Tocaba ya cambiar el repetitivo repertorio de estas últimas semanas y hacer una vía larguita y aérea, mejor por tierras del Montsec, que en pleno veranillo de San Martín se presentaba como una buena opción (y además hoy 15-11 cumplo añitos y había que celebrarlo como corresponde, es decir, con una buena piada).
Como hace años tuvimos una historia a pie de vía cuando íbamos a hacer la Bukanan y la cosa se acabó dejando la vía para otro día, nada mejor que retomar viejas opciones y hacer lo que quedó pendiente (toma nota Víctor, que también quedó pendiente la Lleida).
Así que me fui el sábado para Vilanova de Meiá con Josep Emili y Sara. Muchos años sin trepar por estas paredes. La última vez creo recordar que fue con Xavi, para hacer la Camel. Más razones para volver.
Día precioso y escalada en manga corta. El microclima de estas enormes paredes orientadas hacia el sur es algo increíble.
Hicimos el primer largo sin dudas. A nuestra izquierda, a unas decenas de metros, colegas varios hacían la Tárrega. Llevábamos fotocopia con la reseña de la guía de Luichi, titulada "Vilanova de Meià y zonas cercanas", páginas 100-101.
Primer largo con pocos problemas (salvo el habituarse a que la vía es aventura total y casi no hay seguros). En el segundo largo le entraron a Josep Emili dudas. Como la reseña marca que hay que pasar un techito (la clásica línea de techos que hay en toda la pared a esta altura) hacia la derecha, hacia allí se fue Josep, más aún teniendo a la vista una cinta a la vista en esa dirección y luego un clavo. Pero atracción fatal.
Le tocó bajarse un tramo asegurado por algo, que un servidor después tuvo que ir a buscar cuando me tocó el turno y salir de allí como pude. La cosa va por la izquierda (buena fisura para poner friends) y después, rectito para arriba, se encuentran dos buriles, que llevan bajo el techo, tramo acotado de IV+ y que en mi opinión es algo más.
Aquí vino lo mejor. Mirando Josep si por aquí o por allá, la reseña le voló cual pajarico y se fue suavemente en alegre vuelo hasta las copas de los árboles, sesenta metros más abajo. Risas para no llorar. ¡Mira que ya desde hace tiempo me llevo las reseñas fotografiadas y así las puedo ver en la cámara! Pues me olvidé.
El problema vino en la segunda R. ¿Por aquí o por allá? Creo que acertó Josep Emili ya que no salió grado superior al previsto en el resto de la escalada y las dos R siguientes eran del mismo tipo que las dos anteriores (dos parabolts en cada R, ya que están reequipadas. Ver foto). Lo que si es evidente es que creo que acertamos la vía, aunque luego, mirando la reseña en casa, no coincide lo dibujado con lo escalado. Misterios, porque a la vía que hay más a la derecha (Pastelina), no llegamos a pasar. Y con la Tárrega no nos juntamos, a pesar de que la reseña indica que al final se juntan.
A este recorrido por la pared, con más aventura que nunca, hubo que añadir un serio accidente que ocurrió en la tapia, a nuestra izquierda, pero que no podíamos ver. Cuando estábamos en pleno devaneo de si por aquí o por allá apareció el helicóptero amarillo de rescate, a toda pastilla, y dos ambulancias a pie de pared. ¡Lo que faltaba!
Porque fue complicadillo sacar a los colegas, ya que estuvieron casi tres horas arriba y abajo. Y con el ruido infernal del helicóptero rebotando por la pared no había forma de oírnos entre nosotros. Por lo tanto tuvimos que funcionar por el viejo sistema de dejar hablar a las cuerdas y decidir según lo que creíamos ocurría en el otro extremo, siendo lo más delicado liberar la placa de seguro cuando crees que el colega ya ha montado la R. Un peliculón. Y los walkies en casa.
Pero el día aún requería más pasión. Llegamos arriba con el clásico ¡Oh, que macu! que además era verdad, con un atardecer otoñal magnífico y con los Pirineos nevados allí mismo y divergencias con Josep Emili sobre si el grupo de montañas más nevado era Maladeta o no. Total que mientras divagábamos sobre el tema me senté sobre una piedra para sacarme los pies de gato y menuda sorpresa me llevé. La roca estaba chorreando agua como un manantial. Milagro, pensé. Porque estábamos en lo más alto ¡y el agua no podía proceder del aire!
