Por el pantano de Sau... y el de Susqueda

Acompañando a nuestros amigos (Pili's, Vicente y Fermín, que no lo conocían), el sábado visitamos de nuevo Sant Pere de Casserres, monasterio románico situado en la cola del pantano de Sau (río Ter), que se encuentra en estos momentos lleno a rebosar.

Fuimos andando (un excelente paseo) desde el Parador de Vic al monasterio, pero solo los conductores deshicimos a pie el recorrido. Primer día de primavera espectacular. Como ahora el Pirineo está nevado pude identificar en el horizonte el Port del Compte y el Pedraforca.

Nos fuimos a comer al restaurante Fussimanya, todo un clásico de la zona, situado cerca del Parador de Vic y que cumple ahora los cuarenta años. Llenos hasta los topes, y a pesar de haber reservado mesa, nos sentábamos a comer pasadas las cuatro, pero nos vengamos ampliamente.

Después de la comilona visitamos Savassona, con sus dos iglesias románicas. Hay una zona de escalada en sus alrededores, principalmente de boulder (arenisca). Allí estaban varios jovencit@s pasando el rato con sus colchones.

Y como vi que estaba todo espléndido, el lunes me planté con mi bici en Sant Romá de Sau. Aparqué el coche cerca de la presa y me dispuse a realizar un amplio recorrido.

Pasando la presa recorrí la parte inferior de los “cingles” de Tavertet, para acabar subiendo hasta Rupit.

Después de hacer un rápido paseo por el pueblo, bajé para tomar el camino que lleva al mirador del Salt de Sallent. Me di la vuelta un poco antes, donde también hay un espléndido mirador sobre estas bellas paredes (cingles), debido a que la riera de Rupit bajaba aún muy caudalosa, llegando a la altura de los pies en la bici.

Volví a la carretera (estrecha, rural, de cemento) y bajé un poco más para desviarme a la izquierda y tomar una pista que lleva al pantano de Susqueda. Bajada durísima, por pista estrecha con suelo de piedras como puñales y piedra suelta. La combinación perfecta para darse un buen tortazo. En algunos tramos hasta puse el pie a tierra. Era un calvario

Una bajada larga e inacabable que lleva hasta las proximidades del agua (pantano también totalmente lleno). Poco después estaba frente a la presa de Susqueda, pero…

La vuelta que hay que dar por ese extremo del pantano es interminable, ya que está lleno de entrantes, como calas. Para acabarlo de arreglar la ruta sube y baja permanentemente. Durillo y muchos tramos, deshechos por el paso de los 4x4, son ahora casi trialeras.

Finalmente llegué con gran satisfacción a la presa. Susqueda es una presa de esas que considero un ejemplo de la tecnología. Es una presa en arco, fina, con poco hormigón, como corresponde a este tipo de presas. Su forma (curvatura hacia el agua) hace que el peso recaiga en las laderas del embalse, que han de ser de roca muy fuerte.

Unas curvas de bajada en su acceso y enseguida la atravesé. Susto enorme al llegar al otro extremo y ver que había una puerta de dos metros y medio de altura (de esas de alambre grueso que permite ver a su través) que impedía el paso. Casi me da un infarto. Empujé la puerta ¡y estaba abierta! Uf... (más tarde me explicaron que con una vueltecita de cinco km., presa abajo, se resuelve el problema).

Pero las alegrías duran poco. Pisando asfalto seguí ya por el otro extremo de la presa. Cuando se acababa el asfalto y se iniciaba la pista que, bordeando el pantano de Susqueda, me permitiría llegar al coche en Sau, aparecieron unas cintas de los Mossos d’Esquadra que prohibían el paso.

Las pasé por debajo, extrañado, pero poco después venía la explicación. Un derrumbe, fruto de las fuertes lluvias de hace unos días, impedía totalmente el paso. Miré a ver si llevando la bicicleta al hombro podía conseguir pasar. Imposible, ni intentándolo sin bicicleta. Canal de tierra mojada de 70 grados de pendiente que iba directa al agua.

Vuelta a la presa. Soledad total. Había unos típicos barracones prefrabicados para operarios y llamando a la puerta de uno de ellos apareció el “gerente” del embalse (es suficiente un único trabajador para llevar toda la instalación), quien me abroncó por haber atravesado la presa (fue a cerrar la puerta inmediatamente), pero que luego se desvivió por ayudarme. El trabajo lo hacen empresas externalizadas que aparecen y desaparecen.

Regresar por el camino que había hecho era imposible. Eran casi las seis de la tarde y llevaba 42,6 km. por territorio sioux, que desgasta lo suyo, y el Forerunner me marcaba casi 1.500 m. de desnivel acumulado, producto de las continuas subidas y bajadas del trayecto.

Tuve suerte que apareciera un supercamión que venía a sustituir una carretilla eléctrica averiada y muy amablemente me bajó (incluida la bici) a territorio habitado. Como iba a Girona, me dejó en el bar Can Quer de El Pasteral desde donde, con la guía de teléfonos, pude contratar un taxi que pudiese llevar una bici.

La vuelta que se da es tremenda. El trayecto que separa ambas presas (Susqueda a Sau), y que me faltaba por recorrer, era de 12 Km. La vuelta que tuve que hacer por culpa del derrumbe fue de 80 Km.

Menos mal que llevaba dinero suficiente en la cartera…

Final con suspense, a ratos duro el recorrido, pero me lo pasé bien.

Fotos:
Arriba. Sant Pere de Casserres.
Abajo. Las cinco primeras son de Sant Pere de Casserres.
Las siguientes corresponden a la vuelta Sau-Susqueda.
6-7) Iniciando el recorido hacia Rupit. Al fondo los "cingles".
8) Primera casa de Rupit a la vista.
9) Llegando al pueblo.
10-11) El sensacional puente colgante de Rupit.
12-14) Imágenes del pueblo.
15) Mis fans apoyándome.
16-17) Desde lo alto "dels cingles": el mirador del Salt de Sallent.
18-19) Hacia Susqueda.
20) Llego al pantano de Susqueda. La presa allá enfrente, pero para llegar...
21) Así van quedando los caminos debido a los 4x4 y supongo que motos también.
22) Uno de las multiples "calas" del pantano.
23-24) Pasando la presa y la presa vista desde un extremo. Un buen arco.
25) El derrumbe. Detrás de lo que se ve hay más y en vez de piedras, tierra.
26) Mi camión salvador con la carretilla de repuesto. Con el casco blanco el único amo del pantano.