Lo reconozco. Se me cae la baba cuando leo a J.J.Millás en El País. No puedo por menos que reproducir su artículo del viernes, titulado Cirugía. Es exactamente lo que pienso. Se lo dije personalmente en la feria del libro de Sant Jordi, el año pasado: empiezo El País por la última página por tu culpa.
Cirugía
El Banco de España acaba de asegurar que la vivienda está sobrevalorada entre un 24% y un 32%. Si el Banco de España tuviera alguna credibilidad, todas las operaciones de venta de pisos en marcha se paralizarían, sobre todo porque la banca privada no concedería préstamos hipotecarios respaldados por bienes inexistentes. De otro lado, la gente que ha adquirido, con intenciones especuladoras, un piso en los últimos años lo pondría inmediatamente a la venta para quitárselo de encima antes de que la denuncia acerca de su sobrevaloración llegara a todos los rincones. Nada de eso ha sucedido ni parece que vaya a suceder en los próximos días. ¿Quién miente entonces, el Banco de España o el mercado inmobiliario?
Mienten los dos. El mercado inmobiliario porque es su carácter y el Banco de España porque la sobrevaloración es superior al 30%. No importa. Cuando la ciudadanía se instala en el delirio, no hay forma de apearla de él. Hace años, un gobernante argentino decidió que un peso y un dólar valían lo mismo. Conociendo la situación de Argentina y de EE UU, el sentido común decía que eso no podía ser. Era como si se determinara por decreto que cien gramos de carne tuvieran las mismas calorías que cien gramos de alfalfa. Pues no, no tienen las mismas calorías, lo diga quien lo diga. Años después, cuando cesó el delirio (en las sociedades bipolares, a las situaciones de euforia les sigue una de depresión), hubo que decretar el corralito. El corralito, que actuó como representante de la realidad en Argentina, puso las cosas en su sitio al establecer que donde usted creía que tenía 100 sólo tenía 20. ¿Y el 80 restante? El 80 restante desapareció al despertar, pues era un sueño.
Un 30% del valor que usted atribuye a su piso es irreal. Una quimera provocada por la ingestión masiva de sustancias especuladoras. Pura euforia. Los economistas del Banco de España, muy prudentes, aseguran que el problema se solucionará con "una absorción gradual de la sobrevaloración existente". La imagen procede del mundo de la medicina. Hay, en efecto, tumores que se disuelven en los tejidos sin haber provocado grandes daños. Pero lo normal, como ocurrió en Argentina, es acudir a la cirugía.
Mienten los dos. El mercado inmobiliario porque es su carácter y el Banco de España porque la sobrevaloración es superior al 30%. No importa. Cuando la ciudadanía se instala en el delirio, no hay forma de apearla de él. Hace años, un gobernante argentino decidió que un peso y un dólar valían lo mismo. Conociendo la situación de Argentina y de EE UU, el sentido común decía que eso no podía ser. Era como si se determinara por decreto que cien gramos de carne tuvieran las mismas calorías que cien gramos de alfalfa. Pues no, no tienen las mismas calorías, lo diga quien lo diga. Años después, cuando cesó el delirio (en las sociedades bipolares, a las situaciones de euforia les sigue una de depresión), hubo que decretar el corralito. El corralito, que actuó como representante de la realidad en Argentina, puso las cosas en su sitio al establecer que donde usted creía que tenía 100 sólo tenía 20. ¿Y el 80 restante? El 80 restante desapareció al despertar, pues era un sueño.
Un 30% del valor que usted atribuye a su piso es irreal. Una quimera provocada por la ingestión masiva de sustancias especuladoras. Pura euforia. Los economistas del Banco de España, muy prudentes, aseguran que el problema se solucionará con "una absorción gradual de la sobrevaloración existente". La imagen procede del mundo de la medicina. Hay, en efecto, tumores que se disuelven en los tejidos sin haber provocado grandes daños. Pero lo normal, como ocurrió en Argentina, es acudir a la cirugía.
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