Esta mañana JP Morgan, sumándose a las indicaciones de Citigroup hace unos días, ha venido a decir que no le gusta mucho la Banca Mediana Española.
Recuerdo que hace unos días y pocas horas después de que el Presidente del Northern Bank (el del corralito inglés) indicase que tres bancos españoles habían solicitado inyección de dinero urgente al BCE, Citigroup opinó que no le gustaban cuatro Bancos y sus acciones cayeron de forma importante, ya que el inversor relacionó ambas noticias inmediatamente.
Pero ¡oh milagro!, bastó con que en EEUU bajasen 0,50 puntos los tipos de interés para que el valor de las acciones de estos bancos se recuperasen de forma sensible. Y ¿por qué?.
Vemos, más que nunca, que las entidades financieras están dispuestas a evitar el deterioro de su cotización. Como sea.
Una vez se absorben las ventas cuando hay malas noticias (recuerdo que en Bolsa, cuando hay ventas hay siempre compras), se va practicando gradualmente el Tiki-Taka, es decir, la compra-venta de acciones entre sociedades de valores, bancos, etc., para así llevar el valor nuevamente arriba. Si en los momentos de malas noticias las ventas pueden hundir el valor, entonces se practica el Pitiklin-Pitiklin, es decir la compra de acciones por la propia sociedad. A esto se le llama autocartera.
Hoy es noticia esta última práctica (no es imaginación) ya que se detecta que determinados Bancos han multiplicado su autocartera por CINCO VECES la que tenían en Enero. Esta claro el juego, ¿no?
Dicen los Bancos que hacen estas compras porque consideran que el mercado no está valorando correctamente las acciones y como consideran que están muy baratas, las compran.
Es realmente maravilloso. Cuando las acciones alcanzan valores siderales, fuera de lugar, no tienen dudas de que el mercado las valora correctamente. Cuando están bajas, no. ¿Pero no habíamos quedado en que los mercados eran eficientes?
Esta práctica, la de comprar las acciones cuando bajan y venderlas cuando recuperan un valor superior, ha dado importantes beneficios a la Banca en ejercicios anteriores (en el 2006, 45,5 millones de euros), apuesta excelente ya que la Bolsa estos últimos años siempre acababa subiendo.
Pero es evidente que ahora el objetivo es otro: evitar que baje su valor a toda costa. ¿No es esto una manipulación del mercado? ¿No es esto lo que denominamos una intervención de los Manos Fuertes?
Esto explica el divorcio cada vez mayor entre las cotizaciones y el riesgo que se percibe actualmente. Ante lo que se ve y se avecina, las cotizaciones de Bancos y Constructoras deberían estar por los suelos.
Para dar algunas cifras: los Bancos incluidos en el IBEX han aumentado su autocartera en 71 millones de acciones.
Por lo tanto las afirmaciones de los Bancos sobre estos procedimientos, hay que traducirlos a Román Paladino; en realidad quieren decir: “compro acciones para evitar que baje su valor y si más adelante consigo con el Tiki-Taka subir su cotización y volverlas a colocar, ¡encima ganaré dinero!”.
¿Y si no suben? ¿Y si realmente va mal para alguno de estos Bancos, como indica JP Morgan? Evidentemente el tortazo será inmenso. A las pérdidas del negocio tendrán que añadir las de las acciones.
Y las apuestas de que alguno de estos bancos va a sufrir empiezan a ser importantes. El preferido en las apuestas es el Banco Popular. Hoy la página de Invertia informaba de de que, en dos meses, el número de acciones prestadas de esta entidad se ha ampliado en 111 millones, desde el 20% del capital hasta el 28,5.
La aversión de los grandes bancos extranjeros hacia la banca española, sobre todo la mediana, muy expuesta a la desaceleración del mercado inmobiliario y cuyo futuro crecimiento en la concesión de créditos depende del estado de ánimo del mercado, es creciente. Si amaina el temporal, la financiación a través de la emisión de deuda seguirá siendo posible a un precio razonable. Si no, o se detiene el crecimiento crediticio o se resienten los márgenes de intermediación.
Y para acabar.
¿Cómo funciona lo de las acciones prestadas?
Pues así: un inversor pide acciones en préstamo con la esperanza de que el valor corrija en bolsa. El modus operandi es sencillo: a cambio de una comisión, se toman prestados títulos de otro inversor y se venden en el mercado. La hipótesis con la que se parte es que el valor caerá, por lo que esas mismas acciones podrán ser recompradas a un precio inferior al de la venta. El beneficio es la diferencia.
