Y al fin… la montaña. Escalar paredes, recorrer caminos, cruzar torrentes, oír el agua saltar, viajar por altas crestas, pisar la nieve, asistir a crepúsculos inolvidables con mares de nubes a tus pies, atravesar verdes prados, acariciar la roca con las manos, descensos de vértigo, colores por doquier, contemplar pueblos idílicos, disfrutar de horizontes inmensos, ver las nubes danzar, dormir bajo las estrellas (o la niebla), estar con gente feliz y encordarse con compañeros excelentes. Todo ello de forma intensiva, en once días bastante bien aprovechados a pesar de la climatología tan rara que nos ha obsequiado este verano y que han convertido tan corto espacio de tiempo en días inolvidables.
Todo lo contrario de lo que ocurrió el año pasado, cuando bajando del Clot de la Hount , las rodillas dijeron no y las cuatro paredes de mi casa fueron el horizonte que contemplé durante todo el verano. Pero en la vida, como he ido explicando poco a poco en este blog, hay pocas cosas irremediables (excepto la muerte y determinados accidentes, como ya sabemos) y paso a paso, en una labor constante de meses, he llevado a cabo una recuperación que hace un año me habría parecido increíble.
Al final de todos estos días de Agosto, que han requerido esfuerzos importantes para todo el cuerpo, pero especialmente para las rodillas (descensos de1.500 m . cargado), tengo la satisfacción de saber que no he notado dolor en ningún momento. Ahora, si esto sigue así, se abre de nuevo la posibilidad de hacer muchas cosas. ¡Mi libro de escaladas y ascensiones no está cerrado!.
Y vayamos a los éxitos de estos días.
En primer lugar el Naranjo de Bulnes: el eterno sueño, la escalada deseada. Tan lejos (está más lejos de Barcelona que Chamonix), pero tan presente, especialmente después de haber visto los documentales que se efectuaron en el 2004, al cumplirse el centenario de la primera ascensión realizada en 1904 por el señor Marqués de Pidal y “El Cainejo”. El Marqués puso la voluntad y la pasta, pero la escalada se la trabajó “El Cainejo”, que a falta de pies de gato, la hizo descalzo (es decir, con pies de Cainejo, que debían estar curtiditos, porque esta caliza corta bastante).
Ahora, al disponer de bastantes días, se presentaba una ocasión única. Se lo propuse a Xavi Díez, aún sabiendo que el ya lo había escalado hacía muchísimos años porla Directa Sur (que es la vía normal actual, aunque no la de la primera ascensión, que va por la Cara Norte ) y a cambio le ofrecí acompañarle a escalar el Muro de Gavarnie, escalada que ya había efectuado hace unos años. Intercambio de deseos por lo tanto. A última hora se añadió Carlos Franco.
Por lo tanto la cordada sería de tres. Pero Xavi se sacó un as de la manga: propuso escalar el Naranjo por la cara Este, ya que la normal ya la conocía. Esto cambiaba el panorama y transformaba la ascensión en un reto de otro grado. No para él, claro. Pero si para mí. Y es que la vía Cepeda dela Cara Este (ruta elegida) tiene 380 m . y V+ precisamente al final. Una señora pared. Pero los retos están para superarlos.Y el 10 de agosto, precisamente el día que se cumplía el 40 aniversario de mi primera ascensión al Aneto (lo he subido siete veces, una de ellas con esquís) me encontraba de buena mañana contemplando esta inmensa Catedral de roca que es el Naranjo de Bulnes (también llamado Pico Urriellu), bajo la pared este.
Otra cordada, catalanes también, competía con nosotros en el camino que saliendo del refugio situado bajo la cara Oeste, da la vuelta a la montaña y pasando baja la cara Norte (canal de la Celada), alcanza la base de la pared este. No hubo discusión. Dos son más rápidos que tres, en teoría. Les cedimos el paso, lo que también nos facilitaría el no equivocarnos. Había tiempo de sobras y el día era inmejorable (¡que suerte!) en todos los aspectos.
Tocar la roca anula las malas sensaciones y la confianza se gana pronto, a pesar de que el primer largo, con unos canalizos típicos del calcáreo de esta excelente roca, se hace raro. La escalada va por el lado derecho de la pared. Primero por la izquierda de la famosa y visible "Y". El cuarto largo es el más bonito y exigente. Pero la roca es tan excelente que te hace sentir muy a gusto. Disfrutamos a lo grande. Más cuando el suelo empieza a quedar lejos y los horizontes se abren. Allí teníamos cerca el Cantábrico con su raya azul contrastando con los colores marrones y verdes, en todas sus tonalidades, que inundaban el horizonte. La escalada es bastante vertical lo que le da un plus de espectacularidad.
Finalizado el tramo derecho y ya a media pared, se hace una larga travesía (dos largos) que recorre toda la tapia, para ir a buscar un diedro en el extremo opuesto, o sea el lado izquierdo de esta pared este.
