viernes, julio 13, 2007

The Tall Ships' Races 2007 Mediterranea



35 veleros de 15 países, algunos de ellos de los más grandes del mundo, se han dado cita en Barcelona, en la regata Alicante-Barcelona-Tolón-Génova, dentro de la Tall Ships' Races 2007. Una ocasión sensacional para estrenar mi nueva camara réflex: una NIKON D200.
Feliz como un anís de finalizar esta etapa que ha durado unos años y que me ha obligado a vivir casi sin reflex (la NIKON FA "analógica" sólo la utilizaba en los viajes en que era necesario utilizar un gran angular para "meter" en las fotos los grandes monumentos) y convivir con una CANON G5 de resultados más que aceptables, pero que no era réflex. Y es que este tipo de máquinas en versión digital costaban hasta la fecha un riñon. Una buena no es que sea ya barata ahora, pero era el momento... y ¡que calidad! y ¡que maravillosas opciones en enfocado y exposición!. No es un tema de Megapixels, que con 10 MM. está muy bien, es la óptica, y para prueba unas fotos hechas a los barcos y eso que me he puesto a disparar sin tener la más absoluta idea de como hacerlo.

He subido a varios veleros de los grandes (el Stad de Amsterdam no es visitable y el MIR ruso es un pote del año 88 que lo utilizan de escuela para quien quiera y que no vale la pena ver): el Guayas de Ecuador (Buque escuela de la Marina de Ecuador, barco construido en España en 1977), el Mircea (Buque escuela de la Marina de Rumania) y el mejor de todos, el Amerigo Vespucci (Americo Vespucio), buque escuela de la Marina Italiana, botado en el año 31 y que es el barco más antiguo en servicio de la marina italiana. La visita a este último ha sido una delicia.

Muy interesante el lema que hay en la cubierta del Amerigo (ver la foto en que hay un marinero fregando la cubierta): NON CHI COMINCIA MA QUEL CHE PERSEVERA (NO QUIEN EMPIEZA SINO QUIEN PERSEVERA).


Y una anécdota divertida. Un padre enseñando el cuarto de derrota del Amerigo a su hija: ¡mira, mira! ¡los volantes del barco! (penúltima fotografía). Y la hija que contesta. ¡Oh! ¡Que timones tan bonitos! Con siete años tenía la niña ya más vocabulario que el padre.
Como exmarino los oídos me han rechinado continuamente oyendo hablar de las muchas cuerdas que hay en los barcos. ¡Cuerdas, horror!
Como atardecía la luz ha ayudado mucho. Mañana me leeré el manual de la Nikon D200. Las próximas fotografías serán mejores.



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