Pues sí, procedía del aire. Por un raro fenómeno atmosférico de contraste termal, la cara norte, por la que se baja, fría y húmeda normalmente, se había convertido en el manantial de la doncella y absolutamente de todas las piedras brotaba agua. Llevo muchos años haciendo montaña y no había visto nada igual.
Aquellos que han bajado de la pared por este camino pueden imaginarse lo que es este descenso convertido en una pista de patinaje. Lo que lleva normalmente media hora nos costó casi dos. Mejor no explicar este miserable descenso hecho a base de pillarse en absolutamente todos los pequeños arbustos que hay en su recorrido. Basta decir que cuando alcancé la carretera y pisé el asfalto, me arrodillé a darle a un beso. Y justo darlo ya no se veía nada. Se hizo de noche. Justito, justito,…
Comentar algo curioso. Al llegar por la mañana a Vilanova nos fuimos al bar y estuvimos desayunando ¡totalmente solos! Haciendo un día tan bueno no salíamos de nuestro asombro. Teorizamos sobre el tema. La crisis, pensamos. Pero cuando aparcamos a pie de pared tuvimos que buscar para encontrar un hueco para dejar el coche. No estaba abarrotado, pero había gente. Al bajar sí. El bar estaba atiborrado (el domingo se celebraba además la Fira de la Perdiu). Allí estábamos todos. Bueno, excepto los del castañazo. Espero que no haya sido nada grave.
Fotos (a la espera de que los colegas me envíen las que me hicieron, que yo también quiero salir).
Arriba: Empezando el primer largo.
Abajo:
1 y 2 - La inmensa tapia a la vista. Bonita luz. En la segunda foto se ve una cordada. ¿Alguien sabe qué vía es?
3 - Josep Emili cerca ya de la primera R.
4 - Los colegas ya en la R
5 - Josep Emili en el error del segundo largo, al irse a la derecha.
6 y 7 - Sara llegando a la segunda R.
8 - Así son todas las R
9 - Tercer largo. Nos vamos a buscar la placa de la derecha.
10 - Sara entrando en la placa.
11 - El heli va y viene
12 - Sara asegurando a su media naranja.
13 - Las ambulancias y el Heli tomándose un descansito, vistos desde la tapia. Foto con zoom.
14 - El heli siempre presente, como una mosca coj...
15 - Disfrutando del manantial en las rocas. No sabíamos lo que nos esperaba.
16 - Las nieves Pirenaicas. Lo más nevado ¿es Maladeta?
Click en las fotos para verlas a mayor tamaño.
Como hace años tuvimos una historia a pie de vía cuando íbamos a hacer la Bukanan y la cosa se acabó dejando la vía para otro día, nada mejor que retomar viejas opciones y hacer lo que quedó pendiente (toma nota Víctor, que también quedó pendiente la Lleida).
Así que me fui el sábado para Vilanova de Meiá con Josep Emili y Sara. Muchos años sin trepar por estas paredes. La última vez creo recordar que fue con Xavi, para hacer la Camel. Más razones para volver.
Día precioso y escalada en manga corta. El microclima de estas enormes paredes orientadas hacia el sur es algo increíble.
Hicimos el primer largo sin dudas. A nuestra izquierda, a unas decenas de metros, colegas varios hacían la Tárrega. Llevábamos fotocopia con la reseña de la guía de Luichi, titulada "Vilanova de Meià y zonas cercanas", páginas 100-101.
Primer largo con pocos problemas (salvo el habituarse a que la vía es aventura total y casi no hay seguros). En el segundo largo le entraron a Josep Emili dudas. Como la reseña marca que hay que pasar un techito (la clásica línea de techos que hay en toda la pared a esta altura) hacia la derecha, hacia allí se fue Josep, más aún teniendo a la vista una cinta a la vista en esa dirección y luego un clavo. Pero atracción fatal.
Le tocó bajarse un tramo asegurado por algo, que un servidor después tuvo que ir a buscar cuando me tocó el turno y salir de allí como pude. La cosa va por la izquierda (buena fisura para poner friends) y después, rectito para arriba, se encuentran dos buriles, que llevan bajo el techo, tramo acotado de IV+ y que en mi opinión es algo más.
Aquí vino lo mejor. Mirando Josep si por aquí o por allá, la reseña le voló cual pajarico y se fue suavemente en alegre vuelo hasta las copas de los árboles, sesenta metros más abajo. Risas para no llorar. ¡Mira que ya desde hace tiempo me llevo las reseñas fotografiadas y así las puedo ver en la cámara! Pues me olvidé.
