La parejita se levantó pronto, justo cuando amanecía, ya que se marchaban. A las ocho nos despedimos y me fui pendiente abajo, aún con viento. ¡Vaya forma de empezar una ascensión, perdiendo más de 300 metros!
Pronto percibí que difícilmente vería a alguien en todo el día. Trayecto fácil al principio pero que cuando se entra en el predominante terreno caótico obliga a extremar la vista para ir encontrando las fitas, al principio abundantes, para ser al final casi inexistentes.
Me había bajado desde Internet un track al GPS y lo había impreso sobre Google Earth en 3D. Herramientas fabulosas las que dispone uno hoy en día cuando se va a un sitio del que no se tiene ni idea. Suponen una ayuda inmejorable. Esta ascensión, sin el GPS habría sido un embrollo.
Nada más tocar fondo del valle, al llegar al lago y cabaña de Rabiet (la cabaña queda un poco más lejos del trayecto) empieza la ascensión que gana metros de forma permanente.
Hay dos opciones para llegar a estas cumbres. Una (izquierda) es subir hasta el lago Tourrat, bajo la cara norte del Pic Long, y la otra (derecha), ganado metros de forma más contundente, yendo a buscar la cresta en cuanto es posible y así librarse un poco del duro territorio que le de carácter a este pequeño valle.
Tres formas hay de alcanzar estas cimas tan poco frecuentadas (basta ver los registros de las cumbres). Una opción es llegar a través de la cresta que viene del Pic Long al Dent d’Estibere Male. Las otros dos vienen del este. Una supone salir del lago del Cap de Long, atravesar la Hourquette de Bugarret y alcanzar los dos trayectos comentados. Y la tercera opción es la que viene de Rabiet, la que he seguido, con las dos opciones indicadas: pasar por el lago Tourrat (opción que seguí en el descenso) o flanquear ganando altura para ir a buscar la cresta que lleva a la Pala Crabounouse.
Hubo un momento de duda (que se ve bien en la foto de mi track en Google Earth), ya que una fita situada en lo alto de un colladito (enfrente flanqueando) hace creer que esa es la opción buena. Sin embargo no es lo que me indicaba el track. Precisamente en ese punto hay que ir ya decididamente a buscar la cresta y siguiendo esa opción encontré fitas, aunque pocas. Este tramo es pendiente y hay que recorrer slabs de granito, buscando los canalillos que los separan y metiéndose por ellos para ir ganando altura. Granito de color marrón claro toda la ascensión, hasta una primera cumbre con fitas (2.900 m. aprox.), que es un mar de bloques.
Una vez en la amplia cresta ya todo es más fácil. Pronto desaparece el granito y pasamos a pisar una roca oscura, como el carbón, de ahí el nombre de Crabounouse.
Hay que pasar una brecha con un poco de desgrimpada-grimpada (por el lado derecho) y superar un tramo pendiente pero con recorrido bien señalizado y ¡a disfrutar! Paseo triunfal dominando totalmente el horizonte hasta la Pala y luego hasta los pies del Bugarret.
Tanto la cumbre de la Pala como la del Bugarret disponen de un sistema de registro que no había visto antes. Consiste en un cilindro, muy pesado, con tapón a rosca, donde en su interior se aloja un cuaderno enrollado, con bolígrafo y lápiz en el interior, así como sobrecitos de gel para absorber la humedad protegiendo así el cuaderno. ¡Increíble!
Escribí cuatro líneas y me llevé una tarjeta (ver foto) que habían dejado dos navarros (del club Tafallako Trinkete Taldea), coleccionistas de tres miles, recientemente (30-8), rogando su envío al remitente, para así confirmar que se ha estado en la cumbre.
Y de la Pala al Bugarret, pequeño mogollón de piedra sobre la cresta, cuyo acceso es más fácil del que parece visualmente. Cumbre con poco sitio y vista excepcional sobre el Pic Long y sus crestas ¡que recuerdos! La que pretendía ser una plácida estancia en la cumbre me la estropearon dos cazas franceses que estuvieron dando vueltas sin fin haciendo un ruido enorme. ¡Volando sobre un parque nacional que se protege de los ruidos de los que vamos a pie pero no de los que van por las nubes, pasándose las normas por el forro! El día anterior, poco después de dejar el refugio de la Glére, oí un ¡buuum! cuyo ruido no coincidía con el propio de aludes de piedra ni de nieve. ¿Un bang supersónico, pensé? Qué raro, por aquí, por las montañas.
