Caía una fuerte lluvia esta mañana. El radar metereológico de la Generalitat (una herramienta sensacional) me mostraba claramente que la cosa no iba a tener arreglo en horas, por lo que por primera vez en mucho tiempo he renunciado a mi querida moto (¡cuantas horas ganadas en desplazamientos!) y me he dirigido al transporte público. Larga espera, pero he viajado sentado, gracias a que los estudiantes no van ya por estas fechas a clase y es que mi línea de autobús va llena siempre de universitarios y colegiales.
Mientras mi vista recorría el medio vacío bus me ha dado por unos momentos la sensación de que estaba en aquel viaje inolvidable que hice en autocar (por llamarle algo) en Perú, de Lima a Arequipa, pasando por Nazca, ahora ya hace veinte años.
Y es que el autobús transportaba muchas mujeres inmigrantes sudamericanas que seguramente se dirigían a limpiar hogares, ya que el autobús finaliza su recorrido en la parte “alta” de la ciudad.
Mientras hacia malabarismos con el periódico, intentando leerlo sin pasárselo por la cara a la menudita ecuatoriana que tenía a mi lado, pensaba en la mano de obra barata inmigrante y mira por dónde el artículo de José Luis Leal hoy en El País ha venido a completar mi particular viaje en bus.
J.L. Leal fue ministro de esa derecha que tuvo que disfrazarse para superar la transición intentando no perder las riendas del poder que había detentado durante cuarenta años. Juguemos al juego democrático que ya volverán mejores tiempos y ya no necesitaremos disfraces, se dijeron. Y fabricaron UCD. Pasada esa etapa UCD se suicidó y apareció la derecha de siempre: AP, luego convertida por el marketing en PP.
Leyendo el artículo de este exministro de Economía y hombre del Rey he recordado la singular forma que tiene la derecha de ver el paro.
El primer principio de su pensamiento es que el desempleo es culpa siempre del parado. El mundo está lleno de gente que no quiere trabajar y el Estado lo favorece pagando el desempleo. De esta forma el empresario nunca es culpable del paro. Siempre está libre de pecado.¿Cuántas veces hemos oído, “los buenos profesionales siempre encuentra trabajo”.? Quien no trabaja es porque no quiere. Para la derecha la oferta y demanda de empleo no existe. Sólo hay trabajadores y gandules.
El segundo principio es que "la gente en este país no quiere hacer ya determinados trabajos". Por lo tanto "no queda más remedio" que aceptar inmigrantes que hagan esas desagradable tareas.
En primer lugar esta afirmación habría que corregirla. La frase correcta es “los españoles no quieren hacer determinados trabajos si se pagan con salarios infames”.
Lo que subyace detrás de todo esto es la voluntad permanente de hundir el nivel de los salarios (su sueño es eliminar incluso el salario mínimo). Si la oferta de trabajo en el mercado se resiste a aceptar unos salarios determinados, nada mejor que aceptar más y más pateras que aportarán trabajadores que competirán por esos empleos aceptando unos salarios muchísimo más bajos. De esta forma se quiebra la resistencia de los asalariados. Sin olvidar que mucha gente con dinero ahora tiene conductor, jardinero, cuidador de la abuela, cocinera y chica de servicio. Hace quince años les era imposible disponer de este nivel de asistencia que ahora tienen. Recordemos por qué Berlusconi se volvió atrás en sus leyes contra los inmigrantes.
Viene esto a cuento de que el Sr. Leal afirma en su artículo que una de las prioridades actuales es la reforma de la educación potenciando la Formación Profesional. Nos dice este señor que si enseñamos más FP reduciremos el nivel de desempleo.
Que yo sepa y en mis múltiples relaciones con las empresas, nunca he oído queja alguna de que los empresarios tengan problemas para cubrir determinados puestos de trabajos por no encontrar profesionales adecuados (según esto las empresas estarían o bien llenas de puestos vacantes o llenas de ineptos). Es un auténtico chiste (en realidad es una burla) leer esta afirmación. ¡Si los tres millones de parados hubiesen estudiado FP ahora no tendríamos tanto paro!, viene a afirmar este señor.
En realidad la derecha lo que querría es que hubiese menos universitarios y los pocos que quedasen serían naturalmente sus cachorros que así se asegurarían determinados puestos de trabajo en las empresas, cada vez más escasos, por la dura competencia ahora de "tanto título".
Yo creo que mejor sería que este señor se dedicase a escribir sobre otra cosa. Por ejemplo sobre los intereses franceses en España, que tan bien ha venido cuidando.
Ha llegado el momento en que todo el mundo ha de decir algo en los medios de cómo se ha de arreglar la crisis (por cierto, ¿por qué no lo hizo cuando fue ministro de Economía, época que registro la inflación más brutal de todos los tiempos?) y la prensa se llenará de afirmaciones manidas y huecas que veremos repetidas hasta la saciedad (de la misma forma que nos decían antes de que no había burbuja): ”crear empleo en sectores productivos de mayor valor añadido”, “diálogo más abierto con la oposición (¿?)” , “optimización de los recursos disponibles”, “reformas estructurales” y cosas semejantes. Y es que todo es muy fácil.
