No, hoy no me voy a referir a la interminable opinión de que
la crisis se va a resolver en dos años. Llevamos así desde el 2008 y no se ha
resuelto, ni visos de que se resuelva.
Me refiero a los dos años de cárcel que les han caído a los
que le tiraron a la cara de la presidenta de Navarra (en aquel momento) un
pastel. DOS AÑOS de cárcel por tal tontería, aunque ha sido calificado por el tribunal como
"una acción corporal violenta al ser golpeada hasta tres veces con una
tarta, teniendo en cuenta el hecho de que la víctima es una autoridad pública
en el ejercicio de su cargo, por lo que debe considerarse atentado cualificado”.
A Carlos Fabra (expresidente de la Diputación de Castellón y del PP provincial) por un fraude a la Hacienda Pública de 700.00 euros le han caído cuatro años cuando le pedían trece años (Anticorrupción recurrirá, pero ya adelanto que no servirá de nada), pero además el propio Fabra también ha recurrido (la rebaja no le parece suficiente) y al final serán dos años para que no entre en chirona. Los delitos de cohecho y tráfico de influencias han quedado sin castigo. Aquí ya
solo se pagan las estafas a Hacienda y vemos que salen baratas.
No hace mucho al expresidente de Baleares (del PP, aunque no
haga falta decirlo), Jaume Matas, le cayeron seis años, pero, claro, como tenía
que ir a la cárcel se lo rebajaron a nueve meses (eliminaron los delitos de
malversación y prevaricación) y así se va de rositas y todos contentos.
Un pastelazo (no hay daños físicos), tiene pues el mismo castigo (o superior) que los delitos de corrupción
política. Evidentemente la justicia ya hace tiempo que ha dejado de funcionar
en España. Se han sumado a la corrupción y están al servicio de la Política.
¿Un poder independiente? Ja.
No tiene desperdicio leerse la sentencia (¡pedían cinco años!)
¿Un poder independiente? Ja.
No tiene desperdicio leerse la sentencia (¡pedían cinco años!)
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