Y ya van dos y no me refiero a los tres miles ascendidos. Esta es la segunda ocasión en mi vida en que me quedo colgado después de haber acordado salir a la montaña con amigos en vacaciones. En las dos ocasiones eran/han sido matrimonios y ha habido de todo, causas de fuerza mayor y otras no tanto. Pero la cuestión es que uno se queda sin pareja de baile y tiene que montárselo como uno pueda, o sea en solitario. Si el coco lo asimila, se intenta, pero otra veces no ocurre así y te quedas clavado en el sillón desesperado.
Este año de momento lo estoy intentando. Como millas (es decir, cumbres) en solitario llevo muchas, más bien muchísimas, experiencia a estas alturas no me falta. La soledad y yo nos llevamos bastante bien en montaña. Otra es que el tarro aguante una ascensión tras otra en solitario y es que el no tener referentes (perdón, referencias) complica a veces lo que es en teoría muy fácil para la experiencia que tengo. Al menos el entreno de estos últimos meses me habrá servido mucho al haberlo efectuado todo en solitario (acompañado, eso sí, de excelente música) lo que me puede facilitar las cosas.
Lo que no tiene arreglo es el plan previsto, ya que habíamos hablado de hacer grandes escaladas clásicas en el Pirineo y ahora, en solitario, todo ese plan lo he tenido que modificar al vuelo para cambiarlo por ascensiones asequibles.
Aprovechando que ahora en verano hay tiempo disponible, la ocasión la pintan calva para hacer esas cumbres que quedan tan lejos de Barcelona, especialmente en el lado francés, teniendo como claro ejemplo las cumbres cercanas a Gavarnie.
Así el lunes pasado me hice cinco puertos de montaña (collado de Foradada, Puerto de Bielsa –Túnel-, Aspin, Tourmalet y final de etapa por Luz Saint Saveur-Gedre-Gavarnie) que uno debe transitar, como si fuera una etapa de ciclismo, para llegar por pista en mal estado (sus últimos 4 Km.) al lago de Ossoue.
En realidad últimamente no paso ya por el Aspin. Ya hace años que descubrí la carretera de La Payolle, también denominada Hourquette d’Ancizan. Si algo recomiendo a aquellos que quieren disfrutar con el coche de un trayecto en el Pirineo excepcional, es realizar esta ruta. En este último viaje hasta vi ciervos. El único inconveniente es que todos estos puertos del lado francés se ven invadidos por la niebla al caer la tarde.
Llegué al lago de Ossoue ya muy tarde cuando Gavarnie empezaba a llenarse de niebla. Las montañas lucían con una belleza suprema. El circo siempre sublime. La Norte del Taillon majestuosa y los Astazou mostrando el Swan que los separa aún con nieve. La mucha nieve que hay este año y la lluvia caída en primavera, que ha llenado todo de un verde excepcional, ayudan a crear un marco incomparable.
Pocos coches para lo visto en otras ocasiones y nadie ya por el lago cuando llegué. Tranquilidad total a pesar de que es un lugar muy concurrido, ya que se parte de aquí para hacer las cumbres del Vignemale y de su entorno.
En el lago de Ossoue no se puede acampar, aunque hay un área de vivac más allá de la presa. Pero como ahora puedo dormir dentro del coche, me lo monté de maravilla y el invento es un éxito total.
A las cinco y media me levantaba y a las seis y veinte partía hacia mi objetivo, las cumbres del Gran Tapou y Milieu, las cuales contemplaba muy lejos, al fondo del valle, desayunando, mientras los primeros rayos de sol daban en las cumbres con un color rojo deslumbrante.
Mientras que en el Vignemale he estado en dos ocasiones, el Tapou era un total desconocido. Para hacer su ascensión preferí seguir una ruta cargada en el GPS procedente de un track que encontré en la red.
Me sorprendió mucho (vale que era martes) que en todo el día no viera a nadie, excepto a dos escaladores lejanos que estaban haciendo la travesía Tapou-Monferrat y estaban peleando (en libre, sin asegurar) el tramo de las agujas (Puntas del Tapou) que separan estas dos cumbres y que figuran en la lista oficial de cumbres que tienen tres mil metros. Otros dos bultos más convertidos en cumbres.
Día excelente, soleado, sin ninguna nube, con muy buena visibilidad. Soberbio el panorama desde ambas cumbres (que casi es el mismo), únicamente tapado hacia el norte por el altivo Vignemale y sus vecinos.
Muchísima nieve, que me obligó a llevar crampones durante gran parte de la ascensión (en el descenso no fueron necesarios). Llevaba unos crampones no automáticos de peso muy ligero (los automáticos me saltan con las botas normales tipo kleta), con correas, que no había utilizado aún y que me machacaron los talones (suerte que, previsor que soy, llevo siempre encima Compeed).