Dos largos más realmente bellos y se llega al final espectacular de esta vía (primera que se abrió en la cara este) conseguida en 1955 por Pedro Udaondo (siguiendo los tres primeros largos abiertos a principios del siglo pasado por Schulze) acompañado de Jaime Cepeda y ¡una mujer!, María Jesús Aldecoa, algo insólito por aquellos tiempos. Udaondo, con 73 años, murió el pasado mes de Marzo, al caerse atravesando una canal helada. Llevaba crampones, pero no piolet y no pudo frenar la caída, golpeándose la cabeza contra una roca. Un error increíble para una persona de su nivel. Pero es el problema eterno de la confianza alcanzada por los muchos años superando dificultades. Udaondo había escalado el Naranjo, nada más y nada menos, que en 146 ocasiones.
Y el final es espectacular porque hay un paso de V+ ya muy pulidito que lleva a un agujero que permite pasar al anfiteatro de la cara Sur y finalizar ya la ascensión en una trepada, ya sin cuerdas (pero ojo no te equivoques), que lleva a la cresta y de ahí a la cumbre.
En este largo final nos cayó un poco de plantón, ya que pillamos a la cordada que nos precedía (Xavi coloca los friends y fisureros del tamaño correcto a la primera y es que la experiencia es un grado, como se dice por ahí) y tuvimos que esperar un poco a que resolvieran tranquilamente el tema. Xavi aseguró el largo muy bien y pasamos finalmente por el agujero y nos hicimos muchas fotos felices, sabiendo que pasado el “orificio” la cumbre estaba servida.
¡Que emoción pisar la cumbre y que felicidad! Un sueño cumplido. Un montón de fotos con la pequeña estatua dela Virgen de las Nieves situada en la cumbre (que Xavi no dudó en levantar del suelo para hacerse una foto) en un día inolvidable. Y nadie nos pudo hacer una foto a los tres juntos, porque a esta cumbre sólo se sube escalando, y aunque por la cara Sur suben muchas cordadas, al fin y al cabo es poca gente. Solos en la cumbre contemplamos desde este balcón incomparable la totalidad de los Picos de Europa y mi máquina registró en sucesivas fotos todo el horizonte.
El descenso del Naranjo es cómodo, ya que destrepado (a pelo) el anfiteatro, una serie de seguros rápeles muy bien montados en la cara Sur, nos llevan al suelo donde se emprende el regreso dándole la vuelta de nuevo a este inmenso monolito. Cenamos junto con la otra cordada (los únicos cinco que escalamosla Este ), brindamos con vino por el éxito y no faltaron las anécdotas curiosas: descubrimos que ya nos habíamos encontrado en otra pared, en la Roca del Arcs, cuando Xavi y yo hicimos la Camel. Y al día siguiente descenso desde el Refugio del Urriellu al collado de Pandébano, donde un poco más abajo teníamos los coches. Y previa reparación del cuerpo y del espirítu en Arenas de Cabrales, carretera y manta, y para el Pirineo Francés.
La reseña de la escalada, la tenéis en todoescalada.net (Entrar en Naranjo, cara este).
Una historia guapa en esta vía la tenéis en Un paseo por el Naranjo.
Las fotos:
La primera, naturalmente, es en la cumbre con la Virgen en nuestros brazos. Al fondo, el Cantábrico.¡Que día!
Después en el collado de Pandébanos, cuando vemos por primera vez el Naranjo, a la izquierda. Yo soy el chico del material ¿se nota?. Las gallinas del Refugio de Terenosa nos dificultan el paso. Superado el obstáculo lo demás fue coser y cantar.
Siguen dos fotos del Refugio de Uriello y viene la maravillosa puesta de sol. Queda claro porque se llama Naranjo.
Y fotos de la escalada. Xavi en el segundor, primer y tercer largo. Siguen fotos mías hechas por Xavi. En el largo antes de la travesía, en la travesía y llegando a la reunión que precede al largo díficil.
Foto de la salida de la este a través del famoso agujero, otra ya en el anfitetaro de la cara sur, un largo de flanqueo y después "pa" arriba a pelo.
La siguiente foto ya es en la cresta con Carlos y en la cumbre. Siguen dos fotos rapelando la Sur (se ven muy bien los canalizos).
Al final de todos estos días de Agosto, que han requerido esfuerzos importantes para todo el cuerpo, pero especialmente para las rodillas (descensos de
Y vayamos a los éxitos de estos días.
En primer lugar el Naranjo de Bulnes: el eterno sueño, la escalada deseada. Tan lejos (está más lejos de Barcelona que Chamonix), pero tan presente, especialmente después de haber visto los documentales que se efectuaron en el 2004, al cumplirse el centenario de la primera ascensión realizada en 1904 por el señor Marqués de Pidal y “El Cainejo”. El Marqués puso la voluntad y la pasta, pero la escalada se la trabajó “El Cainejo”, que a falta de pies de gato, la hizo descalzo (es decir, con pies de Cainejo, que debían estar curtiditos, porque esta caliza corta bastante).
