Ciclismo en letras grandes el visto hoy en el Tour de Francia. Media hora de deporte sobre dos ruedas totalmente auténtico. Hacia, muchos, muchos años que no veía nada igual. Creo que gracias a la persecución del dopaje, que en este deporte había llegado a límites íncreibles, volvemos a tener carreras de verdad, una vez desaparecido el rey del "chute", o sea, Lance Amstrong, a quién no le han podido detectar el producto que lo llevó en pocos meses de estar a las puertas de la muerte a ganar el Tour de Francia.
La etapa alpina de hoy será de las que no se olvidan y guardaré (gane o no el Tour Oscar Pereiro) en mi videoteca, junto a las de Induráin. Además es una etapa mítica: el Galibier, la Croix de Fer, etc.
Hace años leí una novela basada en esta etapa (todo el libro transcurre en ella) y ocurría algo parecido a lo de hoy, cuando un corredor se escapaba en solitario al principio de la etapa y luchaba agónicamente hasta conseguir el triunfo final.
Pero lo importante ha sido lo que ha ocurrido detrás. No se ve todos los días a un maillot amarillo coger una pájara y perder diez minutos.
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