Pues así era. Además de dar la lata traspasan la barrera del sonido, y es que ir con un bicho de esos a velocidad subsónica es algo parecido a tener un Ferrari e ir a ritmo de Seat Panda. Abocados a la trasgresión permanente.
Para la bajada del Bugarret hasta el lago Tourrat no tenía track, ya que el que había seguido todo el día seguía hacia la Dent d’Estiber Male y desde allí bajaba al lago. Una centena de metros a la derecha, pero en el caos de piedras que es toda esta ladera esos cien metros eran un mundo y había que buscarse la vida. Al ser la pendiente tan fuerte las fitas desaparecen por los aludes que deben barrer esta vertiente, así que tuve que improvisar hasta llegar al lago, donde vuelven a aparecer ya cada vez más abundantes.
No se llegar a tocar la orilla del lago y toca incluso remontar orilla arriba por un momento. En la desembocadura paré un rato a refrescarme y coger agua, que ya se me había acabado y llevaba horas sin ver una gota de líquido (la sequía es enorme).
A partir de aquí el descenso ya no tiene problemas. Únicamente al salir del lago hay que irse a la izquierda y también remontar momentáneamente un poco. En la parte baja del recorrido me encontré una instalación automática de medición del espesor de la nieve. Allí había un rebaño de ovejas enorme que me tomó por el pastor y no me dejó hasta llegar a la subida al Packe. Allí, listas que son, me dijeron que la propina de casi 350 m. de subida me la dejaban toda para mí. Un subidón que llega cuando uno ya está bastante cansado.
Nadie en el refugio. Una noche en total soledad. Mucho viento de nuevo y las ovejas vinieron a refugiarse tras las paredes del edificio. Así que tuve concierto toda la noche. Desayuné lo poquito que me quedaba y a las nueve partí hacia la Glére siguiendo después hasta el coche en Lienz.
Y una anécdota muy divertida en el descenso. Llevaba media hora andando cuando me encontré a cinco personas, hombres, mujeres y una niña (más tres que venían un poco más lejos), acompañadas de dos preciosos perros. Llevaban un único palo largo, en vez de los clásicos bastones que llevamos todos. Y es que eran los pastores de las ovejas que iban supongo a controlar su situación o a recogerlas ya.
El primero de ellos nada más llegar a mi altura me preguntó que de donde venía. Al ver que era español el segundo de ellos pasó a tomar el mando de la conversación, ya que hablaba castellano. Al explicarle que había subido al Bugarret y a la Pala, pasando por el lago Tourrat y por la cresta (un buen barrido de la zona), me preguntaron que dónde estaban las ovejas. Les informé que estaban más abajo del Tourrat (tener que ir a buscarlas ahí es un verdadero palo) pero que me habían seguido y las había dejado en el Rabiet y por la noche muchas habían estado incluso en el refugio. Por un momento pensé que había hecho mal dejando que me siguieran.
Pero al oirlo se les iluminó la cara y empezaron a reírse todos y a darme palmadas en la espalda. ¡Gracias, hombre, nos has hecho el trabajo, nos has bajado las ovejas! Estos españoles… Les tenía que haber pedido un trago de vino, que seguro que llevaban.
Dice mi GPS que en estos cinco días he caminado 33,5 kilometros (poniéndole 16 horas) y habré subido un poco más de cuatro mil metros. No está mal.
Fotos (click en la foto para verla a mayor tamaño):
Arriba: en la cumbre del Bugarret con el impresionante y negro Pic Long al fondo.
Abajo:
1) Amanece en el refugio.
2) La ascensión empieza ¡bajando!
3) El tranquilo lago de Rabiet al amanecer.
4-5) Pronto la ascensión se convierte en un recorrido sobre bloques de todo tipo.
6) En esta especie de collado seguí cien metros (en sentido contrario al de la imagen). Después volví sobre mis pasos y subí por la pendiente de la izquierda.
7) Entre los slabs me aparecieron cuatro perdices nivales. He aquí una, tan traqnuila (centro de la foto, un poco a la derecha).
8) Alcanzando la cresta.
9) El lago Tourrat con el macizo del Néouvielle bien visible.
10) Zoom sobre el macizo del Néouvielle. Parece que las cumbres están muy cerca, pero no es así. La cumbre de la derecha es el Ramougn.
