lunes, noviembre 04, 2013

Premios varios (especialmente el Nobel)

Parece ser que a los humanos les priva esto de dar premios y recibirlos. Unos y otros disfrutan a lo grande. Ahí tenemos al Rey de Suecia entregando los premios Nobel concedidos por la Academia Sueca o al Príncipe de Asturias entregando sus premios anuales (¿sabe alguien de donde sale el dinero de estos premios?¿No será de nuestros bolsillos...?). También hay empresarios que aprovechan lo de los premios para hacer Marketing y chupar cámara. Un ejemplo es el Planeta de Literatura, entregado por el presidente de la compañía, José Manuel Lara. Mucho premio y poca literatura.

Podemos empezar por el premio Nobel. Originalmente Alfred Nobel creó el premio que lleva su nombre y que se otorga cada año a personas que efectúan investigaciones, ejecutan descubrimientos sobresalientes y llevan a cabo el mayor beneficio a la humanidad o una contribución notable a la sociedad. Los premios inicialmente eran cuatro: Literatura, Medicina, Física y Química. Este lote ya llevaba incorporada una bomba de relojería: el premio literario.

Pero como no había suficiente con uno, le añadieron dos más: el Premio Nobel de la Paz y el de Economía. Este último fue un añadido realizado en el año 68 y que nunca se ha considerado propiamente un Nobel ya que lo concede el Banco Central de Suecia. Como a Alfred Nobel no le gustaban las matemáticas, la Ciencia por excelencia se quedó sin premio.

Son y serán estos tres premios fuente sistemática de problemas y por lo tanto asistiremos anualmente a estropicios sin fin.

En la Literatura el tema es espectacular. Cada año la lista de escritores con “puntos” abundantes para llevarse el Nobel es barrida (o sea despreciada) por la Academia. Siempre hay un escritor no incluido en la lista que merece el Nobel (al menos este 2013 no han desvariado como en años anteriores). Hay que epatar. Ejemplos de los últimos años han sido los premios a los “conocidos” escritores Jean-Marie Gustave Le Clézio, Herta Müller, Tomas Tranströmer y Mo Yan. La regla se rompe con el premio que se le dio a Vargas Llosa, pero ya sabemos a que gremio pertenece este escritor y por lo tanto no extraña que se lo dieran. Memorable el Nobel otorgado en su día a Camilo José Cela, quien parece ser que tenía un negro que le escribía, ya que esto de escribir es una tarea muy cansada y Don Camilo se dedicaba a comer bien entre otras cosas. Y sin olvidar la denuncia por plagio que acabó en los tribunales. Al negro se le acabaron las ideas y había que seguir vendiendo.

Naturalmente, a los cinco minutos de concederse el Nobel de Literatura, ante el asombro general aparece siempre el “Gran Lector”, el que se lo lee todo y nos deja con un palmo de narices. También hay que epatar. Recomiendo tener un libro de cada escritor en la biblioteca, por raro y minoritario que sea, para así jugar a este juego de lucimientos.

Sobre el Nobel de la Paz mejor correr un tupido velo. Premiados fueron dos sanguinarios como Kissinger, Beguín y Rabin, y aún me pregunto que hicieron para merecerlo (ver lo que dice el escritor Juan Marsé sobre Kissinger en la entrevista publicada este domingo). Pero al igual que los jugadores de domino, que se doblan, la Academia repitió hazaña concediendo el Nobel a Obama, quien no ha parado de disparar desde que asumió la Presidencia. Bueno, deben ser las suyas guerras para lograr la paz.

Y finalmente llegamos al de Economía, premio fuertemente contestado y criticado por favorecer habitualmente a los economistas más «ortodoxos» evitando las corrientes «heterodoxas» y a los estadounidenses sobre otras nacionalidades. Estas críticas consideran que el historial de concesiones está sesgado hacia la economía neoclásica, especialmente la Escuela de Chicago (10 premios), y que el 80% de los premiados son estadounidenses (65%) o británicos (15%). Además, la mayoría de los ganadores del Premio han sido hombres, y sólo hasta 2009 una mujer, Elinor Ostrom, consiguió el premio por primera vez.

