Excelente la carta al Director de Mario L. Sellés que publica hoy El País.
Y es que don Mariano Rajoy, en plan muy señor, dijo que él no iba a entrar en criticas al Gobierno por el accidente del MD-82 de Spanair. Aún hay caballeros. Las bajezas se las deja para el PSOE por lo todo lo que hizo cuando ocurrió el accidente del Yak-42.
Pero Rajoy se olvida y nos quiere hacer olvidar que el Yak-42 era un avión fletado por el Ejercito del Aire y que transportaba militares. Por lo tanto el responsable era el Sr. Trillo y como Presidente Aznar. Por lo tanto ellos eran los responsables de lo que ocurrió.
Pero el MD-82 es (era) un avión de Spanair. Una compañía privada sobre la que no tiene ninguna responsabilidad el Gobierno. Si hay culpables habrá que buscarlos entre los directivos de esta compañía. Por lo tanto el Sr. Rajoy sabe perfectamente que no puede reclamar ninguna responsabilidad al Gobierno y sacar tajada de la situación. Pero aún le queda una ínfima posibilidad de aprovechar la ocasión: decir que va de señor. Impresentable.
Leeros la carta de Mario L. Sellés.
Y es que don Mariano Rajoy, en plan muy señor, dijo que él no iba a entrar en criticas al Gobierno por el accidente del MD-82 de Spanair. Aún hay caballeros. Las bajezas se las deja para el PSOE por lo todo lo que hizo cuando ocurrió el accidente del Yak-42.
Pero Rajoy se olvida y nos quiere hacer olvidar que el Yak-42 era un avión fletado por el Ejercito del Aire y que transportaba militares. Por lo tanto el responsable era el Sr. Trillo y como Presidente Aznar. Por lo tanto ellos eran los responsables de lo que ocurrió.
Pero el MD-82 es (era) un avión de Spanair. Una compañía privada sobre la que no tiene ninguna responsabilidad el Gobierno. Si hay culpables habrá que buscarlos entre los directivos de esta compañía. Por lo tanto el Sr. Rajoy sabe perfectamente que no puede reclamar ninguna responsabilidad al Gobierno y sacar tajada de la situación. Pero aún le queda una ínfima posibilidad de aprovechar la ocasión: decir que va de señor. Impresentable.
Leeros la carta de Mario L. Sellés.
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