11) La antecima a 2.900 m. cuando se sale a la cresta.
12-18) Recorrido por la cresta hasta llegar a la Pala Crabounouse.
19) La cara oeste de estos picos es muy abrupta. Nada que ver con la vertiente este.
21) Libro registro y su "buzón" especial.
22-23) En la cumbre.
24) Dejando atrás la Pala en dirección al Bugarret.
25-26) Aproximación al Bugarret, con el Pic Long al fondo. Se ven los restos del glaciar de la cara norte.
27) El lago Tourrat se ve en su totalidad desde el Bugarret.
28) Tramo final del Bugarret.
29) Libro registro del Bugarret. Hay una fotocopia que recoge inscripciones del primer libro que se puso en la cumbre.
30) En el desagüe del lago Tourrat. Se ve perfectament la situación terminal de lo que era un glaciar.
31) El Pic Long y la Dent d'Estiber Mal van quedando lejos.
32) Más lagos en el descenso.
33) Instalación automática para registrar el espesor de la nieve.
34) Luz de atardecer en el lago Rabiet, ya próximos al punto donde se inicia la subida al refugio (a la derecha).
35) Track en Google Earth de la ascensión. Hay algún tramo no grabado por agotamiento de las pilas. Puede verse el error ascendiendo. Volví sobre mis pasos y me fui entonces ya directo a la cresta.
36) Track en Google Earth del recorrido del refugio Packe hasta el coche, pasando por el refugio de al Glére.
37) Foto realizada desde el Turón que muestra perfectamente el recorrido. Se ve a la derecha la especie de collado y el punto de subida hasta la cima 2.900 (a la derecha de la foto). Se sigue por toda la cresta hasta el Bugarret y después de baja ¡muy directos, especialmente el tramo central! al lago Tourrat. Las montañas, inconfundibles que aparecen tras estas cumbres son el Monte Perdido, el Cilindro y el Marboré
38) Y por último la tarjeta de los colegas de Tafalla depositada en la Pala Crabonouse.
No incluyo fotos panóramicas de la cumbre ya que la vista es muy similar a la del Turón. En realidad es peor ya que el Pic Long tapa bastante.
Pronto percibí que difícilmente vería a alguien en todo el día. Trayecto fácil al principio pero que cuando se entra en el predominante terreno caótico obliga a extremar la vista para ir encontrando las fitas, al principio abundantes, para ser al final casi inexistentes.
Me había bajado desde Internet un track al GPS y lo había impreso sobre Google Earth en 3D. Herramientas fabulosas las que dispone uno hoy en día cuando se va a un sitio del que no se tiene ni idea. Suponen una ayuda inmejorable. Esta ascensión, sin el GPS habría sido un embrollo.
Nada más tocar fondo del valle, al llegar al lago y cabaña de Rabiet (la cabaña queda un poco más lejos del trayecto) empieza la ascensión que gana metros de forma permanente.
Hay dos opciones para llegar a estas cumbres. Una (izquierda) es subir hasta el lago Tourrat, bajo la cara norte del Pic Long, y la otra (derecha), ganado metros de forma más contundente, yendo a buscar la cresta en cuanto es posible y así librarse un poco del duro territorio que le de carácter a este pequeño valle.
Tres formas hay de alcanzar estas cimas tan poco frecuentadas (basta ver los registros de las cumbres). Una opción es llegar a través de la cresta que viene del Pic Long al Dent d’Estibere Male. Las otros dos vienen del este. Una supone salir del lago del Cap de Long, atravesar la Hourquette de Bugarret y alcanzar los dos trayectos comentados. Y la tercera opción es la que viene de Rabiet, la que he seguido, con las dos opciones indicadas: pasar por el lago Tourrat (opción que seguí en el descenso) o flanquear ganando altura para ir a buscar la cresta que lleva a la Pala Crabounouse.
Hubo un momento de duda (que se ve bien en la foto de mi track en Google Earth), ya que una fita situada en lo alto de un colladito (enfrente flanqueando) hace creer que esa es la opción buena. Sin embargo no es lo que me indicaba el track. Precisamente en ese punto hay que ir ya decididamente a buscar la cresta y siguiendo esa opción encontré fitas, aunque pocas. Este tramo es pendiente y hay que recorrer slabs de granito, buscando los canalillos que los separan y metiéndose por ellos para ir ganando altura. Granito de color marrón claro toda la ascensión, hasta una primera cumbre con fitas (2.900 m. aprox.), que es un mar de bloques.