El problema vino en la segunda R. ¿Por aquí o por allá? Creo que acertó Josep Emili ya que no salió grado superior al previsto en el resto de la escalada y las dos R siguientes eran del mismo tipo que las dos anteriores (dos parabolts en cada R, ya que están reequipadas. Ver foto). Lo que si es evidente es que creo que acertamos la vía, aunque luego, mirando la reseña en casa, no coincide lo dibujado con lo escalado. Misterios, porque a la vía que hay más a la derecha (Pastelina), no llegamos a pasar. Y con la Tárrega no nos juntamos, a pesar de que la reseña indica que al final se juntan.
A este recorrido por la pared, con más aventura que nunca, hubo que añadir un serio accidente que ocurrió en la tapia, a nuestra izquierda, pero que no podíamos ver. Cuando estábamos en pleno devaneo de si por aquí o por allá apareció el helicóptero amarillo de rescate, a toda pastilla, y dos ambulancias a pie de pared. ¡Lo que faltaba!
Porque fue complicadillo sacar a los colegas, ya que estuvieron casi tres horas arriba y abajo. Y con el ruido infernal del helicóptero rebotando por la pared no había forma de oírnos entre nosotros. Por lo tanto tuvimos que funcionar por el viejo sistema de dejar hablar a las cuerdas y decidir según lo que creíamos ocurría en el otro extremo, siendo lo más delicado liberar la placa de seguro cuando crees que el colega ya ha montado la R. Un peliculón. Y los walkies en casa.
Pero el día aún requería más pasión. Llegamos arriba con el clásico ¡Oh, que macu! que además era verdad, con un atardecer otoñal magnífico y con los Pirineos nevados allí mismo y divergencias con Josep Emili sobre si el grupo de montañas más nevado era Maladeta o no. Total que mientras divagábamos sobre el tema me senté sobre una piedra para sacarme los pies de gato y menuda sorpresa me llevé. La roca estaba chorreando agua como un manantial. Milagro, pensé. Porque estábamos en lo más alto ¡y el agua no podía proceder del aire!
Pues sí, procedía del aire. Por un raro fenómeno atmosférico de contraste termal, la cara norte, por la que se baja, fría y húmeda normalmente, se había convertido en el manantial de la doncella y absolutamente de todas las piedras brotaba agua. Llevo muchos años haciendo montaña y no había visto nada igual.
Aquellos que han bajado de la pared por este camino pueden imaginarse lo que es este descenso convertido en una pista de patinaje. Lo que lleva normalmente media hora nos costó casi dos. Mejor no explicar este miserable descenso hecho a base de pillarse en absolutamente todos los pequeños arbustos que hay en su recorrido. Basta decir que cuando alcancé la carretera y pisé el asfalto, me arrodillé a darle a un beso. Y justo darlo ya no se veía nada. Se hizo de noche. Justito, justito,…
Comentar algo curioso. Al llegar por la mañana a Vilanova nos fuimos al bar y estuvimos desayunando ¡totalmente solos! Haciendo un día tan bueno no salíamos de nuestro asombro. Teorizamos sobre el tema. La crisis, pensamos. Pero cuando aparcamos a pie de pared tuvimos que buscar para encontrar un hueco para dejar el coche. No estaba abarrotado, pero había gente. Al bajar sí. El bar estaba atiborrado (el domingo se celebraba además la Fira de la Perdiu). Allí estábamos todos. Bueno, excepto los del castañazo. Espero que no haya sido nada grave.
Fotos (a la espera de que los colegas me envíen las que me hicieron, que yo también quiero salir).
Arriba: Empezando el primer largo.
Abajo:
1 y 2 - La inmensa tapia a la vista. Bonita luz. En la segunda foto se ve una cordada. ¿Alguien sabe qué vía es?
3 - Josep Emili cerca ya de la primera R.
4 - Los colegas ya en la R
5 - Josep Emili en el error del segundo largo, al irse a la derecha.
6 y 7 - Sara llegando a la segunda R.
8 - Así son todas las R
9 - Tercer largo. Nos vamos a buscar la placa de la derecha.
10 - Sara entrando en la placa.
11 - El heli va y viene
12 - Sara asegurando a su media naranja.
13 - Las ambulancias y el Heli tomándose un descansito, vistos desde la tapia. Foto con zoom.
14 - El heli siempre presente, como una mosca coj...
15 - Disfrutando del manantial en las rocas. No sabíamos lo que nos esperaba.
16 - Las nieves Pirenaicas. Lo más nevado ¿es Maladeta?
Click en las fotos para verlas a mayor tamaño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario