Al grito de “a por ellos, que son pocos y cobardes” o también el de “la ocasión la pintan calva”, o el más manido de “tonto el último”, gran parte de las multinacionales, ya sea la Banca, el automóvil, la alimentación o cualquier otro sector económico, están aprovechando que la palabra crisis se ha extendido por el planeta para hacer aquellos movimientos y ajustes que en otro momento habrían sido inaceptables socialmente.
Vemos que el objetivo imperturbable de estas compañías es el beneficio a corto plazo. Y este objetivo les lleva permanentemente a conseguir la reducción de los salarios. Su leiv motiv, un objetivo loable, que las hace más productivas, más rentables para de esta forma asegurar los puestos de trabajo. Bueno, esto último es lo que venían diciendo. Ahora naturalmente queda al descubierto que lo que pretendían realmente es lo de ganar más dinero y que los puestos de trabajo era puro decorado, y ahora lo que priva es que cuantos menos, mejor.
Por lo tanto, toda multinacional que se precie ha de conseguir tener sus centros productivos y servicios en países con salarios equivalentes al plato de arroz para un día. Salarios de subsistencia para mantener viva la mano de obra. Y ya vale.
Un ejemplo claro de esta tendencia lo tenemos comparando (ver gráfico) los salarios de las tres grandes compañías automovilísticas de EEUU y las de Japón. Mucho más alto el precio/hora del trabajador americano que el Japonés. Pero, ¿cuál es la diferencia?. Pues exactamente el coste de la seguridad social (que en EEUU no hay y la pagan las empresas que quieren darles este beneficio a sus trabajadores). Por lo tanto está clara la solución. ¿Cómo pueden ser competitivas las empresas USA? Pues eliminando la Seguridad Social. Y así se va avanzando en la degradación: el largo viaje hacia el plato de arroz.
Naturalmente por otro lado estas empresas quieren mantener sus ventas, base de la obtención de sus beneficios. Pero no se dan cuenta que jugando todos el mismo juego, al final no hay compradores, como estamos empezando a comprobar. Crack de la demanda.
La globalización no funciona y es cuestión de tiempo que esto acabe explotando, en la medida que más gente, poco a poco, y en todo el planeta, se aproxime al salario “del plato de arroz”.
Explosiones sociales que ahora aparecen como hechos aislados, como es el de Grecia en estos momentos, aparecerán frecuentemente en otros muchos países.
Se ha avanzado hasta llegar a un nivel de deterioro importante y los Gobiernos, que se dejaron quitar el poder económico en su momento, cediéndolo a “los mercados”, ahora creen que lo pueden arreglar subvencionando y prestando dinero en cantidades siderales. Ya es tarde, como dice aquel refrán: a burro muerto cebada al rabo. Muerto el consumidor o el asalariado (como guste más) ahora todo son ayudas.
Sólo parcelando otra vez los mercados se puede arreglar esto. Si Sony quiere vender televisores en España, que ponga sus fábricas en España. Es la única forma posible de mantener las ventas a largo plazo: pagando salarios que comprarán sus productos.
Sin embargo el proceso al que asistimos es el inverso: se paga cada vez menos y por lo tanto se compra menos, y así la solución es despedir más gente y darles una vuelta de tuerca más a los salarios… y la espiral no tiene fin en este proceso de degradación. ¿Quién lo arregla?
Click encima del gráfico para verlo más grande
Vemos que el objetivo imperturbable de estas compañías es el beneficio a corto plazo. Y este objetivo les lleva permanentemente a conseguir la reducción de los salarios. Su leiv motiv, un objetivo loable, que las hace más productivas, más rentables para de esta forma asegurar los puestos de trabajo. Bueno, esto último es lo que venían diciendo. Ahora naturalmente queda al descubierto que lo que pretendían realmente es lo de ganar más dinero y que los puestos de trabajo era puro decorado, y ahora lo que priva es que cuantos menos, mejor.
Por lo tanto, toda multinacional que se precie ha de conseguir tener sus centros productivos y servicios en países con salarios equivalentes al plato de arroz para un día. Salarios de subsistencia para mantener viva la mano de obra. Y ya vale.
Un ejemplo claro de esta tendencia lo tenemos comparando (ver gráfico) los salarios de las tres grandes compañías automovilísticas de EEUU y las de Japón. Mucho más alto el precio/hora del trabajador americano que el Japonés. Pero, ¿cuál es la diferencia?. Pues exactamente el coste de la seguridad social (que en EEUU no hay y la pagan las empresas que quieren darles este beneficio a sus trabajadores). Por lo tanto está clara la solución. ¿Cómo pueden ser competitivas las empresas USA? Pues eliminando la Seguridad Social. Y así se va avanzando en la degradación: el largo viaje hacia el plato de arroz.
Naturalmente por otro lado estas empresas quieren mantener sus ventas, base de la obtención de sus beneficios. Pero no se dan cuenta que jugando todos el mismo juego, al final no hay compradores, como estamos empezando a comprobar. Crack de la demanda.
La globalización no funciona y es cuestión de tiempo que esto acabe explotando, en la medida que más gente, poco a poco, y en todo el planeta, se aproxime al salario “del plato de arroz”.
Explosiones sociales que ahora aparecen como hechos aislados, como es el de Grecia en estos momentos, aparecerán frecuentemente en otros muchos países.
Se ha avanzado hasta llegar a un nivel de deterioro importante y los Gobiernos, que se dejaron quitar el poder económico en su momento, cediéndolo a “los mercados”, ahora creen que lo pueden arreglar subvencionando y prestando dinero en cantidades siderales. Ya es tarde, como dice aquel refrán: a burro muerto cebada al rabo. Muerto el consumidor o el asalariado (como guste más) ahora todo son ayudas.
Sólo parcelando otra vez los mercados se puede arreglar esto. Si Sony quiere vender televisores en España, que ponga sus fábricas en España. Es la única forma posible de mantener las ventas a largo plazo: pagando salarios que comprarán sus productos.
Sin embargo el proceso al que asistimos es el inverso: se paga cada vez menos y por lo tanto se compra menos, y así la solución es despedir más gente y darles una vuelta de tuerca más a los salarios… y la espiral no tiene fin en este proceso de degradación. ¿Quién lo arregla?
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