Una vez en la amplia cresta ya todo es más fácil. Pronto desaparece el granito y pasamos a pisar una roca oscura, como el carbón, de ahí el nombre de Crabounouse.
Hay que pasar una brecha con un poco de desgrimpada-grimpada (por el lado derecho) y superar un tramo pendiente pero con recorrido bien señalizado y ¡a disfrutar! Paseo triunfal dominando totalmente el horizonte hasta la Pala y luego hasta los pies del Bugarret.
Tanto la cumbre de la Pala como la del Bugarret disponen de un sistema de registro que no había visto antes. Consiste en un cilindro, muy pesado, con tapón a rosca, donde en su interior se aloja un cuaderno enrollado, con bolígrafo y lápiz en el interior, así como sobrecitos de gel para absorber la humedad protegiendo así el cuaderno. ¡Increíble!
Escribí cuatro líneas y me llevé una tarjeta (ver foto) que habían dejado dos navarros (del club Tafallako Trinkete Taldea), coleccionistas de tres miles, recientemente (30-8), rogando su envío al remitente, para así confirmar que se ha estado en la cumbre.
Y de la Pala al Bugarret, pequeño mogollón de piedra sobre la cresta, cuyo acceso es más fácil del que parece visualmente. Cumbre con poco sitio y vista excepcional sobre el Pic Long y sus crestas ¡que recuerdos! La que pretendía ser una plácida estancia en la cumbre me la estropearon dos cazas franceses que estuvieron dando vueltas sin fin haciendo un ruido enorme. ¡Volando sobre un parque nacional que se protege de los ruidos de los que vamos a pie pero no de los que van por las nubes, pasándose las normas por el forro! El día anterior, poco después de dejar el refugio de la Glére, oí un ¡buuum! cuyo ruido no coincidía con el propio de aludes de piedra ni de nieve. ¿Un bang supersónico, pensé? Qué raro, por aquí, por las montañas.
Pues así era. Además de dar la lata traspasan la barrera del sonido, y es que ir con un bicho de esos a velocidad subsónica es algo parecido a tener un Ferrari e ir a ritmo de Seat Panda. Abocados a la trasgresión permanente.
Para la bajada del Bugarret hasta el lago Tourrat no tenía track, ya que el que había seguido todo el día seguía hacia la Dent d’Estiber Male y desde allí bajaba al lago. Una centena de metros a la derecha, pero en el caos de piedras que es toda esta ladera esos cien metros eran un mundo y había que buscarse la vida. Al ser la pendiente tan fuerte las fitas desaparecen por los aludes que deben barrer esta vertiente, así que tuve que improvisar hasta llegar al lago, donde vuelven a aparecer ya cada vez más abundantes.
No se llegar a tocar la orilla del lago y toca incluso remontar orilla arriba por un momento. En la desembocadura paré un rato a refrescarme y coger agua, que ya se me había acabado y llevaba horas sin ver una gota de líquido (la sequía es enorme).
A partir de aquí el descenso ya no tiene problemas. Únicamente al salir del lago hay que irse a la izquierda y también remontar momentáneamente un poco. En la parte baja del recorrido me encontré una instalación automática de medición del espesor de la nieve. Allí había un rebaño de ovejas enorme que me tomó por el pastor y no me dejó hasta llegar a la subida al Packe. Allí, listas que son, me dijeron que la propina de casi 350 m. de subida me la dejaban toda para mí. Un subidón que llega cuando uno ya está bastante cansado.
Nadie en el refugio. Una noche en total soledad. Mucho viento de nuevo y las ovejas vinieron a refugiarse tras las paredes del edificio. Así que tuve concierto toda la noche. Desayuné lo poquito que me quedaba y a las nueve partí hacia la Glére siguiendo después hasta el coche en Lienz.
Y una anécdota muy divertida en el descenso. Llevaba media hora andando cuando me encontré a cinco personas, hombres, mujeres y una niña (más tres que venían un poco más lejos), acompañadas de dos preciosos perros. Llevaban un único palo largo, en vez de los clásicos bastones que llevamos todos. Y es que eran los pastores de las ovejas que iban supongo a controlar su situación o a recogerlas ya.
