El Neoliberalismo reinante, el que nos impone su doctrina y
sus creencias como si fuesen verdades dictadas por Dios, en lo económico y en lo político, solo tiene un objetivo:
que unos pocos se apoderen de todas las plusvalías generadas por legiones de
trabajadores (vaya, el Capitalismo en estado puro, como en la revolución industrial). Y otra añadida, pero que es la mismo en sí: no pagar impuestos de
forma que el beneficio sea neto. Nada de repartir después de acaparar. Me lo quedo todo.
Para justificar este desmán creciente (conveniente ver cómo ha evolucionado este acaparamiento, en especial en EE.UU., donde ya llevan años poniéndolo en práctica) el único dinero que se gasta el poder económico que
gobierna globalmente es en comprar intelectuales que defiendan la bondad de
estas creencias haciéndonos creer que con ellas ganamos todos y en pagar con
migajas (muy sabrosas, pero que al fin y al cabo son migajas) a los directivos
que rigen las multinacionales acaparadoras (en algunos casos incluso grandes empresas únicamente
de ámbito local).
Los intelectuales pagados para orquestar, defender y propagar la verdad
neoliberal (muchos de ellos en Think Tanks, otros en Universidades, otros en
Blogs y otros en los medios) se han rasgado estos días las vestiduras ante el
libro que ha publicado el erudito (no se trata de un libro superventas) francés
Thomas Piketty, El Capital en el siglo XXI, libro que está teniendo una acogida
impresionante y por lo tanto peligroso ya que puede propagarse entre la
intelectualidad otro pensamiento diferente al establecido y cambiar el paradigma político-económico (la Iglesia en estos casos quemaba los libros directamente). Y como se trata de defender
a capa y espada el Neoliberalismo, y faltos de razones para contraatacar lo
expuesto en el libro, pues han tildado a Piketty de marxista. Ya se sabe: si no
eres neoliberal eres marxista.
¿Y por qué este libro está poniendo de los nervios a los cerdos y perros de esta granja animal orwelliana en que se ha convertido
nuestro sistema político-económico?
Piketty (que no es el primero en hacerlo) expone la
desigualdad creciente de las rentas (ver este artículo resumen de Kike Vázquez que está bastante bien), pero la auténtica novedad del libro es que
echa por tierra el más preciado de los mitos conservadores: el empeño en
hacernos creer que vivimos en una meritocracia en la que las grandes fortunas
se lo ganan porque se lo merecen.
El discurso neoliberal tiene dos mensajes básicos:
1) No es verdad que a la gente (ordinaria) le vaya
tan mal y a los ricos tan bien. 2) Si lo anterior no se lo cree nadie, entonces nos
dicen que el incremento de las rentas de las clases altas es la justa
recompensa por los servicios prestados. No hay que llamarles los ricos, hay que
llamarles “los creadores de empleo” (que mira tú por donde el empleo que
generan).
Como
vemos este credo neoliberal ya no se sostiene mínimamente en pie. Como dice
Krugman en este artículo que hay que leer para saber más del tema, los “expertos”
conservadores cada vez que intentan cuestionar los evidentes números de la
desigualdad, tropiezan con los cordones de sus propios zapatos.
Hemos
llegado ya a tal punto en que mencionar la existencia de la desigualdad te
convierte ya en un marxista. Ya no hay tonos de color. O estas con nosotros o
eres un rojo comunista, cuando es evidente que hay todo un mundo de políticas
económicas entre estos dos extremos.
Lluís Bassets también citaba este libro hace pocos días cuando explicaba que los políticos europeos se han quedado sin base obrera, que está desaparecida, o mejor dicho, está en China garantizando con sus bajos costes salariales el desproporcionado aumento de la riqueza (para unos pocos) de los últimos treinta años.
Los socialistas están en Europa pero los obreros en huelga ya solo pueden ser chinos, con lo cual ahora tendrán que llevarse las empresas a Bangladesh, que es más pobre y aún se puede pagar menos y sin derechos laborales.
Hemos asistido estos días al espectáculo de ver la puesta en marcha del austericidio en el país vecino, Francia. Pobre socialismo europeo, poniendo en marcha estas políticas, incluso después de haber recibido un varapalo electoral en las elecciones municipales. Al mejor de los estilos Zapatero, han decidido suicidarse por la vía rápida, pero es que quien manda, manda. Y a Francia le tocaba ya su ración de Neoliberalismo. Tanto da que votes socialista, que económicamente tomarán sistemáticamente medidas económicas en contra de los asalariados porque el poder está en otro sitio.
Tengo el libro en inglés (versión digital) y si algún amigo lo quiere (696 págs.) le cedo copia en formato PDF. Cuando se traduzca al español será sin duda muy leído. Yo de momento ya lo he empezado.
Nota. Como ejemplo de artículo neoliberal cargándose por la tangente a Picketty, tenemos este artículo de Carlos Sánchez. Como vemos, aunque se reconozca que hay desigualdad, todo menos arreglarla por la vía impositiva. Propone el gasto público (eso sí, invirtiendo correctamente) y la educación para arreglar la desigualdad. Todo un desatino para defender los fines del neoliberalismo: acaparar y sin impuestos.
Lluís Bassets también citaba este libro hace pocos días cuando explicaba que los políticos europeos se han quedado sin base obrera, que está desaparecida, o mejor dicho, está en China garantizando con sus bajos costes salariales el desproporcionado aumento de la riqueza (para unos pocos) de los últimos treinta años.
Los socialistas están en Europa pero los obreros en huelga ya solo pueden ser chinos, con lo cual ahora tendrán que llevarse las empresas a Bangladesh, que es más pobre y aún se puede pagar menos y sin derechos laborales.
Hemos asistido estos días al espectáculo de ver la puesta en marcha del austericidio en el país vecino, Francia. Pobre socialismo europeo, poniendo en marcha estas políticas, incluso después de haber recibido un varapalo electoral en las elecciones municipales. Al mejor de los estilos Zapatero, han decidido suicidarse por la vía rápida, pero es que quien manda, manda. Y a Francia le tocaba ya su ración de Neoliberalismo. Tanto da que votes socialista, que económicamente tomarán sistemáticamente medidas económicas en contra de los asalariados porque el poder está en otro sitio.
Tengo el libro en inglés (versión digital) y si algún amigo lo quiere (696 págs.) le cedo copia en formato PDF. Cuando se traduzca al español será sin duda muy leído. Yo de momento ya lo he empezado.
Nota. Como ejemplo de artículo neoliberal cargándose por la tangente a Picketty, tenemos este artículo de Carlos Sánchez. Como vemos, aunque se reconozca que hay desigualdad, todo menos arreglarla por la vía impositiva. Propone el gasto público (eso sí, invirtiendo correctamente) y la educación para arreglar la desigualdad. Todo un desatino para defender los fines del neoliberalismo: acaparar y sin impuestos.
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