Según esta premisa, el mercado espera un comportamiento negativo de Banco Popular en bolsa.
Recuerdo que hace unos días y pocas horas después de que el Presidente del Northern Bank (el del corralito inglés) indicase que tres bancos españoles habían solicitado inyección de dinero urgente al BCE, Citigroup opinó que no le gustaban cuatro Bancos y sus acciones cayeron de forma importante, ya que el inversor relacionó ambas noticias inmediatamente.
Pero ¡oh milagro!, bastó con que en EEUU bajasen 0,50 puntos los tipos de interés para que el valor de las acciones de estos bancos se recuperasen de forma sensible. Y ¿por qué?.
Vemos, más que nunca, que las entidades financieras están dispuestas a evitar el deterioro de su cotización. Como sea.
Una vez se absorben las ventas cuando hay malas noticias (recuerdo que en Bolsa, cuando hay ventas hay siempre compras), se va practicando gradualmente el Tiki-Taka, es decir, la compra-venta de acciones entre sociedades de valores, bancos, etc., para así llevar el valor nuevamente arriba. Si en los momentos de malas noticias las ventas pueden hundir el valor, entonces se practica el Pitiklin-Pitiklin, es decir la compra de acciones por la propia sociedad. A esto se le llama autocartera.
Hoy es noticia esta última práctica (no es imaginación) ya que se detecta que determinados Bancos han multiplicado su autocartera por CINCO VECES la que tenían en Enero. Esta claro el juego, ¿no?
Dicen los Bancos que hacen estas compras porque consideran que el mercado no está valorando correctamente las acciones y como consideran que están muy baratas, las compran.
Es realmente maravilloso. Cuando las acciones alcanzan valores siderales, fuera de lugar, no tienen dudas de que el mercado las valora correctamente. Cuando están bajas, no. ¿Pero no habíamos quedado en que los mercados eran eficientes?
Esta práctica, la de comprar las acciones cuando bajan y venderlas cuando recuperan un valor superior, ha dado importantes beneficios a la Banca en ejercicios anteriores (en el 2006, 45,5 millones de euros), apuesta excelente ya que la Bolsa estos últimos años siempre acababa subiendo.
Pero es evidente que ahora el objetivo es otro: evitar que baje su valor a toda costa. ¿No es esto una manipulación del mercado? ¿No es esto lo que denominamos una intervención de los Manos Fuertes?
Esto explica el divorcio cada vez mayor entre las cotizaciones y el riesgo que se percibe actualmente. Ante lo que se ve y se avecina, las cotizaciones de Bancos y Constructoras deberían estar por los suelos.
Para dar algunas cifras: los Bancos incluidos en el IBEX han aumentado su autocartera en 71 millones de acciones.
Por lo tanto las afirmaciones de los Bancos sobre estos procedimientos, hay que traducirlos a Román Paladino; en realidad quieren decir: “compro acciones para evitar que baje su valor y si más adelante consigo con el Tiki-Taka subir su cotización y volverlas a colocar, ¡encima ganaré dinero!”.
¿Y si no suben? ¿Y si realmente va mal para alguno de estos Bancos, como indica JP Morgan? Evidentemente el tortazo será inmenso. A las pérdidas del negocio tendrán que añadir las de las acciones.
Y las apuestas de que alguno de estos bancos va a sufrir empiezan a ser importantes. El preferido en las apuestas es el Banco Popular. Hoy la página de Invertia informaba de de que, en dos meses, el número de acciones prestadas de esta entidad se ha ampliado en 111 millones, desde el 20% del capital hasta el 28,5.
La aversión de los grandes bancos extranjeros hacia la banca española, sobre todo la mediana, muy expuesta a la desaceleración del mercado inmobiliario y cuyo futuro crecimiento en la concesión de créditos depende del estado de ánimo del mercado, es creciente. Si amaina el temporal, la financiación a través de la emisión de deuda seguirá siendo posible a un precio razonable. Si no, o se detiene el crecimiento crediticio o se resienten los márgenes de intermediación.
Y para acabar.
¿Cómo funciona lo de las acciones prestadas?
Pues así: un inversor pide acciones en préstamo con la esperanza de que el valor corrija en bolsa. El modus operandi es sencillo: a cambio de una comisión, se toman prestados títulos de otro inversor y se venden en el mercado. La hipótesis con la que se parte es que el valor caerá, por lo que esas mismas acciones podrán ser recompradas a un precio inferior al de la venta. El beneficio es la diferencia.
Según esta premisa, el mercado espera un comportamiento negativo de Banco Popular en bolsa.
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