Mirando el mapa de la Alpina comprobé que la ruta a seguir que me bajé desde Internet no era la normal. La realidad es que me llevó a la cumbre, pero me pareció que daba mucha vuelta ya que pasé por la Brecha de Tapou. El problema es que la nieve, que apareció ya a la mitad de la ascensión, ocultaba las fitas y difícil habría sido encontrar ruta alguna si no hubiera tenido el GPS con un track. Al fin y al cabo, y a pesar de haber estado durante muchos minutos sin ver fita alguna, la ruta seguida no dejó de ser una buena ruta.
Fácil ascensión exceptuando un momento en que hice un flanqueo (en la vía normal no habría tenido este problema) de una pala nevada que desaparecía vertiginosamente sin saber que había más abajo. Error mío ponerme a cruzarla tan alto, cuando había otras opciones. Piolet en mano te preguntas siempre en momentos así si te pararás en caso de caída antes de averiguar lo que hay al otro lado de lo desconocido. ¿Sería un plácido tobogán o pillaría un Dragón Khan de las nieves? Cruzado el flanqueo llegas a las palas finales que no se acaban nunca.
Un colladito que aún estaba nevado separaba las dos cumbres, muy próximas. Una vez más tenemos un ejemplo claro de una cumbre que no debería ser tal. El Milieu no deja de ser una antecima del Gran Tapou, pero así está la cosa y me he apuntado una ascensión de dos tres miles.
Las dos cimas se hacen en un momento desde el colladito que las separa. El Gran Tapou requiere un poco más de esfuerzo y hasta pide utilizar un poco las manos. La cresta puede imponer, pero es muy corta y ancha, por lo que no presenta problemas.
La vista hacia el Vignemale es espléndida y destaca la imponente pared de mármol, “la marmolera”, que une el pico de Cerbillona con el Montferrat, cumbre más próxima al Gran Tapou.
La verdad es que me costaba irme de la cima ya que era un placer identificar las cumbres que en gran parte ya he subido: las de la zona del Neouvielle, las de Monte Perdido, la Munia, el Midi d’Ossau, los Infiernos (también con su enorme marmolera), y muy cerca el Tendeñera (este no lo he subido aún), con mucha nieve aún, a pesar de que es una cumbre que no llega a los tres mil metros. Espectacular la vista sobre el Valle del Ara. También muy cerca las cumbres del Vignemale y especialmente proximos el Montferrat y el Petit Vignemale, cumbre de mármol. Y el refugio Baysellance, el más alto del Pirineo, muy próximo.
Los fuertes desniveles (y la dificultad) que existe desde el fondo de este valle hasta las cumbres, ya sean el Tapou o las del Vignemale, hace que no haya rutas por el lado español y se asciendan todas ellas desde Francia. Únicamente hay una ruta, la del Príncipe de la Moskowa que va a salir entre los picos Central y el Cerbillona. Si alguien desea machacarse plenamente (con algo de riesgo añadido), aquí tiene una buena posibilidad.
El descenso, que se me hizo un poco largo (a pesar de bajar rápido), por la más absoluta soledad, por lo interminable de la nieve y por mis talones machacados, fue a pesar de todo muy agradable, acompañado de los valses de Offenbach (en las subidas prima el rock para dar marcha, pero en los descensos del atardecer la música plácida se impone). Los lagos de Montferrat, aún tapados en parte por la nieve y el hielo, le dan aún más belleza a este recorrido.
A las 23 h., después de cruzar todos los puertos otra vez, ahora en medio de la niebla, cenaba en Graus. Día magnífico y completo.
Ascensión efectuada en solitario el 6-7-2010.
Lo que no tiene arreglo es el plan previsto, ya que habíamos hablado de hacer grandes escaladas clásicas en el Pirineo y ahora, en solitario, todo ese plan lo he tenido que modificar al vuelo para cambiarlo por ascensiones asequibles.
Aprovechando que ahora en verano hay tiempo disponible, la ocasión la pintan calva para hacer esas cumbres que quedan tan lejos de Barcelona, especialmente en el lado francés, teniendo como claro ejemplo las cumbres cercanas a Gavarnie.
Así el lunes pasado me hice cinco puertos de montaña (collado de Foradada, Puerto de Bielsa –Túnel-, Aspin, Tourmalet y final de etapa por Luz Saint Saveur-Gedre-Gavarnie) que uno debe transitar, como si fuera una etapa de ciclismo, para llegar por pista en mal estado (sus últimos 4 Km.) al lago de Ossoue.
