lunes, julio 30, 2007

Pelota va, pelota viene. Ladrillo y fútbol.


En el 2001 el Real Madrid fue el pionero en cambiar instalaciones deportivas por ladrillos. La operación, con la bendición del regidor, José María Álvarez del Manzano, y del presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón, supuso para el club un beneficio de unos 480 millones de euros. El Real obtuvo 1,49 metros cuadrados de edificabilidad -cuando el que regía en el barrio era de apenas 0,3- en los 105.677 metros cuadrados de la ciudad deportiva de Chamartín. Hasta IU apoyó este pelotazo.
Ayer salía el presidente del Atlético de Madrid, todo ufano, en televisión, explicando que él nunca había criticado el pelotazo inmobiliario del Real. Claro. Porque ya le habían prometido el suyo. Y este pelotazo ya ha llegado.
El nuevo pelotazo fútbol-ladrillo-PP-banca-cervecera (me refiero a todos los que llenan sus bolsillos con esta operación) se consigue trasladando el Estadio del Atlético fuera de la ciudad. El Ayuntamiento recalificará los terrenos del Calderón (31.046 metros cuadrados) y los de la antigua fábrica de cervezas Mahou (61.251 metros cuadrados). La operación se realiza de forma conjunta entre el club y la cervecera.
Tras estudiar varios proyectos, se ha autorizado una edificabilidad de 1,9 metros cuadrados por cada metro cuadrado de la superficie total (92.297 metros). Es decir, permite que se edifique un volumen de unos 175.000 metros cuadrados. Los edificios se levantarán sólo sobre algo más de la mitad de la parcela de Mahou (en 35.496 de los 61.251 metros de su terreno), y no habrá vivienda protegida.
¿Y cuánto gana el Atlético por irse a jugar cada 15 días a San Blas? El cálculo de las plusvalías es sencillo. A unos 3.000 euros el metro cuadrado, se obtendrían unos 520 millones. Mahou y el Atlético se los repartirán a partes iguales, según fuentes del propio club. O sea, unos 260 millones para cada uno.
Para disfrazar el pelotazo el proyecto también incluye la cesión del 30% del suelo al Ayuntamiento para la creación de zonas verdes y equipamiento público, dedicando 12.932 metros cuadrados de la parcela de Mahou a la ampliación del colegio público Tomás Bretón, y 9.280 metros, a otra zona verde.
Encima vendiendo la moto.
Recuerdo que en junio de 1996, el grueso de la fábrica de Mahou se mudó a Alovera (Guadalajara). La decisión levantó ampollas en el Gobierno de la región, entonces en manos de Ruiz-Gallardón, que batalló, sin éxito, para que la empresa cervecera, que daba trabajo por entonces a 1.000 personas, se quedara en la región en lugar de emigrar a Castilla-La Mancha. Gallardón se opuso desde entonces a la recalificación de esos terrenos, pero mira por donde el tiempo ha llevado a esta recalificación a unas plusvalías impensables hace años. Y naturalmente se ha acabado haciendo.
Supongo que Mahou sabrá agradecer generosamente al PP esta recalificación (además de lo bonito que queda lo del Colegio).



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