Y después de subir la mayoría de puertos importantes del
Pirineo y con el cuerpo (y la mente) ya en buena forma, era imprescindible una
visita a los puertos míticos de los Alpes para cerrar un año ciclista inmejorable.
Nada mejor que empezar por los cols que ha recorrido el Tour en sus casi cien ediciones y para ello había que venir a la Saboya y en concreto a St-Jean-de-Maurienne, auténtico punto neurálgico de este entramado fabuloso de puertos fantásticos: La Croix de Fer, La Madeleine, Glandon, Telegraphe, Galibier, Iseran (un poco más lejos) y la estación de esquí de la Toussuire, que este mismo año ha sido fin de etapa del Tour 2012.
Este ha sido uno de esos pocos años en que el Tour no ha realizado su etapa clásica alpina: Croix de Fer/Glandon-Telegraphe-Galibier y final de etapa en lo alto del Alpe d’Huez.
Este trayecto es el que recorre precisamente la marcha ciclista La Marmotte y que se celebra el primer sábado de julio de cada año y a la que acuden miles de ciclistas (unos seis mil) que evidentemente están muy fuertes. Nunca la ha ganado un español y es espectacular ver como se van rebajando los tiempos a medida que pasan los años. Ver que se está haciendo esta salvajada ciclista en cinco horas y media le deja a uno estupefacto.
El lunes salí de Barcelona a las siete de la mañana y a las dos del mediodía estaba montando la tienda en el CAMPING DES GRANDS COLS, en el mismo St. Jeanne de Maurienne, auténtico Campo Base de los ciclistas que vienen aquí a saborear la flor y nata de los puertos de montaña.
Y llegar y tocar el cielo. El martes subí a La Madelèine por el sur, desde la Chambre, puerto de 19 km. durillo de verdad porque concede pocos respiros.
Desde el camping a la Chambre hay unos 12 km. (y otros tantos para volver) por carretera de tráfico intenso y peligroso. Total del recorrido casi 60 km. y 1.800 m. de desnivel acumulado. La Chambre está a 495 m. (pero desde St. Avre, donde abandonas la carretera del valle, la carretera ya empieza a subir) y La Madeleine a 2.000 m., por lo tanto 1.505 m. de desnivel en 19 km. Desde St. Jeanne de
Maurienne el Forerunner contabilizó 1.800 m. de desnivel acumulado.
He tenido la suerte de encontrar compañía: Roberto, un zaragozano aficionado a la bici, pero también escalador y exparapentista (era parapentista hasta que en Castejón de Sos aterrizó como no es menester), una persona excelente que nada más bajar de La madeléine ya me estaba invitando a spaguetis y a vino de Cariñena. Como los dos vamos al mismo aire y tenemos objetivos parecidos, compartiremos las próximas ascensiones.
Entre las muchas opciones para abrir el melón ciclista alpino, elegimos La Madelèine, opción ideal ya que mi madre (q.e.p.d.) se
llamaba Magdalena, mi suegra se llama igual y hasta tengo una guapísima cuñada con
este bello nombre. Nada mejor que empezar dedicando a la familia este bonito
puerto.
Como a Roberto le gusta primero ir con el coche a ver como es un puerto antes de meterse en él con la bici, salimos muy tarde, pero como
el aire estaba aún fresquito (se ve perfectamente que por arriba cayó una nevada
hace unos días), casi era preferible así.
Yo prefiero todo lo contrario, es decir, descubrir los puertos. Me gusta la aventura, en este caso bastante limitada, ya que si no puedes con el puerto porque no es tu día, pues media vuelta que viene bajada.
Y a veces mejor no ver lo que te espera porque no hay nada peor que empezar encogido (lo mismo pasa escalando).
Cuando se pone al 11%, como ocurre en un tramo nada corto de La Madeleine (tramo de L’Epalud, en el que hay una galería y que es el tramo rojo en la altimetría que acompaño), mejor no saber lo largo que es. Siempre voy intentando adivinar por donde subirá la carretera y a veces es divertido ver que va por donde menos te lo imaginabas.