Tan fácil como hacerse rico a título personal: es tan sencillo como ganar mucho dinero.
Mientras mi vista recorría el medio vacío bus me ha dado por unos momentos la sensación de que estaba en aquel viaje inolvidable que hice en autocar (por llamarle algo) en Perú, de Lima a Arequipa, pasando por Nazca, ahora ya hace veinte años.
Y es que el autobús transportaba muchas mujeres inmigrantes sudamericanas que seguramente se dirigían a limpiar hogares, ya que el autobús finaliza su recorrido en la parte “alta” de la ciudad.
Mientras hacia malabarismos con el periódico, intentando leerlo sin pasárselo por la cara a la menudita ecuatoriana que tenía a mi lado, pensaba en la mano de obra barata inmigrante y mira por dónde el artículo de José Luis Leal hoy en El País ha venido a completar mi particular viaje en bus.
J.L. Leal fue ministro de esa derecha que tuvo que disfrazarse para superar la transición intentando no perder las riendas del poder que había detentado durante cuarenta años. Juguemos al juego democrático que ya volverán mejores tiempos y ya no necesitaremos disfraces, se dijeron. Y fabricaron UCD. Pasada esa etapa UCD se suicidó y apareció la derecha de siempre: AP, luego convertida por el marketing en PP.
Leyendo el artículo de este exministro de Economía y hombre del Rey he recordado la singular forma que tiene la derecha de ver el paro.
El primer principio de su pensamiento es que el desempleo es culpa siempre del parado. El mundo está lleno de gente que no quiere trabajar y el Estado lo favorece pagando el desempleo. De esta forma el empresario nunca es culpable del paro. Siempre está libre de pecado.¿Cuántas veces hemos oído, “los buenos profesionales siempre encuentra trabajo”.? Quien no trabaja es porque no quiere. Para la derecha la oferta y demanda de empleo no existe. Sólo hay trabajadores y gandules.
El segundo principio es que "la gente en este país no quiere hacer ya determinados trabajos". Por lo tanto "no queda más remedio" que aceptar inmigrantes que hagan esas desagradable tareas.
En primer lugar esta afirmación habría que corregirla. La frase correcta es “los españoles no quieren hacer determinados trabajos si se pagan con salarios infames”.
Lo que subyace detrás de todo esto es la voluntad permanente de hundir el nivel de los salarios (su sueño es eliminar incluso el salario mínimo). Si la oferta de trabajo en el mercado se resiste a aceptar unos salarios determinados, nada mejor que aceptar más y más pateras que aportarán trabajadores que competirán por esos empleos aceptando unos salarios muchísimo más bajos. De esta forma se quiebra la resistencia de los asalariados. Sin olvidar que mucha gente con dinero ahora tiene conductor, jardinero, cuidador de la abuela, cocinera y chica de servicio. Hace quince años les era imposible disponer de este nivel de asistencia que ahora tienen. Recordemos por qué Berlusconi se volvió atrás en sus leyes contra los inmigrantes.
Viene esto a cuento de que el Sr. Leal afirma en su artículo que una de las prioridades actuales es la reforma de la educación potenciando la Formación Profesional. Nos dice este señor que si enseñamos más FP reduciremos el nivel de desempleo.
Que yo sepa y en mis múltiples relaciones con las empresas, nunca he oído queja alguna de que los empresarios tengan problemas para cubrir determinados puestos de trabajos por no encontrar profesionales adecuados (según esto las empresas estarían o bien llenas de puestos vacantes o llenas de ineptos). Es un auténtico chiste (en realidad es una burla) leer esta afirmación. ¡Si los tres millones de parados hubiesen estudiado FP ahora no tendríamos tanto paro!, viene a afirmar este señor.
En realidad la derecha lo que querría es que hubiese menos universitarios y los pocos que quedasen serían naturalmente sus cachorros que así se asegurarían determinados puestos de trabajo en las empresas, cada vez más escasos, por la dura competencia ahora de "tanto título".
Yo creo que mejor sería que este señor se dedicase a escribir sobre otra cosa. Por ejemplo sobre los intereses franceses en España, que tan bien ha venido cuidando.
Ha llegado el momento en que todo el mundo ha de decir algo en los medios de cómo se ha de arreglar la crisis (por cierto, ¿por qué no lo hizo cuando fue ministro de Economía, época que registro la inflación más brutal de todos los tiempos?) y la prensa se llenará de afirmaciones manidas y huecas que veremos repetidas hasta la saciedad (de la misma forma que nos decían antes de que no había burbuja): ”crear empleo en sectores productivos de mayor valor añadido”, “diálogo más abierto con la oposición (¿?)” , “optimización de los recursos disponibles”, “reformas estructurales” y cosas semejantes. Y es que todo es muy fácil.
Tan fácil como hacerse rico a título personal: es tan sencillo como ganar mucho dinero.
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