de rodillas ante aquellos que aseguraban que devolverían la luz a cambio de sumisión y sacrificios.
Algunos pagaban con su vida, ya que había que hacer sacrificios para calmar la supuesta ira de los Dioses. Naturalmente entre los sacrificados no se hallaba nadie de la clase dominante.
Pasados cientos o miles de años, y con las correspondientes variaciones, nos hallamos en un estado de shock y confusión semejante, producto ahora de un eclipse económico causado por la avaricia de unos pocos que lo quieren todo. Y este estado de confusión y temor, mira por donde, permite a determinados grupos económicos sacar provecho de la situación y aprovechar para exprimir al límite al trabajador y al pequeño empresario. Ahora hemos cambiado el sol por el Dios Mercado, al que hay que hacer sacrificios para salir de la oscuridad.
El miedo a la noche del eclipse se sustituye ahora con otros miedos. Crean grandes mentiras con las que nos bombardean para crear temor y pánico. El ejemplo más claro lo tenemos estos días en Grecia. Dice hoy El País que “la suspensión de pagos acabaría con el sistema de salud, las escuelas, el 80% de las pensiones y también con los sueldos de todos los funcionarios”. Casi nada.
Pensemos un poco. El problema es que Grecia necesita que “la ayuden” porque dentro de pocos días le vencen unos bonos y no puede devolver el importe de lo prestado.
¿Y qué pasa si impaga? ¿Y qué pasa si dice que aplaza el pago cierto tiempo? ¿Alguien ha visto un análisis racional causa-efecto? ¿Nos han explicado por qué se produciría el hundimiento del Estado por impagar una parte pequeña de la deuda? Nadie lo explica ni lo explicará, porque no pasaría nada de esto.
Una suspensión de pagos, o sea aplazamiento del pago, no es una quiebra. Por lo tanto esto no supone que se hayan de cerrar hospitales, colegios, etc. El que no se pague una deuda no quiere decir que el Estado deje de tener ingresos, ni que deje de funcionar. Ninguna de estas hecatombes anunciadas ocurriría. Los que si tendrían problemas serían los bancos prestamistas. Estos son los que deberían tener miedo y pagar los platos rotos por haber dejado el dinero a alguien que ahora tiene problemas para devolverlo.
Pero los platos rotos los pagará el pueblo griego. Finalmente verán como les roban (privatizan) empresas estatales rentables (como el monopolio de juegos de azar, la caja postal y los operadores de los puertos de El Pireo y Salónica). Y de eso se trata. De crear miedo y confusión para llevarse negocios públicos. Esa es la finalidad de toda esta maniobra: un paso más hacia el Neoliberalismo radical.
No creamos inocentemente que esto solo va a ocurrir en Grecia. Cuando el PP suba el poder, votado por unos ilusos que creen que esta gente va a solucionar la crisis, veremos crear una potente ofensiva mediática de miedo y confusión con nuestra deuda y solvencia-país para así justificar todas las privatizaciones que el neoliberalismo español tiene en cartera, amén de desmontar la educación y sanidad públicas. El pueblo español se lo va a ganar a pulso, al igual que el griego, que voto al PASOK (¡socialistas!) y ahora ven que son tan Neoliberales como la derecha. No nos quejemos luego. El deterioro de las democracias lleva a este estado de mentiras permanentes, gracias a las cuales, unos cuantos, muchos, ilusos, han acabado creyendo que el cambio político les va a solucionar los problemas, cuando en realidad se van a agravar.
Entre las bondades que le pueden caer al pueblo español (además de las privatizaciones citadas, y del deterioro de lo público, especialmente sanidad y educación) tenemos una nueva ronda de aumento de impuestos (IRPF e IVA), nueva ronda de rebajas salariales a los funcionarios, desaparición de los derechos laborales, reducción de las pensiones, copago en la Sanidad, menos beneficios sociales, y todo ello para conseguir MÁS PARO. Bravo.
Recuerdo frecuentemente que un 43,9 % de los alemanes, en 1933, votaron a Hitler. El sabio pueblo alemán eligió su suicidio... democráticamente.
¿Cómo consiguió Hitler con la mitad de los votos anular la Constitución, hacerse con el poder y evitar nuevas elecciones? Sencillamente, quemando el Reichstag y atribuyendo la fechoría a los comunistas. Mentiras, temor, shock y confusión. Gracias a esto se publicó el llamado Decreto del incendio del Reichstag que acabó con todos los derechos que suelen defender las naciones democráticas: la libertad de expresión; el respeto a la propiedad privada; la libertad de prensa; la inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de las conversaciones telefónicas; así como la libertad de reunión y de asociación.
