domingo, abril 27, 2014

Fritanga sherpa en el Everest

Dada la masificación que sufre la ruta normal del Everest no es de extrañar que pasen cosas como la ocurrida hace pocos días. Dieciséis muertos de una sola tacada son muchos muertos. Ya vimos como también, no hace mucho, en los Alpes, también ocurría algo parecido.

En este caso los fallecidos son los asalariados mindundis, mal llamados sherpas. Hay sherpas de altura, los que acompañan a los clientes hasta la cumbre y hay trabajadores del hielo que se dedican a colocar las cuerdas, pasarelas y escaleras en el tramo inicial (una cascada de hielo en movimiento) de esta ascensión por Nepal, que discurre atravesando la base de un glaciar muy fracturado, el Khumbu.

En las diversas lecturas de ascensiones a esta cumbre siempre he leído la descripción de los altos torreones de hielo a través de los cuales se pasaba rezando para que no se cayesen. Y no se caían. Pero con el cambio climático resulta que se caen y cuando lo hacen la lían, como se puede ver, de forma impresionante.

Carne de cañón la denomina acertadamente Óscar Gogorza en El País. Trabajadores que asumen un alto riesgo preparando el camino a los señoritos que pagan por este trabajo. Ya se sabe que esta labor de preparar la ruta está subcontratada y que las expediciones pagan su cuota de peaje por utilizar este servicio. Que curren ellos.

Pánico en las empresas que tienen organizado este negocio. Solución a la vista: saltarse este primer tramo y subir a la gente con helicóptero un poco más arriba y situar allí el campo base, donde ya no hay peligro de derrumbes.

Y si esto es subir al Everest, que baje Dios y lo vea.

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