Finde en Madrid. Y visita siempre que puedo al Café Gijón, rincón bohemio, lugar emblemático y de inspiración para escritores, donde el café y el papel han ido siempre de la mano. Puede presumir de ser el café literario por excelencia de la capital.
Situado en el Paseo de Recoletos, ha presenciado horas de tertulia de los intelectuales de la posguerra, debates culturales y artísticos y la visita de los nombres más prestigiosos de las letras españolas. Quizá, la magia de este lugar reside en que en su interior el tiempo no tiene prisa alguna y las ideas se buscan en el poso de un buen café.
El Café Gijón es uno de esos establecimientos con solera. Fundado en 1888 por Gumersindo Gómez, este asturiano sólo puso una condición para su traspaso: que jamás cambiara de nombre. Sus esmerados cortinajes, sus mesas de mármol blanco y sus asientos de terciopelo rojo cobijaron a Pérez Galdós, García Lorca, Antonio Machado o Ruben Darío. Pasada la Guerra Civil Española, Buero Vallejo, Cela, Gala, Jardiel Poncela o Gerardo Diego recuperan las tertulias y lo convierten prácticamente en el último superviviente de una larga tradición madrileña. Esta costumbre social es muy madrileña, con una serie de normas establecidas como son el dónde y cuándo se va a celebrar la tertulia. Desayuno obligado siempre que voy a Madrid (me queda muy a mano) y puedo (lo normal es que no pueda).
Situado en el Paseo de Recoletos, ha presenciado horas de tertulia de los intelectuales de la posguerra, debates culturales y artísticos y la visita de los nombres más prestigiosos de las letras españolas. Quizá, la magia de este lugar reside en que en su interior el tiempo no tiene prisa alguna y las ideas se buscan en el poso de un buen café.
El Café Gijón es uno de esos establecimientos con solera. Fundado en 1888 por Gumersindo Gómez, este asturiano sólo puso una condición para su traspaso: que jamás cambiara de nombre. Sus esmerados cortinajes, sus mesas de mármol blanco y sus asientos de terciopelo rojo cobijaron a Pérez Galdós, García Lorca, Antonio Machado o Ruben Darío. Pasada la Guerra Civil Española, Buero Vallejo, Cela, Gala, Jardiel Poncela o Gerardo Diego recuperan las tertulias y lo convierten prácticamente en el último superviviente de una larga tradición madrileña. Esta costumbre social es muy madrileña, con una serie de normas establecidas como son el dónde y cuándo se va a celebrar la tertulia. Desayuno obligado siempre que voy a Madrid (me queda muy a mano) y puedo (lo normal es que no pueda).
2 comentarios:
Muchas gracias por su comentario sobre mi abuelo.
Un momento emocionante, comer acompañado de aquella a quien amas en el mismo lugar donde anteriormente se sentaban las mentes mas privilegiadas de este pais.
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