En realidad últimamente no paso ya por el Aspin. Ya hace años que descubrí la carretera de La Payolle, también denominada Hourquette d’Ancizan. Si algo recomiendo a aquellos que quieren disfrutar con el coche de un trayecto en el Pirineo excepcional, es realizar esta ruta. En este último viaje hasta vi ciervos. El único inconveniente es que todos estos puertos del lado francés se ven invadidos por la niebla al caer la tarde.
Llegué al lago de Ossoue ya muy tarde cuando Gavarnie empezaba a llenarse de niebla. Las montañas lucían con una belleza suprema. El circo siempre sublime. La Norte del Taillon majestuosa y los Astazou mostrando el Swan que los separa aún con nieve. La mucha nieve que hay este año y la lluvia caída en primavera, que ha llenado todo de un verde excepcional, ayudan a crear un marco incomparable.
Pocos coches para lo visto en otras ocasiones y nadie ya por el lago cuando llegué. Tranquilidad total a pesar de que es un lugar muy concurrido, ya que se parte de aquí para hacer las cumbres del Vignemale y de su entorno.
En el lago de Ossoue no se puede acampar, aunque hay un área de vivac más allá de la presa. Pero como ahora puedo dormir dentro del coche, me lo monté de maravilla y el invento es un éxito total.
A las cinco y media me levantaba y a las seis y veinte partía hacia mi objetivo, las cumbres del Gran Tapou y Milieu, las cuales contemplaba muy lejos, al fondo del valle, desayunando, mientras los primeros rayos de sol daban en las cumbres con un color rojo deslumbrante.
Mientras que en el Vignemale he estado en dos ocasiones, el Tapou era un total desconocido. Para hacer su ascensión preferí seguir una ruta cargada en el GPS procedente de un track que encontré en la red.
Me sorprendió mucho (vale que era martes) que en todo el día no viera a nadie, excepto a dos escaladores lejanos que estaban haciendo la travesía Tapou-Monferrat y estaban peleando (en libre, sin asegurar) el tramo de las agujas (Puntas del Tapou) que separan estas dos cumbres y que figuran en la lista oficial de cumbres que tienen tres mil metros. Otros dos bultos más convertidos en cumbres.
Día excelente, soleado, sin ninguna nube, con muy buena visibilidad. Soberbio el panorama desde ambas cumbres (que casi es el mismo), únicamente tapado hacia el norte por el altivo Vignemale y sus vecinos.
Muchísima nieve, que me obligó a llevar crampones durante gran parte de la ascensión (en el descenso no fueron necesarios). Llevaba unos crampones no automáticos de peso muy ligero (los automáticos me saltan con las botas normales tipo kleta), con correas, que no había utilizado aún y que me machacaron los talones (suerte que, previsor que soy, llevo siempre encima Compeed).
Mirando el mapa de la Alpina comprobé que la ruta a seguir que me bajé desde Internet no era la normal. La realidad es que me llevó a la cumbre, pero me pareció que daba mucha vuelta ya que pasé por la Brecha de Tapou. El problema es que la nieve, que apareció ya a la mitad de la ascensión, ocultaba las fitas y difícil habría sido encontrar ruta alguna si no hubiera tenido el GPS con un track. Al fin y al cabo, y a pesar de haber estado durante muchos minutos sin ver fita alguna, la ruta seguida no dejó de ser una buena ruta.
Fácil ascensión exceptuando un momento en que hice un flanqueo (en la vía normal no habría tenido este problema) de una pala nevada que desaparecía vertiginosamente sin saber que había más abajo. Error mío ponerme a cruzarla tan alto, cuando había otras opciones. Piolet en mano te preguntas siempre en momentos así si te pararás en caso de caída antes de averiguar lo que hay al otro lado de lo desconocido. ¿Sería un plácido tobogán o pillaría un Dragón Khan de las nieves? Cruzado el flanqueo llegas a las palas finales que no se acaban nunca.
Un colladito que aún estaba nevado separaba las dos cumbres, muy próximas. Una vez más tenemos un ejemplo claro de una cumbre que no debería ser tal. El Milieu no deja de ser una antecima del Gran Tapou, pero así está la cosa y me he apuntado una ascensión de dos tres miles.
Las dos cimas se hacen en un momento desde el colladito que las separa. El Gran Tapou requiere un poco más de esfuerzo y hasta pide utilizar un poco las manos. La cresta puede imponer, pero es muy corta y ancha, por lo que no presenta problemas.
La vista hacia el Vignemale es espléndida y destaca la imponente pared de mármol, “la marmolera”, que une el pico de Cerbillona con el Montferrat, cumbre más próxima al Gran Tapou.