Y supongo que para evitar críticas de este tipo este año han rizado el rizo, dando el premio a tres economistas, dos de los cuales sostienen teorías dispares, lo cual supone de entrada que uno de los dos premiados está equivocado (y a lo mejor los dos), pero dada la ausencia de carácter científico del discurso económico ya todo es posible. Naturalmente el pensamiento neoliberal se lleva su premio (el gremio es el gremio) y precisamente se lo dan a Eugene Fama, defensor de la Hipótesis de los Mercados Eficientes y cuyas teorías a la vista de lo ocurrido en la crisis actual han puesto en evidencia que son más bien fruto del deseo. Ya se sabe que los economistas están para hacer teorías que satisfagan ideologías. Pagan bien. El tiempo luego las invalida, pero tanto da. Ya han cobrado y encima hasta puede caer un Nobel.

En el caso de Eugene Fama incluso ni se inmuta y es que cuando se está en posesión de la verdad, la teoría siempre es correcta y es la realidad la que se equivoca. Fama afirma sin pestañear lo más mínimo que la crisis ha mostrado lo acertado de sus teorías. Y a recoger el premio.

Dicen sus teorías que los mercados son eficientes y que siempre fijan correctamente los valores de los activos. Shiller (y otros muchos más), otro de los premios Nobel de este año, se burla de esto. Veamos lo que nos dice sobre el tema: “…descubrí que había ciertas lagunas en la teoría del mercado eficiente, que representaba la ortodoxia de las finanzas, cosas que sencillamente no tenían sentido. Los economistas que presentaron esa teoría sostenían que en los mercados, todo el mundo hacía cálculos, cálculos sobre el valor actual. 

Eso es un disparate, porque sabemos que el 90% de la población ni siquiera sabe lo que significa eso: no hace ningún cálculo. Entonces los defensores de la teoría dijeron: bueno, en realidad no es que todo el mundo haga todos los cálculos, sino que el mercado se comporta de forma eficiente porque la gente se deja asesorar por los expertos y los gestores de inversiones. Evidentemente, eso también es falso. Puede que haya algunas personas que lo hagan. Pero no todo el mundo, ni siquiera la mayoría de la gente. Se convierte en algo ritualista; tenemos un determinado modelo en el que se cree porque otras personas creen en él, y así sucesivamente”.

Hay burbujas continuamente, nos dice Shiller. Vimos una burbuja en los precios de las acciones de las empresas PuntoCom, que acabó con su correspondiente explosión llevándose por delante a miles de inversores. De esta burbuja pasamos a la inmobiliaria cuya explosión tuvo y tiene aún consecuencias planetarias.
Vimos como un grupo de Bancos manipulaba el Libor (equivalente al Euribor en el mercado de la libra esterlina) alterando la fijación de su precio, lo que ha supuesto fuertes multas y la dimisión del presidente del gran banco holandés Rabobank.

Y justo estamos saliendo de este mangoneo y vemos como otro grupo de bancos está alterando el mercado de divisas. Casualidad o no el euro se ha desvalorizado mucho estos días finalizando un proceso alcista bárbaro. ¿Lo estaban creando los especuladores de estos bancos?

Mercados eficientes = ¡Premio Nobel!

Lo que más me sorprende es el peloteo que han dirigido todos los economistas a los ganadores a efectos de enjabonar a los colegas (no hay que hundir el negocio) y echarle un tupido velo. Lo cierto es que dar el Nobel a dos teorías opuestas es infumable y la Academia, que tiene justificación para todas sus decisiones (lástima que no la tenga para el Nobel concedido a Scholes y Merton en 1997, un error brutal ya que la fórmula Black-Scholes es incorrecta), lo razona diciendo que ya no premia teorías (dado lo resbalazido de la Ciencia Económica, que siempre se equivoca) sino el esfuerzo para teorizar y avanzar en el conocimiento de esta Ciencia.

Krugman empieza escribiendo en su blog sobre este Nobel citando la vieja chanza entre economistas de que la Economía es el único campo donde dos economistas pueden ganar el Nobel diciendo exactamente lo contrario, pero al final se suma también al peloteo. Al fin y al cabo están todos en el mismo juego trilero.

Nota: Shiller es el autor del formidable libro, que ya comenté en su día, Animal Spirits.

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