No voy a esconder que me incluyo entre los que la noche del
domingo se creyeron la gran mentira que nos coló este periodista durante una
hora sobre el intento de golpe de estado del 23-F.
Me retorcí en el sofá cuando nada más empezar veía dimitir a
Suarez para permitir una gran operación falsa de propósito difícil de entender.
A medida que aparecían más y más implicados en el falso montaje me preguntaba,
y le preguntaba a mi mujer, como era posible que tanta gente hubiera mantenido
esto en secreto. Pero es que además ¿cómo podía aceptar irse a la cárcel tanta
gente al final de esta comedia? Conociendo a Milán del Bosch, ¿cómo podíamos creer que
aceptase este juego? Y el Rey, con un mensaje grabado una semana antes,
esperando ¡hasta la una de la noche a emitirlo con los tanques por la calle para divertimento de los valencianos! Santa paciencia para ser un montaje.
Pero dos periodistas totalmente creíbles (Jordi Évole e
Iñaki Gabilondo) nos vendieron un producto perfectamente envuelto y con lacito
de regalo. Y la mayoría tragamos, ya que las imágenes iban a tal velocidad que no daban pausa para pensar.
Ya sé que a partir de ahora habrá dos clases de españoles:
los listos que enseguida se dieron cuenta de que era mentira (que serán la casi
totalidad de los españoles) y los tontos que tragaron y que no lo van a decir. No
tengo ningún problema en incluirme entre estos últimos, aunque justo al final
del programa abrí los ojos. Con lo de Fraga y las ganas de comer sonaron las alarmas.
Dicen los autores de esta tomadura de pelo monumental que
tenía dos finalidades loables.
La primera era demostrar que los medios pueden mentir y
hacernos creer cualquier cosa. Pues para este viaje no hacían falta alforjas
porque cada día tenemos ejemplos con nuestro gobierno que nos depara una sesión de mentiras con la
colaboración de bastantes medios.
La segunda era demostrar que como no hay información plena
de lo sucedido en este intento de golpe de Estado cualquier teoría
conspiranoica puede tener credibilidad.
Hay publicado un libro en que se mantiene la tesis de que
había una trama golpista muy bien preparada y lo que se hizo es permitir que
Tejero, un golpista de opereta, se adelantase y así la trama bien organizada ya
no pudo llevarse a cabo. Yo pensaba al principio del programa que el tema iba
por ahí.
Pero lo que hizo este falso documental es arrasar con todas
las teorías conspiranoicas, incluida la más extendida y que tendrá muchos
seguidores, mientras no haya quien demuestre lo contrario: que el Rey estuvo
indeciso durante muchas horas, no sabiendo a que carta apostar.
Jordi Évole le ha hecho un gran favor a la Corona poniendo
en el mismo saco a todas las tramas alternativas. Ahora todas son mentira.
Los pocos que nos transmiten credibilidad la echaron por la
borda en pocos minutos. Una pena. A nadie le gusta que le tomen el pelo, aunque
ya nos dicen que solo se pueden enfadar los tontos que se lo creyeron. Espero
que pidan perdón a todos los españoles.
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