Ahora, al disponer de bastantes días, se presentaba una ocasión única. Se lo propuse a Xavi Díez, aún sabiendo que el ya lo había escalado hacía muchísimos años por
Por lo tanto la cordada sería de tres. Pero Xavi se sacó un as de la manga: propuso escalar el Naranjo por la cara Este, ya que la normal ya la conocía. Esto cambiaba el panorama y transformaba la ascensión en un reto de otro grado. No para él, claro. Pero si para mí. Y es que la vía Cepeda de
Otra cordada, catalanes también, competía con nosotros en el camino que saliendo del refugio situado bajo la cara Oeste, da la vuelta a la montaña y pasando baja la cara Norte (canal de la Celada), alcanza la base de la pared este. No hubo discusión. Dos son más rápidos que tres, en teoría. Les cedimos el paso, lo que también nos facilitaría el no equivocarnos. Había tiempo de sobras y el día era inmejorable (¡que suerte!) en todos los aspectos.
Tocar la roca anula las malas sensaciones y la confianza se gana pronto, a pesar de que el primer largo, con unos canalizos típicos del calcáreo de esta excelente roca, se hace raro. La escalada va por el lado derecho de la pared. Primero por la izquierda de la famosa y visible "Y". El cuarto largo es el más bonito y exigente. Pero la roca es tan excelente que te hace sentir muy a gusto. Disfrutamos a lo grande. Más cuando el suelo empieza a quedar lejos y los horizontes se abren. Allí teníamos cerca el Cantábrico con su raya azul contrastando con los colores marrones y verdes, en todas sus tonalidades, que inundaban el horizonte. La escalada es bastante vertical lo que le da un plus de espectacularidad.
Finalizado el tramo derecho y ya a media pared, se hace una larga travesía (dos largos) que recorre toda la tapia, para ir a buscar un diedro en el extremo opuesto, o sea el lado izquierdo de esta pared este.
Dos largos más realmente bellos y se llega al final espectacular de esta vía (primera que se abrió en la cara este) conseguida en 1955 por Pedro Udaondo (siguiendo los tres primeros largos abiertos a principios del siglo pasado por Schulze) acompañado de Jaime Cepeda y ¡una mujer!, María Jesús Aldecoa, algo insólito por aquellos tiempos. Udaondo, con 73 años, murió el pasado mes de Marzo, al caerse atravesando una canal helada. Llevaba crampones, pero no piolet y no pudo frenar la caída, golpeándose la cabeza contra una roca. Un error increíble para una persona de su nivel. Pero es el problema eterno de la confianza alcanzada por los muchos años superando dificultades. Udaondo había escalado el Naranjo, nada más y nada menos, que en 146 ocasiones.
Y el final es espectacular porque hay un paso de V+ ya muy pulidito que lleva a un agujero que permite pasar al anfiteatro de la cara Sur y finalizar ya la ascensión en una trepada, ya sin cuerdas (pero ojo no te equivoques), que lleva a la cresta y de ahí a la cumbre.
En este largo final nos cayó un poco de plantón, ya que pillamos a la cordada que nos precedía (Xavi coloca los friends y fisureros del tamaño correcto a la primera y es que la experiencia es un grado, como se dice por ahí) y tuvimos que esperar un poco a que resolvieran tranquilamente el tema. Xavi aseguró el largo muy bien y pasamos finalmente por el agujero y nos hicimos muchas fotos felices, sabiendo que pasado el “orificio” la cumbre estaba servida.
¡Que emoción pisar la cumbre y que felicidad! Un sueño cumplido. Un montón de fotos con la pequeña estatua de
El descenso del Naranjo es cómodo, ya que destrepado (a pelo) el anfiteatro, una serie de seguros rápeles muy bien montados en la cara Sur, nos llevan al suelo donde se emprende el regreso dándole la vuelta de nuevo a este inmenso monolito. Cenamos junto con la otra cordada (los únicos cinco que escalamos
La reseña de la escalada, la tenéis en todoescalada.net (Entrar en Naranjo, cara este).
Una historia guapa en esta vía la tenéis en Un paseo por el Naranjo.
Las fotos:
La primera, naturalmente, es en la cumbre con la Virgen en nuestros brazos. Al fondo, el Cantábrico.¡Que día!
Después en el collado de Pandébanos, cuando vemos por primera vez el Naranjo, a la izquierda. Yo soy el chico del material ¿se nota?. Las gallinas del Refugio de Terenosa nos dificultan el paso. Superado el obstáculo lo demás fue coser y cantar.
Siguen dos fotos del Refugio de Uriello y viene la maravillosa puesta de sol. Queda claro porque se llama Naranjo.
Y fotos de la escalada. Xavi en el segundor, primer y tercer largo. Siguen fotos mías hechas por Xavi. En el largo antes de la travesía, en la travesía y llegando a la reunión que precede al largo díficil.
Foto de la salida de la este a través del famoso agujero, otra ya en el anfitetaro de la cara sur, un largo de flanqueo y después "pa" arriba a pelo.
La siguiente foto ya es en la cresta con Carlos y en la cumbre. Siguen dos fotos rapelando la Sur (se ven muy bien los canalizos).
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