Ahora de nuevo están en faena. Su visión cortoplacista, que no puede ser otra debido a su devoción al Dios mercado globalizador (que si por algo se caracteriza es por no planificar), les lleva a generar un nuevo monstruo: China.
No sé si habéis visto una gran película de Joseph Losey (¡y guión de Harold Pinter!) del año 63: “El sirviente”. La película relata el paulatino intercambio de papeles y de poder que se produce entre un mayordomo y su patrón. El orden establecido entre los que mandan y los que obedecen se verá trastocado cuando el criado se va adueñando de la casa a la vez que el amo pierde la autoridad.
Algo así le está pasando a EEUU: se está volviendo un país totalmente dependiente de China. En primer lugar los grandes capitales han descubierto que trasladar sus centros manufactureros a ese país les proporciona grandes beneficios al reducir en gran manera los costes de producción. Al final todas las fábricas estarán en territorio chino. En segundo lugar el consumidor norteamericano se ve beneficiado por el alud de productos baratos provenientes de China. Esto está generando un desequilibrio comercial de grandes dimensiones. Por cada 10$ que importan los americanos sólo venden 6$. Un déficit creciente y sin que se le vea el final. Por lo tanto ricos y no ricos se benefician de la mano de obra barata China.
¿Y que hacen los Chinos con los dólares que ganan? Pues los invierten en EEUU comprando Bonos y así tapan el gran déficit fiscal que tienen los americanos (debido en gran parte al recorte de impuestos que hizo Bush a los ricos, mermando los ingresos de las arcas públicas). Por lo tanto los adinerados de EEUU se ven beneficiados doblemente.
¿Qué necesidad hay de cortar esta dependencia? Naturalmente ninguna. En este caso a EEUU hasta no le importa que China sea una dictadura. Una miopía muy conveniente. Esta dictadura es buena (cómo lo era la española en tiempos de Franco) y no sólo la toleran, sino que la protegen. ¡Faltaría más!
Pero el sirviente irá creciendo y un día la relación de poder cambiará.
Leía hace pocos días el libro "El dilema de EE.UU." de Zbigniew Brzezinski que fue asesor de Seguridad Nacional del presidente demócrata Jimmy Carter desde 1977 hasta 1981.
Es sorprendente como Brzezinski expone en este libro lo conveniente que es para EEUU la relación comercial con China, para pocas páginas más adelante señalar que uno de los problemas futuros para la hegemonía yanqui y de equilibrio estratégico para el planeta es precisamente este país. Una incongruencia total, pero si no hay quién dirija la orquesta, se va donde el río lleva.
Todo ello llevará a justificar gastos crecientes en armamento para prevenir un teórico enfrentamiento que pueda producirse con China cuando exija su cuota de poder, una vez que su economía se convierta en la primera del mundo (y si esto no cambia, ocurrirá). Pero la mafia del armamento se frota las manos. Si China se convierte en una amenaza, como antaño lo fue
(La foto es de la película y podemos ver al mayordomo interpretado magistralmente por D. Bogarde).
1 comentario:
Hola Joaquín, entre en tu blog para ver las fotos de tu cuñaooooo y...sorpresa, veo que tu línea editorial me interesa más que lo de montaña. Hay una web, crisisenergetica.org, en la que geólogos interesados en la economia plantean los inconvenientes del "mercado" en relación con las materias primasenergéticas. Por si no la has visitado nunca te la recomiendo. Ambrosio.
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