La verdad es que me costaba irme de la cima ya que era un placer identificar las cumbres que en gran parte ya he subido: las de la zona del Neouvielle, las de Monte Perdido, la Munia, el Midi d’Ossau, los Infiernos (también con su enorme marmolera), y muy cerca el Tendeñera (este no lo he subido aún), con mucha nieve aún, a pesar de que es una cumbre que no llega a los tres mil metros. Espectacular la vista sobre el Valle del Ara. También muy cerca las cumbres del Vignemale y especialmente proximos el Montferrat y el Petit Vignemale, cumbre de mármol. Y el refugio Baysellance, el más alto del Pirineo, muy próximo.
Los fuertes desniveles (y la dificultad) que existe desde el fondo de este valle hasta las cumbres, ya sean el Tapou o las del Vignemale, hace que no haya rutas por el lado español y se asciendan todas ellas desde Francia. Únicamente hay una ruta, la del Príncipe de la Moskowa que va a salir entre los picos Central y el Cerbillona. Si alguien desea machacarse plenamente (con algo de riesgo añadido), aquí tiene una buena posibilidad.
El descenso, que se me hizo un poco largo (a pesar de bajar rápido), por la más absoluta soledad, por lo interminable de la nieve y por mis talones machacados, fue a pesar de todo muy agradable, acompañado de los valses de Offenbach (en las subidas prima el rock para dar marcha, pero en los descensos del atardecer la música plácida se impone). Los lagos de Montferrat, aún tapados en parte por la nieve y el hielo, le dan aún más belleza a este recorrido.
A las 23 h., después de cruzar todos los puertos otra vez, ahora en medio de la niebla, cenaba en Graus. Día magnífico y completo.
Ascensión efectuada en solitario el 6-7-2010.
Fotos.
Arriba: Cumbre del Tapou con el macizo del Vignemale y la marmolera detrás.
Abajo:
1) Reorganización de mi coche-cama amaneciendo. Al fondo, encima del coche, lado izquierdo, las cumbres del Milieu-Tapou, con mucha nieve aún.
2) El sol empieza a dar en las cumbres: Punta Chausenque, Espalda de Chausenque, Col des Glaciers, Petit Vignemale.
3) Ascendiendo ya, vista del valle de Gavarnie aún bajo la niebla. Al fondo el inmenso Pimené.
4) Cerca de los lagos. El objetivo ya esta más próximo.
5) Cumbre del Milieu. El Midi d'Ossau, excelso, muy próximo gracias al zoom.
6) Los Infiernos.
7) Macizo del Vignemale con su espléndida marmolera.
8) En la cumbre del Milieu, con el Tapou detrás (izquierda).
9) Cumbre del Milieu con vista hacia el Sur, hacia el Tendeñera.
10) Los dos colegas que escalan los "bultos del Tapou" destacan perfectamente en la cresta.
11) Macizo del Neouvielle.
12) Los colegas siguen progresando y ya están cerca de la cumbre del Montferrat.
13) El refugio Baysellance desde la cumbre del Tapou (zoom a tope).
14) El lago de Ossue, desde donde he partido. Divertido ver el coche tan lejos.
15) Excelente vista sobre el lado español, el valle del Ara. Se ve la mitas superior del recorrido del Principe de la Moskowa que finaliza entre los picos Central y Cerbillona, cumbres más a la izquierda.
16) El circo de Gavarnie. Izquierda Astazous, luego el imponente Marboré y todas sus cumbres hasta el Casco.
17) En la cumbre del Tapou.
18) Vista del inicio del cañón de Ordesa, es decir la parte de Bujaruelo.
19) Lagos de Montferrat desde la cumbre.
20) Uno de los tres miles más fácil de subir: el Petit Vignemale.
21) El valle de Ossue desde la cumbre del Tapou.
22) Lagos en el descenso.
23) Plácidas laderas de nieve facilitan el descenso.
24) Todo verde en las proximidades de la cabaña de Lourdes.
25) Y los prados de flores son inmensos. Las flores de la foto son Asfodelos Blancos (Asphodelus Albus).
26) El lago de Ossue al atardecer. Parece imposible que haga tan solo unas horas estuviera en las cumbres que se ven en el centro-izquierda con nieve.
27) Los Astazous, con el Coloir Swan separándolos, desde la carretera a Ossue. Se ve a la izquierda la arista NE, que era una de las escaladas planeadas y eternamente aplazada. A la derecha la enorme mole del Marboré.
28) Panorama de 360 grados (aunque no lo parezca) desde la cumbre del Milieu.
Click en las fotos para verlas a mayor tamaño.
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