Buen oxímoron el título, pero esta semana ha sido ejemplar para comprobar lo del calentamiento global,
que en este caso ha sido local. Temperaturas dignas del mes de mayo, montañas
incluidas.
Empecé la semana pedaleando por la Serralada del Litoral
haciendo un trayecto inédito, tal como
reflejo en el mapa adjunto. Este trayecto supone empujar un buen tramo la
bicicleta pendiente arriba por un camino. Como además estaba el suelo mojado y resbalón, sudé de lo
lindo. Calorcillo.
El miércoles decidí ir a esquiar a La Masella y a mediodía
la nieve se transformó ya en nieve primavera. Cuando llegué por la mañana al parking del
telesilla de la Pia Express, que es donde suelo aparcar, la temperatura era de
diez grados. Y cuando bajaba la Collada de Toses por la tarde, registraba ¡18 grados
a 1.800 m.
de altitud en el mes de Enero!
Ocasión irrepetible para subir con la bici en pleno invierno
un puerto de primera en los Pirineos. Así que el viernes me planté en Ribes
de Freser, justo en el momento en que se abría la niebla. Ocho grados de temperatura
a las once de la mañana. Salí abrigadito y dos kilómetros más arriba ya me había
sacado toda la ropa extra. A pedalear como si fuese el mes de Abril. Otra vez
temperatura en ascenso así como subía y probablemente otra vez dieciocho
grados. Ni siquiera tuve que cubrirme la cara bajando. En los Alpes en
setiembre tenía que abrigarme más para bajar los puertos.
Excelente subida a este Col de largo recorrido (casi 25 km.) pero con pendientes relativamente suaves, rodeado de nieve en la parte alta y a pleno sol. Ruedas blancas por la sal que había en la carretera y descenso maravilloso, con fuerte viento en contra. Batí todos mis récords ya que bajé el tiempo de subida (respecto a la primera vez que lo subí en el 2011) en casi un 17%. Es una barbaridad. ¿Es posible que a mi edad mejore tanto físicamente?
No hay comentarios:
Publicar un comentario