Algo muy viejo esto de mentir y crear miedo. Pero, como vemos, sigue funcionando.
Algunos pagaban con su vida, ya que había que hacer sacrificios para calmar la supuesta ira de los Dioses. Naturalmente entre los sacrificados no se hallaba nadie de la clase dominante.
Pasados cientos o miles de años, y con las correspondientes variaciones, nos hallamos en un estado de shock y confusión semejante, producto ahora de un eclipse económico causado por la avaricia de unos pocos que lo quieren todo. Y este estado de confusión y temor, mira por donde, permite a determinados grupos económicos sacar provecho de la situación y aprovechar para exprimir al límite al trabajador y al pequeño empresario. Ahora hemos cambiado el sol por el Dios Mercado, al que hay que hacer sacrificios para salir de la oscuridad.
El miedo a la noche del eclipse se sustituye ahora con otros miedos. Crean grandes mentiras con las que nos bombardean para crear temor y pánico. El ejemplo más claro lo tenemos estos días en Grecia. Dice hoy El País que “la suspensión de pagos acabaría con el sistema de salud, las escuelas, el 80% de las pensiones y también con los sueldos de todos los funcionarios”. Casi nada.
Pensemos un poco. El problema es que Grecia necesita que “la ayuden” porque dentro de pocos días le vencen unos bonos y no puede devolver el importe de lo prestado.
¿Y qué pasa si impaga? ¿Y qué pasa si dice que aplaza el pago cierto tiempo? ¿Alguien ha visto un análisis racional causa-efecto? ¿Nos han explicado por qué se produciría el hundimiento del Estado por impagar una parte pequeña de la deuda? Nadie lo explica ni lo explicará, porque no pasaría nada de esto.
Una suspensión de pagos, o sea aplazamiento del pago, no es una quiebra. Por lo tanto esto no supone que se hayan de cerrar hospitales, colegios, etc. El que no se pague una deuda no quiere decir que el Estado deje de tener ingresos, ni que deje de funcionar. Ninguna de estas hecatombes anunciadas ocurriría. Los que si tendrían problemas serían los bancos prestamistas. Estos son los que deberían tener miedo y pagar los platos rotos por haber dejado el dinero a alguien que ahora tiene problemas para devolverlo.
Pero los platos rotos los pagará el pueblo griego. Finalmente verán como les roban (privatizan) empresas estatales rentables (como el monopolio de juegos de azar, la caja postal y los operadores de los puertos de El Pireo y Salónica). Y de eso se trata. De crear miedo y confusión para llevarse negocios públicos. Esa es la finalidad de toda esta maniobra: un paso más hacia el Neoliberalismo radical.
No creamos inocentemente que esto solo va a ocurrir en Grecia. Cuando el PP suba el poder, votado por unos ilusos que creen que esta gente va a solucionar la crisis, veremos crear una potente ofensiva mediática de miedo y confusión con nuestra deuda y solvencia-país para así justificar todas las privatizaciones que el neoliberalismo español tiene en cartera, amén de desmontar la educación y sanidad públicas. El pueblo español se lo va a ganar a pulso, al igual que el griego, que voto al PASOK (¡socialistas!) y ahora ven que son tan Neoliberales como la derecha. No nos quejemos luego. El deterioro de las democracias lleva a este estado de mentiras permanentes, gracias a las cuales, unos cuantos, muchos, ilusos, han acabado creyendo que el cambio político les va a solucionar los problemas, cuando en realidad se van a agravar.
Entre las bondades que le pueden caer al pueblo español (además de las privatizaciones citadas, y del deterioro de lo público, especialmente sanidad y educación) tenemos una nueva ronda de aumento de impuestos (IRPF e IVA), nueva ronda de rebajas salariales a los funcionarios, desaparición de los derechos laborales, reducción de las pensiones, copago en la Sanidad, menos beneficios sociales, y todo ello para conseguir MÁS PARO. Bravo.
Recuerdo frecuentemente que un 43,9 % de los alemanes, en 1933, votaron a Hitler. El sabio pueblo alemán eligió su suicidio... democráticamente.
¿Cómo consiguió Hitler con la mitad de los votos anular la Constitución, hacerse con el poder y evitar nuevas elecciones? Sencillamente, quemando el Reichstag y atribuyendo la fechoría a los comunistas. Mentiras, temor, shock y confusión. Gracias a esto se publicó el llamado Decreto del incendio del Reichstag que acabó con todos los derechos que suelen defender las naciones democráticas: la libertad de expresión; el respeto a la propiedad privada; la libertad de prensa; la inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de las conversaciones telefónicas; así como la libertad de reunión y de asociación.
Algo muy viejo esto de mentir y crear miedo. Pero, como vemos, sigue funcionando.
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