Ayer se conocieron los datos del segundo trimestre de la empresa fabricante de automóviles más importante de EEUU, General Motors. Perdió en el plazo de tres meses 15.500 MM. de dólares. Lo voy a poner con ceros porque estas cifras ya se nos escapan: 15.500.000.000. Así se ve mejor.
Dice la noticia que de esta cifra 6.300 MM. es pérdida ordinaria y el resto es extraordinaria. Es decir, que a este ritmo, sin tener en cuenta estos extraordinarios (por el coste de despidos) estamos en 25.000 MM. de pérdida anual. La pregunta viene rápida: ¿se puede aguantar esto? Por grande que sea GM, esto ¿se puede mantener en marcha?
El problema no es solo de GM. Un país como EEUU, que necesita crear cada mes miles de puestos de trabajo para que no aumente el paro, ha visto como en julio se destruían 51.000 puestos (y están contentos porque se pensaban que sería peor).
Vemos como ni devaluando el dólar se arregla el problema. El encarecimiento de las importaciones (BMW está empezando también a ver como se le acaba la época de las vacas gordas ya que no vende tanto en EEUU) y el abaratamiento de sus coches en sus ventas a países extranjeros, no ha solucionado nada. ¿Y ahora qué? ¿Que tecla aprieto para arregla esto?, se preguntan.
No es de extrañar que aparezcan ya voces crecientes neoproteccionistas. Lo de la globalización (lo he repetido muchas veces) se mantendrán si interesa a los grandes poderes económicos. En el momento que EEUU u otros países con peso (ya sean individualmente o como grupo defensor de determinados intereses) consideren que la liberalización de los mercados lo único que aporta son pérdidas, esto se acabará rápido. Vimos como Sarkozy, no hace mucho, ya reclamó medidas proteccionistas.
Pero esta semana he leído bastantes artículos, tanto en prensa local como en EEUU: Robert J. Samuelson en el Washington Post, del viernes, el editorial de Wall Street (The end of free trade?) del mismo día, y un artículo en Telegraph de Peter Mandelson (We'll pay a high price for free-trade failure).
Cuando el río suena, agua lleva, dice el refrán. El mejor artículo es le Luis Bassets en El País del viernes. Se titula "la nueva lucha de clases" y recomiendo su lectura. El artículo empieza contundentemente: “la buena globalización ha terminado”.
Y la evidencia de que, por el momento, las medidas liberalizadoras se han acabado lo hemos visto estos días con el fin de la ronda Doha. Después de siete años de intentar avances se ha cerrado la sesión y cada uno para su casa sin ningún acuerdo. Esto ya no da para más.
Será muy interesante ver si finalmente las soluciones a la crisis, que va en aumento a nivel mundial, no toman el camino de proteger las economías de forma individual. Si países como EEUU dan el paso, veremos sorprendentemente como toda la filosofía que nos han vendido durante años se tira a la papelera. Cuando se trata de salvar los muebles uno se olvida rápido de religiones y creeencias. A rey muerto rey puesto.
Y nos venderán multitud de libros indicándonos lo equivocados que estábamos. Porque los equivocados seremos nosotros. Vivir para ver.
Dice la noticia que de esta cifra 6.300 MM. es pérdida ordinaria y el resto es extraordinaria. Es decir, que a este ritmo, sin tener en cuenta estos extraordinarios (por el coste de despidos) estamos en 25.000 MM. de pérdida anual. La pregunta viene rápida: ¿se puede aguantar esto? Por grande que sea GM, esto ¿se puede mantener en marcha?
El problema no es solo de GM. Un país como EEUU, que necesita crear cada mes miles de puestos de trabajo para que no aumente el paro, ha visto como en julio se destruían 51.000 puestos (y están contentos porque se pensaban que sería peor).
Vemos como ni devaluando el dólar se arregla el problema. El encarecimiento de las importaciones (BMW está empezando también a ver como se le acaba la época de las vacas gordas ya que no vende tanto en EEUU) y el abaratamiento de sus coches en sus ventas a países extranjeros, no ha solucionado nada. ¿Y ahora qué? ¿Que tecla aprieto para arregla esto?, se preguntan.
No es de extrañar que aparezcan ya voces crecientes neoproteccionistas. Lo de la globalización (lo he repetido muchas veces) se mantendrán si interesa a los grandes poderes económicos. En el momento que EEUU u otros países con peso (ya sean individualmente o como grupo defensor de determinados intereses) consideren que la liberalización de los mercados lo único que aporta son pérdidas, esto se acabará rápido. Vimos como Sarkozy, no hace mucho, ya reclamó medidas proteccionistas.
Pero esta semana he leído bastantes artículos, tanto en prensa local como en EEUU: Robert J. Samuelson en el Washington Post, del viernes, el editorial de Wall Street (The end of free trade?) del mismo día, y un artículo en Telegraph de Peter Mandelson (We'll pay a high price for free-trade failure).
Cuando el río suena, agua lleva, dice el refrán. El mejor artículo es le Luis Bassets en El País del viernes. Se titula "la nueva lucha de clases" y recomiendo su lectura. El artículo empieza contundentemente: “la buena globalización ha terminado”.
Y la evidencia de que, por el momento, las medidas liberalizadoras se han acabado lo hemos visto estos días con el fin de la ronda Doha. Después de siete años de intentar avances se ha cerrado la sesión y cada uno para su casa sin ningún acuerdo. Esto ya no da para más.
Será muy interesante ver si finalmente las soluciones a la crisis, que va en aumento a nivel mundial, no toman el camino de proteger las economías de forma individual. Si países como EEUU dan el paso, veremos sorprendentemente como toda la filosofía que nos han vendido durante años se tira a la papelera. Cuando se trata de salvar los muebles uno se olvida rápido de religiones y creeencias. A rey muerto rey puesto.
Y nos venderán multitud de libros indicándonos lo equivocados que estábamos. Porque los equivocados seremos nosotros. Vivir para ver.
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