El primero de ellos nada más llegar a mi altura me preguntó que de donde venía. Al ver que era español el segundo de ellos pasó a tomar el mando de la conversación, ya que hablaba castellano. Al explicarle que había subido al Bugarret y a la Pala, pasando por el lago Tourrat y por la cresta (un buen barrido de la zona), me preguntaron que dónde estaban las ovejas. Les informé que estaban más abajo del Tourrat (tener que ir a buscarlas ahí es un verdadero palo) pero que me habían seguido y las había dejado en el Rabiet y por la noche muchas habían estado incluso en el refugio. Por un momento pensé que había hecho mal dejando que me siguieran.
Pero al oirlo se les iluminó la cara y empezaron a reírse todos y a darme palmadas en la espalda. ¡Gracias, hombre, nos has hecho el trabajo, nos has bajado las ovejas! Estos españoles… Les tenía que haber pedido un trago de vino, que seguro que llevaban.
Dice mi GPS que en estos cinco días he caminado 33,5 kilometros (poniéndole 16 horas) y habré subido un poco más de cuatro mil metros. No está mal.
Fotos (click en la foto para verla a mayor tamaño):
Arriba: en la cumbre del Bugarret con el impresionante y negro Pic Long al fondo.
Abajo:
1) Amanece en el refugio.
2) La ascensión empieza ¡bajando!
3) El tranquilo lago de Rabiet al amanecer.
4-5) Pronto la ascensión se convierte en un recorrido sobre bloques de todo tipo.
6) En esta especie de collado seguí cien metros (en sentido contrario al de la imagen). Después volví sobre mis pasos y subí por la pendiente de la izquierda.
7) Entre los slabs me aparecieron cuatro perdices nivales. He aquí una, tan traqnuila (centro de la foto, un poco a la derecha).
8) Alcanzando la cresta.
9) El lago Tourrat con el macizo del Néouvielle bien visible.
10) Zoom sobre el macizo del Néouvielle. Parece que las cumbres están muy cerca, pero no es así. La cumbre de la derecha es el Ramougn.
11) La antecima a 2.900 m. cuando se sale a la cresta.
12-18) Recorrido por la cresta hasta llegar a la Pala Crabounouse.
19) La cara oeste de estos picos es muy abrupta. Nada que ver con la vertiente este.
21) Libro registro y su "buzón" especial.
22-23) En la cumbre.
24) Dejando atrás la Pala en dirección al Bugarret.
25-26) Aproximación al Bugarret, con el Pic Long al fondo. Se ven los restos del glaciar de la cara norte.
27) El lago Tourrat se ve en su totalidad desde el Bugarret.
28) Tramo final del Bugarret.
29) Libro registro del Bugarret. Hay una fotocopia que recoge inscripciones del primer libro que se puso en la cumbre.
30) En el desagüe del lago Tourrat. Se ve perfectament la situación terminal de lo que era un glaciar.
31) El Pic Long y la Dent d'Estiber Mal van quedando lejos.
32) Más lagos en el descenso.
33) Instalación automática para registrar el espesor de la nieve.
34) Luz de atardecer en el lago Rabiet, ya próximos al punto donde se inicia la subida al refugio (a la derecha).
35) Track en Google Earth de la ascensión. Hay algún tramo no grabado por agotamiento de las pilas. Puede verse el error ascendiendo. Volví sobre mis pasos y me fui entonces ya directo a la cresta.
36) Track en Google Earth del recorrido del refugio Packe hasta el coche, pasando por el refugio de al Glére.
37) Foto realizada desde el Turón que muestra perfectamente el recorrido. Se ve a la derecha la especie de collado y el punto de subida hasta la cima 2.900 (a la derecha de la foto). Se sigue por toda la cresta hasta el Bugarret y después de baja ¡muy directos, especialmente el tramo central! al lago Tourrat. Las montañas, inconfundibles que aparecen tras estas cumbres son el Monte Perdido, el Cilindro y el Marboré
38) Y por último la tarjeta de los colegas de Tafalla depositada en la Pala Crabonouse.
No incluyo fotos panóramicas de la cumbre ya que la vista es muy similar a la del Turón. En realidad es peor ya que el Pic Long tapa bastante.
1 comentario:
Nada k somos los navarricos del TRINKETE. Pues eso, darte las gracias por tu envío pá k sepas lo hemos recibido y "por aclarar" NO somos coleccionistas, mas bien iríamos/vamos como asiduos practicantes y amantes pasionales pyrineistas.
Un cariñoso saludo
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