Los edificios de Barcelona han recibido en los últimos años una buena dosis de limpieza. Poco a poco, gracias a la campaña del Ayuntamiento “Barcelona posa’t guapa” iniciada en 1986 (y aún en marcha), con la cual se han subvencionado las obras de limpieza de un buen número de edificios y monumentos (el objetivo era llegar a las Olimpíadas del 92 con la ciudad un poco más presentable) de nuestra ciudad. La verdad es que se nota y el ensanche ya no está lleno de aquellas fachadas grises producto de los humos acumulados, año tras año, del tráfico urbano. Pero dice el refrán que hecha la ley hecha la trampa. Y así hemos podido ver la existencia permanente de dos tipos de perversión que se repiten sin cesar.
La perversión se produce cuando el edificio sujeto a limpieza está en un enclave urbano importante, con mucha gente o coches circulando por delante del edificio durante todo el día. Es una tentación cubrir la obra de remodelación, o sea todo el andamiaje que cubre la fachada, con un gran anuncio. Así este anuncio se convierte en una fuente de ingresos para los propietarios de los inmuebles y por lo tanto…
Perversión uno.
La obra dura y dura. Cuanto más dura más se ingresa por los propietarios del inmueble. Un ejemplo lo tenemos (a los curas también les gusta el dinero), con la Catedral de Barcelona. No se ha escapado de tener un anuncio y no sólo eso: antes anunciaba Samsung y ahora el Banco de Santander. ¡Que mejor lugar que uno de los edificios singulares visitados por el turismo! Y claro, las obras duran y duran. ¿Cuántos años hace ya que la Catedral está en obras?¿Cuántos años más necesitarán para limpiarla? Menudo chollo.
En otros casos se han hecho inventos muy majos. Por ejemplo el que se hizo en la Ronda de San Pedro, en el edificio que hay encima de la Librería Catalonia. Misteriosamente se produjo una demanda civil. Total cinco o siete años para llegar finalmente a un acuerdo, justo cuando había que ir a los tribunales. Mientras la fachada permaneció siete años con el anuncio (y el andamio) cubriendo toda la fachada. Un aplauso. Tiene mérito.
Perversión dos.
Si el edificio está en un lugar muy importante, una vez pasado poco tiempo de la última remodelación, se “detecta” que no ha quedado del todo bien y que se necesita actuar de nuevo. Dos años más con el anuncio a todo trapo. Casualmente los edificios que están en sitios clave de la ciudad están como nuevos…pero por poco tiempo, ya que lo normal es que tengan andamio y anuncio permanentemente.
Y el Ayuntamiento tragando. O no, porque ya le va bien, ya que va cobrando sus correspondientes tasas. Cuánto más dura más cobra.
Los inquilinos del inmueble contentos. Los anunciantes contentos. El Ayuntamiento contento. ¿Y los ciudadanos? A estos como siempre, que les den.
Y todo esto con unas ordenanzas que limitan la publicidad en los edificios. Pero lo que decía. Hecha la ley hecha la trampa.
Fotos de algunos de los anuncios más céntricos.
Empezamos con el eterno en la Catedral (ahora con anuncio del Banco de Santander).¡Qué vergüenza!
Sigue el de Camper en el edificio de Telefónica en plena Plaza de Cataluña.
Después viene uno de Absolut en un edificio del Paseo de Gracia, junto a la Pedrera de Gaudí. No está nada mal la idea.
Sigue el de Peugeot en Paralelo-Pza. España, el de Rambla-Aragón pagado por Shiseido y el de Diagonal-Paseo de Gracia (Edificio del Deutsch Bank) de La Vanguardia.
Siguen más. El de Reebook en Paseo de Gracia y el del Gobierno Portugués en Pau Claris-Aragón.
Finalmente tenemos uno más decente en Gran Vía-Paseo de Gracia que se anuncia a sí mismo, es decir la venta de los pisos rehabilitados y transformados en pisos de Gran Lujo.
El último es el único decente, sin anuncio, en Paseo de Gracia, reproduciendo la fachada oculta. Habrá que felicitarlos.
En Paseo de Gracia hay, nada más y nada menos, que cinco.
1 comentario:
Tienes razón con lo de los abusos; pero reconoce que la idea es buena y ha permitido recuperar un puñado de edificios notables. El Instituto del Paisaje Urbano es de lo mejor que ha hecho este Ayuntamiento en los últimos años y ¡barato!
Lástima que hayan prohibido últimamente el uso de la palabra guapa, creyendo que no es catalana.
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