Hermoso puerto. Me gustó mucho. Abundantes ciclistas de todas las nacionalidades, cada uno a su ritmo y todo un mundo de colores de diferentes maillots que contrastan con el verde de los prados. Bonitos pueblos alpinos, flores en las casas en esta época del año, bosque abundante y al final, como no, estación de esquí (Longchamp), que no se acaba de cruzar nunca y como ya es normal, un pueblo artificial más muerto que vivo.
Una estación que empalma con otra que hay en la vertiente opuesta (como por
ejemplo ocurre en el Tourmalet).
Desde aquí hasta el puerto hay cuatro kilómetros sin una sombra ya que el bosque desaparece y este último tramo demanda un buen esfuerzo.
Vistas impresionantes con glaciares al fondo del escenario ya que la ascensión gana altura de forma descarada: la Chaîne de Belledonne, los glaciares de los Grandes Rousses y el macizo de Ecrin. Por la otra vertiente teníamos el macizo de Beaufort y el Montblanc, pero las nubes impedían verlo.
Restaurante-relax en el puerto con chaise long para contemplar el panorama mientras uno se hidrata y compra un souvenir. Las nubes crecían en abundancia. Corría ya prisa bajar y así lo hicimos, aunque nos tomamos media hora para paladear el éxito. Un descenso impresionante con 19 km. de fuerte desnivel solo tocando pedales para acelerar al salir de las curvas cerradas.
Abrigaditos con todo lo que llevábamos (cortavientos y manguitos de manos y piernas) y aún así justitos y es que esto ¡SON LOS ALPES DE ENSUEÑO!
Este puerto empezó a pasarse en el Tour de 1969, época de Merckx. Fue en este col, en 1996, cuando Indurain perdió un montón de minutos y se dio cuenta que no ganaría su sexto Tour. Pero Perico Delgado en 1984 y Fuente en 1987 pasaron por aquí en primer lugar.
Llegamos al camping que caían gotas y minutos después diluviaba. Justillo, justillo. Tendremos que madrugar más.
Fotos:
Arriba en el col.
Abajo:
1. Punto en La Chambre donde empieza el puerto.
2. Roberto dándole al pedal, con el clásico mojón blanco y amarillo que ayuda al ciclista a saber a que altura está, cuanto le falta para coronar y que porcentaje de subida le espera en el próximo kilómetro.
3. En este villorrio paramos a tomar un chupito.
4. La estación de esquí de Longchamp. Si se amplia la imagen puede verse al fondo la subida final.
5-6. Puede comprobarse que la terraza es idílica y lo de la chaise long no es broma.
7. El col con las negras nubes que iban apareciendo.
8. El restaurante en el collado.
9. En el inicio de la bajada, bien abrigado, con los glaciares al fondo.
10. Panorama la llegar a la estación.
11. Panorama desde encima de la estación.
12. Mi track en GoogleEarth desde La Chambre.
13. Mi track del tramo final desde la estación de esquí.
14. Mapa.
15. Altimetría.
Fotos:
Arriba en el col.
Abajo:
1. Punto en La Chambre donde empieza el puerto.
2. Roberto dándole al pedal, con el clásico mojón blanco y amarillo que ayuda al ciclista a saber a que altura está, cuanto le falta para coronar y que porcentaje de subida le espera en el próximo kilómetro.
3. En este villorrio paramos a tomar un chupito.
4. La estación de esquí de Longchamp. Si se amplia la imagen puede verse al fondo la subida final.
5-6. Puede comprobarse que la terraza es idílica y lo de la chaise long no es broma.
7. El col con las negras nubes que iban apareciendo.
8. El restaurante en el collado.
9. En el inicio de la bajada, bien abrigado, con los glaciares al fondo.
10. Panorama la llegar a la estación.
11. Panorama desde encima de la estación.
12. Mi track en GoogleEarth desde La Chambre.
13. Mi track del tramo final desde la estación de esquí.
14. Mapa.
15. Altimetría.
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