Un mes llevaba en el dique seco el carguero español Luno y
¡que mala suerte! lo acabaron de reparar justo cuando un temporal estaba poniendo la costa del norte de España de chupa de
dómine. Pero un barco que no
trabaja es un gasto y no ingresa, por lo tanto ¡a la mar, a trabajar!
- Oiga, capitán, pero no ha visto lo que hay ahí afuera.
- ¡Bah! Las he visto peores…
Y se hicieron a la mar… y, como decía ayer, pasó lo que puede
pasar y nada más salir y enfrentarse al oleaje, con “meneillo” semejante tuvieron una avería eléctrica
total. La reparación no fue muy eficiente que digamos.
Y sin motores, cerca de la costa, el mar te lleva… a tierra.
Intentaron fondear, o sea echar ancla y así evitar el choque con tierra. Pero
entonces viene lo peor, porque al barco no lo llevan las olas y es como una pared
estática que se enfrenta a la marejada salvaje. Y las olas (o el espigón) pudieron más y lo
partieron en dos. No había solución al problema.
El barco era propiedad de Astilleros Murueta. Ahora ya no necesita reparación.
Nota (para los que piensen mal): Si te sobra un barco por
culpa de la crisis no hay mejor forma de darlo de baja (y cobrando el seguro…
que en este caso cubre indudablemente los temporales) que hacer esto.
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