Leer la prensa es un placer…hasta que lees un artículo sobre lo que entiendes algo. Rápidamente se te cae el alma a los pies. Y es que dicen que la ignorancia es muy atrevida. Hoy en El País, Sergi Pámies que escribe en la columna La Crónica, opina sobre las quinielas.
En primer lugar afirma que las probabilidades de ganar son casi nulas.
En segundo lugar dice que a pesar de que son casi nulas hay alguna empresa que asegura beneficios considerables en base a programas informáticos.
En tercer lugar dice que de vez en cuando oyes que alguien ha acertado (algo casual afirma).
En cuarto lugar indica que un premio de nueve 9 millones cayó en Reus.
Veamos algún comentario sobre estas afirmaciones.
1. Las probabilidades de ganar no son ni mucho menos nulas.
El año pasado hubo 702 acertantes de 15, 3.427 acertantes de 14, 74.667 de 13, 888.477 de 12, 3.405.088 de 11 y 12.880.033 de 10 aciertos. Nada que ver con el número de acertantes de La Primitiva, por ejemplo. Por lo tanto de casi nula, nada.
2. Las quinielas no son un juego de azar. Y está confusión está muy generalizada. En un juego de azar cualquiera, por ejemplo la lotería, la probabilidad de salir el número 1, es la misma que la del número 2.
Sin embargo esto no es así en las quinielas. En teoría deberían tener la misma probabilidad los tres signos, pero sabemos que no es así, ya que hay el factor campo. La probabilidad de que aparezca una quiniela de todo unos (y si aparece no se pagará casi nada por ella, ya que para complicar las cosas tendríamos que hablar de la esperanza matemática de premio) o todo doses no es la misma que la de una quiniela de, por ejemplo, siete variantes.
Por lo tanto, si esto es así, tenemos la posibilidad de descubrir qué quinielas tienen más probabilidad y segmentar nuestra apuesta, de forma que la probabilidad de acierto será mucho más alta que la probabilidad teórica que aparentemente tiene cualquier quiniela que es 1/4.782.969 (para un catorce). El número del denominador es el de quinielas posibles existentes (de 14).
Gracias a la informática es posible generar un archivo que contenga todas las quinielas premiadas cada jornada y que son 3.305 (más el 15). A cada quiniela le añadimos como información adicional un análisis de la quiniela, de forma que también nos guardamos las variantes (número de unos, equis y doses) y la figura, es decir la forma en que se agruparon (por ejemplo, si hay seis variantes, podrían estar agrupadas 3-3 o 4-2 o 5-1 o 6-0, es decir en este último caso, todas seguidas). También nos podemos guardar mucha más información: unos, equis y doses seguidos (máximo y mínimo), etc, etc. Y naturalmente cuantos aciertos ha tenido la quiniela (si es de 10,11,12..) y el premio que ha cobrado.
Y esto lo hacemos con todas las quinielas premiadas de muchos años (por ejemplo: 6 años x 40 jornadas x 3.305 quinielas significa una base de datos de 793.200 quinielas. ¡Una buena base!
Y bien, ya podemos empezar a analizar si hay algunas quinielas que tienen más probabilidad que otras y aquí está lo bonito de la cuestión y la habilidad del analista-progamador que diseñe el proceso. Se trata de descubrirlo. Para ello hay que tener el arte de saber encontrar los nichos de quinielas con esa alta probabilidad. Y como yo lo he hecho y lo he encontrado, puedo afirmar y afirmo, que existen grupos de quinielas con rentabilidad positiva permanente.
Por eso muchas peñas afirman que, por ejemplo, pueden dar rentabilidades del 237 %. Sencillamente eso significa que por cada euro que ponga un participante, se llevará 2,37 euros. Una buena rentabilidad, pero así nadie se hace millonario (y nadie nos asegura que esa peña esté jugando con un sistema y nicho correcto).
La gracia está en tener la capacidad financiera, y el valor, para jugarse 250.000 euros una temporada y llevarse ese 237 %. Pero jugando uno solo.
Por otra parte, en la medida en que estos nichos sean jugados por más apostantes, la rentabilidad actual puede verse deteriorada y quedar obsoletos todos estos estudios, ya que no olvidemos que los premios se distribuyen entre el número de acertantes.
En la muy interesante novela de Neal Stepheson, Criptonomicón, Vol II, pág 452, puede leerse que "un conjunto de datos por sí mismo puede que no me diga nada. Pero cuando combino todos los conjuntos de datos, lo que me ofrece mayor profundidad, puedo ver estructuras… "
3. Eso de que "oyes que alguien ha acertado", como si fuese algo improbable, es bastante desacertado. Basta entrar en Internet y ver los premios. Es muy sencillo. Ya he indicado los que hubo el año anterior. Y así todas las temporadas.
4. La lotería cae. Las quinielas no. Se aciertan. Una diferencia básica. Porque no es un juego de azar y porque es el apostante el que elige. Se acierta un catorce, no "cae".
Y para acabar lo que dijo en 1936 el Matemático francés Poincaré (el de la famosa conjetura, que ahora Perelman ha demostrado): “El azar no es más que la medida de nuestra ignorancia. Los fenómenos fortuitos son, por definición, aquellos cuyas leyes ignoramos".
Una definición sensacional…
La fotografía es de Henri Poincaré