El Port del Comte es la estación más cercana a Barcelona (más que La Molina), a tan solo 143 Km. (según el cuenta kilómetros de mi coche) de la City y yo sin pisarla, pecador que soy… (por cierto, está en la provincia de Lérida por poco, ¿no? ). La verdad es que me lo he pasado bomba.
En realidad ha sido uno de los mejores días de esquí de mi vida. Las piernas funcionaban, la nieve ideal, las pistas amplias y suaves (las rojas son rojillas) y nadie por aquí ni por allá. ¡A saco!
Y como el chasis aguantaba al final he oído lo que mis oídos no escuchaban desde hace muchos años: ¡que cerramos! Un porfa de desesperación y el empleado del telesilla del Querol (el más largo del Port del Comte) se apiadó de mí y me dejó pasar. ¡Era el último! ¡Cerraba la estación! Guayyyy. Una bajada de soledad inmensa con relinchos de alegría.
Me ha encantado el sitio. Supongo que en finde, tan próxima la estación a Barcelona, esto debe estar muy lleno. Pero entre semana es un paraíso. Con el anticiclón, viaje en medio de las nieblas que invaden los valles, pero arriba un sol inmenso y un cielo azul sublime. Fenomenal, que dicen en Madrid.
Por cierto, allí enfrente mismito, saliendo de las nubes a ratos aparecía la Sierra de Busa, donde estuvimos el domingo.
Click para ver más grande esta panorámica de 180 grados. Y dos fotos de lo llenas que estaban las pistas (son de la pisa DRETA de El Querol).
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