Ya escribí hace unos días sobre la calificación que merece en el exterior nuestro Ministro de Economía, al cual califican como el peor de la UE.
Ahora nos deslumbra el Tesorero del partido, demostrando que
lo pusieron ahí porque era un hombre de confianza, pero que del oficio, ni puñetera idea.
Se me ocurre que si yo hubiese sido designado por el partido
para llevar una contabilidad B, con pagos en negro a la cúpula, para así
repartirse entre unos cuantos parte de la pasta que ilegalmente como vemos les
soltaban algunas empresas a nuestros gobernantes (y ya sabemos que quien paga
manda, y por lo tanto no es de extrañar la reforma laboral que han acabado
pariendo, a gusto de los empresarios), lo habría hecho de otra forma.
Sólo un auténtico inepto, en los tiempos del PC, llevaría
esto a mano, dejando un rastro caligráfico que es una auténtica metedura de pata. ¿No sabe el señor Bárcenas que existen hoy en día ordenadores portátiles, que
existe la hoja de Excel, y que todo esto cabe en un pendrive que no lo
encuentra nadie?
En segundo lugar todo esta información de cobros y pagos
(hojas de Excel) se puede encriptar fuertemente (por ejemplo con clave secreta con números primos, por citar una) y que
venga alguien a desencriptarlo, que buen criptólogo será.
En tercer lugar sólo a un tonto se le ocurre poner nombres e
iniciales. Se le pone a cada persona un número relacionado, por ejemplo, a Mariano un 0, a Cospedal un 69 y a Arenas
un 1 (por lo de “campeón”).
Y en lo referente a los recibí, o sea los documentos
firmados por los que se documentaba la recepción de pagos en negro (supongo que se hacía así, si no
menudo chollo para el Tesorero, que podría desviar los importes que quisiese a
su bolsillo, ya que no puede haber control objetivo posible) y que supongo que ocupaban
muchas cajas (pienso que se habrán destruido, ya que de no ser así son una
bomba impresionante), lo correcto era hacer documentos PDF (hay unos
maravillosos escáneres que los hacen directamente), encriptarlos y guardarlos
en ese u otro pendrive maravilloso.
En lugar de esto cajas y cajas y papeles escritos a mano. Una
auténtica chapuza decimonónica.
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